20. Los Hijos

1 0 3
                                    


-¿Este es el poder de Los Antiguos? -preguntó Nabu maravillado-. Así es, lo era y lo será.

-Em... ¿Nabu? -preguntó Ushin un poco asustada al ver que su hermano comenzaba a comportase de una manera extraña-. ¿Hermanito?

El chico sonrió con dulzura, y negó con la cabeza.

-Ya no soy Nabu, ya no soy tu hermano. Ahora soy el Hijo, descendiente de Los Antiguos, portador de la Luz, gobernador del cielo y de la tierra.

-Pero, si siempre has sido el Hijo ¿por qué has empezado justo ahora a comportarte así? No lo entiendo.

-El poder de cada Hijo despertará cuando el otro haya despertado. Eso es lo que dicen Los Antiguos y lo que ha ocurrido; pronto nos reuniremos con la Hija y comenzaremos el viaje hacia nuestro destino.

Ushin intentó asimilarlo lo mejor que pudo.

-Entonces ¿tengo que hacer algo? ¿Cómo puedo ser de ayuda?

El Hijo quedó un tanto asombrado ante la pregunta de la chica, pero sonrió con más ganas.

-Eres una muy buena persona. Hace siglos que nadie se había ofrecido a ayudarnos. Puedes acompañarme y ayudarme a que la profecía se cumpla lo antes posible.

-Pues eso haré.

Se quedaron quietos esperando a los demás, todavía sentados en las sillas del comedor.

No mucho tiempo después aparecieron la Hija (Lima ya no existía) y Liam.

Los Hijos se saludaron con una reverencia.

-Saludos, Hijo.

-Saludos, Hija.

-Es un placer volver a encontrarnos después de tanto tiempo -dijo la Hija-. Me alegro de que por fin podamos completar la profecía.

-La alegría es mía, pues ya llevo mucho tiempo queriendo regresar al templo.

Liam y Ushin se quedaron perplejos.

-Si son hermanos ¿por qué se hablan así? -le susurró Liam a Ushin.

-Se tienen muchísimo respeto. Creo que nosotros también tenemos que hablar así -contestó susurrando.

-Y, ¿cómo saben dónde está el Templo? No tienen mapas ni algo que les guíe.

-No sé si os habéis dado cuenta, pero podemos percibir lo que decís -dijo el Hijo-. No se nos puede esconder nada.

Ushin y Liam enrojecieron.

-Y, respecto a vuestras preguntas -dijo la Hija-, no tenéis por qué hablarnos así, hablad como os guste, siempre que nos respetéis y os respetéis entre vosotros dos.

>>Ahora, si nos disculpáis por unos minutos, vamos a decidir cómo llegar al Templo. Esperadnos aquí.

Al decirlo, salió del comedor seguida del Hijo y se quedaron los dos asombrados y desconcertados jóvenes.

-¿Qué les ocurre? Parece como si estuvieran poseídos u otro espíritu se hubiese metido dentro de sus cuerpos -dijo Liam sentándose en la silla.

-Y así es. Aunque por fuera parezcan los de siempre, por dentro no existen. Los Hijos han ocupado sus mentes y tomado el control de sus cuerpos.

-¿Qué? ¿Eso significa que no volverán a ser los que eran antes? ¿Pasarán toda su vida siendo los Hijos? -preguntó Liam asustado. No quería que su amada Lima se convirtiese en la Hija para toda su vida.

-La verdad es que no lo sé. Espero que al cumplirse la profecía los espíritus de los Hijos cojan su lugar y que podamos volver a nuestras vidas.

-La profecía dice que para sentarse en el trono deberán sacrificar lo más importante para ellos, y eso me preocupa. No quiero que le pase nada malo a Lima.

Ushin también se sentó en una de las sillas que rodeaban la mesa.

-Pero, lo que no entiendo es ¿por qué ahora? La llegada de los Hijos significa que El Bien ha de restaurarse, pero ¿qué hemos hecho para que eso suceda? ¿Qué hemos hecho mal?

Los ojos de Ushin se llenaron de lágrimas.

-¿Por qué ellos? ¿Por qué se los quieren llevar? No quiero quedarme sin hermano, por qué...

Liam la cogió de la mano para consolarla y le sonrió dulcemente.

-No te agobies tanto, yo también estoy preocupado, pero ya verás que todo se acabará pronto y volveremos a casa como hemos venido, ¿vale?

-Vale.

En ese instante Liam no sabía lo equivocado que estaba.

Mientras, los Hijos conversaban en el pasillo.

-Puedo sentir su dolor -dijo la Hija-. No habrá palabra que los consuele al terminar la profecía.

-No sé por qué Los Antiguos eligieron a estos jóvenes, las demás veces suelen ser personas sin familia, sin vida, sin amor. Esta vez incluso me entristece tener que hacerlo.

-Lo sé, mis sentimientos son los mismos, pero no podemos dejar que se desequilibre el mundo. Por el bien de todos, tenemos que completarla.

La Hija asintió con la cabeza.

-Tengo un presentimiento, de que la profecía no se va a cumplir como antaño.

-¿Dices que El Mal regresará y ocupará nuestro lugar?

-Por supuesto que no. Es algo... diferente, especial.

-Sea lo que sea, no puede esperar. ¿Dónde se sitúa esta vez el Templo? -preguntó el Hijo.

De repente, el cuerpo de la Hija se iluminó y sus cabellos flotaron en el aire.

-Hace mucho tiempo que no hablamos Hijo -dijo una voz femenina que no era la de Lima-. La Hija me ha invocado y a través de su cuerpo me comunico contigo.

El Hijo le hizo una reverencia.

-¡Oh Antigua! ¡Ruego que me escuches! ¿Dónde se encuentra el Templo esta vez? -preguntó.

-Seguid el frío y las ramas; en la Oscuridad encontrarás la Luz.

El cuerpo volvió a la normalidad y la Hija volvió a apoderarse del cuerpo.

-¿Dónde se encuentra? -preguntó.

-Seguid el frío y las ramas, en la Oscuridad encontrarás la Luz -repitió.

-El frío se encuentra en todas partes de esta región, incluso en el corazón de algunas personas. Las ramas están en la naturaleza, en los árboles que se agrupan en bosques.

-Hay mucha oscuridad en el mundo -continuó el Hijo-, pero no acierto a entender lo que significa.

>>Deduzco que la Luz es el Templo, lo que queremos encontrar. Desgraciadamente, no comprendo qué quiere decir con Oscuridad.

-Puede que los humanos que nos acompañan sepan qué significa, o dónde se podría encontrar la oscuridad en esta región.

ss=MsoNȴ4q

Los Hijos de los AntiguosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora