3. Vidas muy diferentes

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Nabu se despertó sobresaltado. Había oído un grito.

-¡Nabu! ¡Baja rápido, hay un Yamchu en el río! -gritó Uniba asustada.

-¿En el río? ¡Es la primera vez que un Yamchu se ha acercado tanto al pueblo! ¡Ya bajo!

-Nabu -lo detuvo-, no quiero que acabes como tu padre, no quiero que te pase nada malo. Prométemelo.

-Tranquila, amin, te lo prometo.

Cogió su rhuska y bajó por una de las lianas.

Cuando llegó al río se encontró con un espectáculo lamentable: para empezar, no había uno sino dos Yamchus y todos los guerreros estaban heridos. Había sangre humana en el cuerpo de la pantera más grande mezclada con la sangre verde del animal. El Yamchu pequeño estaba luchando con un par de guerreros.

Sin pensárselo dos veces entró en combate. Relevó a uno de los guerreros que estaban luchando con la pantera más pequeña mientras el otro se curaba las heridas.

Utilizando el rhuska arrancó la oreja izquierda del animal. El último, aún más furioso le propinó un zarpazo que esquivó no sin dificultad. El otro guerrero aprovechó pasa hacerle una herida en el hocico que lo dejó desorientado. Finalmente, mientras el otro guerrero se hacía cargo de las patas del animal, Nabu hundió la hoja de su rhuska en el corazón del Yamchu.

Aún no había terminado, tenían que acabar con el Yamchu restante. Así que con la ayuda de otros cuatro guerreros atacaron la pantera gigante.

Nabu saltó encima de él haciendo un mortal para aterrizar limpiamente sobre su lomo. Allí arriba utilizaba su rhuska para inmovilizar al animal hundiéndolo en su columna. Tras tres ataques fallidos cayó al suelo, justo a los pies de la pantera azul. Rodó esquivando un zarpazo y se hizo una herida superficial en el brazo derecho.

Mientras, los cuatro guerreros rodearon al animal y tras combinados ataques perdió la movilidad de la pata derecha. Desafortunadamente para el tercer guerrero, el Yamchu clavó uno de sus afilados colmillos en su brazo y quedó paralizado por el dolor llevándolo a la muerte.

Nabu recibió otro zarpazo en el muslo y cayó al suelo. Viendo que el segundo guerrero estaba herido de muerte, intentó inmovilizar al animal por segunda vez. Con su pierna izquierda temblando saltó encima del lomo del Yamchu para acabar lo que había empezado. Pero, justo en ese momento, la pantera salió corriendo con Nabu encima de ella.

Lima despertó en los brazos de Liam y bostezó. Salió de la cama y recostó al chico que había estado velando por ella toda la noche y estaba dormido.

Bajó las escaleras y entró en el salón donde Delin estaba leyendo el periódico.

-Buenos días -la saludó-. ¿Qué tal has dormido?

-Lo mejor que se puede dormir cuando una ve morir a su amiga.

-Lo siento -se disculpó-. Me gustaría haberte ayudado pero ya sabes que no puedo con la sangre.

-No, no es eso -Lima sacudió la cabeza-. Lo siento, hoy no tengo un buen día. ¿Dónde están Jalen y Helem?

-Los dos están en el instituto, por fortuna para Jalen y por desgracia para Helem.

Lima sonrió. Eran tan parecidos físicamente y tan diferentes mentalmente.

-¿No tienes clase? -preguntó Delin-. Yo me he cogido el día libre en el trabajo.

-Ni me acordaba. Espera... hoy tengo pintura con acuarelas y escultura. Luego, creo que mantenimiento y reparación de cristaleras.

-A eso no se le puede llamar clase. En la Escuela de Arte siempre os divertís -se quejó el hermano.

-Menos cuando tenemos examen de estilo, ahí lo pasamos fatal.

Lima se sentó al lado de su hermano en el sofá.

-Bueno, cuéntame, ¿cuánto lleváis Liam y tú?

-No se lo digas a nadie, pero el sábado hacemos un año.

-Y lo dices como si nada. ¡Un año! Nos lo has estado ocultando un año entero. ¿Y Liam estaba de acuerdo? -dijo Delin.

-Él fue quién lo decidió -dijo Lima-. Siempre me ha protegido y cuidado, se preocupa mucho por mí.

-Muy especial tiene que ser para que sigas estando con él. Si a ti te hace feliz, entonces yo también soy feliz.

Liam se despertó y al principio no sabía dónde estaba. Se incorporó desorientado, y al hacerlo, reconoció la habitación morada de Lima y se acordó de lo ocurrido. Aún medio adormilado, bajó las escaleras y entró al salón, buscándola.

-...es muy cariñoso... -oyó una voz femenina.

-¿Lima? -preguntó.

La chica al escuchar su nombre se puso de pie y corrió a abrazarlo. A Liam se le iluminaron los ojos.

-Bueno días, no te habré despertado ¿verdad? -le dijo.

-Bueno días ojazos azu... -se calló cuando descubrió que Delin también estaba allí-. Hey, hola.

-Hola. Así que ojazos azules ¿eh? -lo saludó Delin desde el sofá-. Bonito apodo y muy adecuado además.

Liam y Lima enrojecieron hasta las puntas de las orejas y Delin se echó a reír.

-Bueno, será mejor que os deje solos. Hay café y tortitas por si queréis desayunar, nos vemos en la comida.

Diciendo aquello se puso las botas y el abrigo y salió por la puerta.

Los dos se sentaron en el sofá.

-¿Has estado toda la noche velando por mí? Gracias -le agradeció Lima.

-No quería que estuvieses triste -sonrió-. He estado pensando, como hoy es viernes y el mañana nuestro aniversario, podríamos ir a pasar el fin de semana al Bosque Helado, si tú quieres.

-Me encantaría -ella también sonrió-. Por mí iríamos ahora mismo, pero son las nueve y media y tengo clase.

Lo último que dijo sobresaltó a Liam y empezó a ponerse las botas y el abrigo para salir.

-¡Las nueve y media! ¡Llego tarde a clase! -dijo mientras se calzaba.

Lima le abrió la puerta y se despidieron con un rápido beso.

-¡Lo siento pero la universidad no espera! -dijo bajando a zancadas- ¡Te quiero!

Era la primera vez que lo decía, y Lima lo oía, junto con los vecinos que habían asomado la cabeza a ver el alboroto que había.

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Los Hijos de los AntiguosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora