22. Todo comienza

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Se prepararon pues, para salir en plena noche. El Hijo y Ushin se pusieron la gran capa de piel de Yamchu y cogieron sus armas; Liam y la Hija se calzaron las botas y los abrigos de nieve.

Minutos después se encontraron todos en la entrada, ya que era el único lugar en el que quedaban las luces encendidas. Aun así, la gran lámpara de telaraña estaba apagada, y solo los candelabros alumbraban la estancia.

-¿Por qué tenemos que salir en plena noche? -se quejó Liam bostezando-. Los humanos normales tenemos que dormir, además se ve mejor de día.

Ushin asintió con la cabeza mientras Liam reprimía otro bostezo.

-Porque puede que no vivamos para ver el amanecer -contestó el Hijo-. Cuando los dos Hijos aparecen, el mal intenta destruirnos con todo lo que tiene. No podemos perder el tiempo; abrid bien los ojos y no confiéis en nadie salvo en los que estamos aquí.

>>Puede que nos encontremos con animales salvajes que nos quieran atacar, e incluso la naturaleza nos puede jugar una mala pasada, vigilad a los árboles y sus raíces.

>>Eso sin contar con las rocas y los barrancos que se esconden con la nieve.

-Una cosa -dijo Ushin-, mi Yamchu puede llevar a dos personas o incluso a tres, pero no a cuatro. Sigue en el bosque, porque al venir aquí no le dejaron entrar y se quedó allí.

-Tu ¿qué? -preguntó Liam extrañado.

-Mi Yamchu, una preciosa pantera llamada Shira. La conocerás en seguida.

-Los Hijos iremos a pie, tú y Liam podéis viajar en Shira -decidió la Hija-. ¿Está todo preparado? ¡Pues vamos!

Salieron y se adentraron en el bosque llamando a la Yamchu.

-¡Shira!

-¡Ven aquí chica!

Tras un par de llamadas más, apareció con un salto de entre los árboles congelados. Liam y Ushin se subieron encima de su lomo.

-Ahora, a buscar cuevas -dijo Liam-. Algunas estarán cubiertas de nieve, así que fijaros lo máximo posible en todos los detalles.

-Una última cosa -dijo Ushin-, Shira puede ver en la oscuridad pero nosotros no, ¿cómo lo haremos?

Acto seguido los Hijos se iluminaron como los candelabros que colgaban de las paredes.

-Así buscaremos nosotros, pero, será mejor que cada uno tenga su propia Luz -dijo la Hija-. Vamos Liam, cógeme de la mano; Ushin, haz lo mismo con el Hijo.

La Hija inspiró profundamente y su mano se iluminó. Lo mismo ocurrió con el Hijo.

-Ahora, vosotros lleváis la Luz de Los Antiguos en la mano. Que os guíe y os ayude en vuestra misión.

De repente, las manos de los jóvenes se iluminaron y pudieron ver lo que tenían delante.

-¡Es como una linterna! -exclamó Liam asombrado.

-Parece como si lleváramos el sol en las manos -dijo alucinada Ushin.

-Ahora podremos comenzar a buscar. Observad atentamente cualquier rincón o montón de nieve.

>>Lo más importante -continuó el Hijo-, es que no nos separemos ni nos adentremos en ningún lugar sin avisar, pues el Mal habita donde no lo esperas, y ataca por la espalda sin avisar.

Los demás asintieron con la cabeza y comenzaron a buscar poco a poco utilizando sus manos, ojos y sus cuerpos.

Mientras, la nieve caía tranquilamente, aguardando el momento en el que los viajeros se distrajeran para echar sobre ellos la carga que tanto pesaba. 

Los Hijos de los AntiguosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora