19. La cuenta atrás comienza

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Tras una larga búsqueda por el albergue y sus alrededores, por fin encontró a Lima detrás del edificio mirando a las estrellas. O al menos, eso pretendía ya que el cielo estaba lleno de nubarrones que amenazaban con una tormenta en cualquier momento.

-Lima... -la llamó al acercarse-, ojazos azules...

-¿Qué he hecho mal? -preguntó con la mirada fija en el cielo-. Dime qué he hecho mal porque no lo sé, parece que el mundo se ha vuelto contra mí.

Se giró para mirarlo y Liam descubrió una profunda tristeza en sus ojos.

-Será mejor que no te acerques, no te quiero molestar más.

-No digas eso, me encanta estar contigo -dijo y la abrazó.

-He oído a una mujer que decía que hoy ha sido la única noche en décadas en la que no se ven las luces. Justo cuando yo estoy aquí.

Liam la miró a los ojos profundamente.

-Escúchame, estás pasando una mala temporada, nada más. Y aunque nuestro día no haya salido como queríamos no es tu culpa, además, es solo un día.

-Pero es nuestro primer aniversario -le interrumpió.

-Es solo un día -repitió-. Ya sé que es importante, pero ya habrá otros días más importantes, pero, lo que cuenta son los días que estamos juntos, aun siendo buenos o aun siendo malos.

-¿Cómo puedes ser un novio tan bueno y yo una novia tan desastrosa?

-Así equilibramos la balanza -dijo Liam sonriendo y vio que Lima también sonreía-. Te quiero ojazos azules.

-Te quiero -contestó ella.

Al hacerlo deslizó las manos por el cuello del chico y lo besó.

Unas motas de nieve adornaron el momento.

-Quiero que me prometas un cosa -dijo Liam al separarse.

-Lo que sea -contestó ella.

-Te voy a decir una cosa y quiero que tú te remangues el brazo izquierdo. Prométeme que si algo cambia, me escucharás y no te enfadarás conmigo.

Lima lo miró extrañada pero se lo prometió.

-Lo prometo.

Él se aclaró la garganta y dijo:

Una muerte los une

La edad los separa

Los Hijos de Los Mayores

O Los Antiguos los llamaban

El reflejo azul los une

La marca los separa

Los Hijos de Los Mayores

O Los Antiguos los llamaban

Hijo, hombre de Los Bosques

Llevará La Marca en el derecho

Salvaje y de músculos fuertes

Moreno de piel y de cabello

Hija, mujer de Las Montañas

Llevará La Marca en el izquierdo

Delicada y sin entrañas

Clara de piel y de cabello

Juntos en el Bosque se adentrarán

Y llegarán al Templo

Lo que empezaron terminarán

Ya que apremia el tiempo

Dos Tronos para Dos Hijos

Para sentarse deben sacrificar

Lo más importante para Ellos.

En el rostro de Lima apareció una mueca de enfado.

-No será esa profecía ¿verdad? Por favor, dime que no crees en eso, por favor.

Liam no la escuchó. Estaba mirando atentamente al brazo remangado de la chica. No sabía que iba a ocurrir y... no ocurrió nada.

-¡Liam! -exclamó para llamar su atención-. Dime que no acabas de recitarme la profecía.

El chico se quedó desconcertado; a la vez aliviado y desilusionado. Sacudió la cabeza para despejarse.

-Bueno, solo quería asegurarme de que era mentira, nada más. Lo siento.

Lima suspiró para contener su rabia.

-Está bien, ya que no ha pasado nada vamos a olvidarlo y hacer como si nada ¿vale?

Liam se asombró ante la serenidad con la que hablaba.

-Sí, será mejor. ¿Vamos dentro?

Lima dio un paso hacia delante y se paró bruscamente.

-¿Lima?

-Yo... -dijo y parpadeó un par de veces para asimilar lo que sentía-. Yo, lo veo todo, es una sensación extraña, ¿la sientes?

-Vale, ya te he dicho que lo siento, no tienes por qué fingir. Ahora vamos que hace frío.

-No finjo -se volvió hacia él y puso una cara de compasión-. Tú, estás lleno de Luz, pero, hay una profunda Oscuridad en tu interior.

-Lima por favor, lo siento. ¿Qué quieres que haga para que dejes de estar enfadada?

-Perdónale -contestó ella sin pensarlo dos veces.

-¿Qué? -la agarró del brazo y sintió una agradable sensación de calidez-. En serio, ahora empiezo a preocuparme. Por favor, para.

-Perdona a tu hermano, lo hizo para protegerte.

-¡¿Qué?! ¿Cómo sabes tú eso? -la soltó del brazo y se alejó un poco de ella-. No, no puede ser...

-Sé que resulta muy difícil perdonar a alguien por abandonarte, pero lo hizo por tu bien.

-¡Me abandonó en mitad de la calle! ¡Con solo cinco años! -gritó Liam-. ¡Pude haber muerto!

-¿Qué oportunidades tenía? Sin padres a los que acudir, sin amigos ni familiares y con solo doce años. Además, no te abandonó en mitad de la calle, fue en la entrada de una casa, que más tarde se convirtió también en la tuya. Mírate ahora, tienes una familia que te quiere y que te cuida, aun siendo de otros padres.

Unas lágrimas resbalaron por la mejilla del chico.

-Yo... lo siento -dijo y bajó la cabeza.

-Ahora no es momento de arrepentimientos, debo reunirme con el Hijo y tomar mi lugar en el templo. ¿Me ayudarás?

-Por supuesto.

Los Hijos de los AntiguosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora