Cuando Nabu y Ushin entraron al albergue no se lo podían creer: Ushin correteaba de aquí para allá como una niña de cinco años y Nabu observaba todo y a todos con desconfianza.
La mujer que los había rescatado mantuvo una rápida conversación con la recepcionista y se acercó a ellos.
-Os dejarán una habitación para dos, desgraciadamente, no les quedan habitaciones con dos camas, así que tendréis que dormir juntos o alguno tendrá que dormir en el sofá de la habitación. Me habéis dicho que sois hermanos ¿no?
Los dos asintieron con la cabeza.
-Os llevaré a la habitación para que os aseéis y bajad cuanto antes para cenar, ¿de acuerdo?
Los dos asintieron otra vez.
-Seguidme.
La siguieron por las escaleras de la izquierda y entraron en el pasillo este y se pararon en frente de una puerta.
La mujer sacó la llave y la abrió.
-Ya sé que no sois se aquí, pero intentad no romper nada. Si necesitáis algo bajad y hablad con la recepcionista -al notar que le ponían mala cara intentó explicarlo de otra manera-. Si tenéis problemas, bajad abajo por la gran escalera de madera y hablad con la mujer de la mesa negra y grande.
Al decirlo exageró las palabras e hizo gestos con las manos.
Nabu la miró con seriedad.
-Vale que seamos salvajes, pero no somos idiotas. Podrías haber dicho que hablásemos con la mujer de la entrada.
-¡Nabu! -dijo Ushin-. Aquí la gente no es tan directa, debemos comportarnos como ellos. Lo siento...
La mujer enrojeció hasta las orejas y se despidió con un débil "adiós".
Los hermanos se sentaron en la cama, encima de la colcha color cielo. Más adelante había un sillón del mismo color y las grandes ventanas estaban tapadas con cortinas blancas.
Ushin estaba maravillada.
-¿Qué lugar es este? ¿Esta es la habitación? Porque no veo ningún humtre para dormir.
-Creo que estás encima del humtre que utilizan para dormir. Pero céntrate, tenemos que encontrarla. La mujer nos ha dicho que bajemos a cenar después de "asarnos" o algo así. ¿Sabes lo que significa?
-Supongo que es algo como dejar el arco, las flechas y el rhuska en la habitación. Eso es lo que hacemos siempre al llegar a casa.
-Entonces dejemos también las capas y las ropas de ihrum, aquí no las necesitamos.
Lo dejaron todo encima de la cama.
Un rato después y tras las indicaciones de "la mujer de la mesa negra y grande", entraron en el salón.
-¿Esa es la comida? -preguntó Nabu-. ¿Qué clase de animal es?
-No lo sé. ¡Mira! -exclamó señalando a la ensalada-. ¡Aquí también hay plantas y frutos que se pueden comer!
-Vamos, pero, ¿aquí no utilizan cubiertos? Bueno, no será la primera vez que coma con las manos.
Ushin lo detuvo justo a tiempo: iba a meter la mano en la bandeja de la ensalada.
-¡Quieto! Será mejor que primero preguntemos.
Ushin se acercó a un limpiador que barría el suelo.
-Hola -le saludó-. ¿Cómo se come aquí?
-¿Disculpe?
-Somos de Los Lâbamos y no sabemos las costumbres de aquí. ¿Cómo se come?
El hombre dudó unos instantes antes de sonreírle cordialmente.
-Vaya, es la primera vez que veo a una persona de Los Bosques. Pues, coge un plato...
-¡Ven Nabu!
El chico se acercó y empezaron a escuchar atentamente lo que decía el limpiador, para después imitarlo con sumo cuidado.
-Tenéis que comer con la boca cerrada, con educación -les dijo al enseñarles los cubiertos.
Nabu le puso mala cara.
-No sé lo que es "educación", pero nosotros también comemos con la boca cerrada, no somos animales.
Ushin asintió y el hombre sonrió.
-Así será mucho más fácil, lo pillaréis en seguida.
Más tarde, cuando ya habían aprendido a comer, Ushin se dispuso a servirse la ensalada.
Estaba tan concentrada en el plato que no se dio cuenta de que había otra persona a su lado y se chocaron. Con el golpe los cubiertos que llevaba se le cayeron de las manos.
La chica rubia con la que se había chocado se apresuró a recogerlos.
-Ay, lo siento -dijo recogiéndolos-. Qué torpe soy.
Ushin iba a contestarle pero al mirar su rostro se quedó petrificada y se le cayeron de nuevo.
-Vaya, parece que la torpeza se contagia -dijo recogiéndolos otra vez del suelo.
Una voz en su cabeza le obligó a moverse y hablar.
-Sí, em... -tartamudeó Ushin-, lo siento.
Se sirvió la ensalada y volvió rápidamente con Nabu.
-Es ella -le dijo.
-¿Qué?
-Ella es la Hija.
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Los Hijos de los Antiguos
FantasyLima y Liam dos jóvenes de Las Montañas, junto con Ushin y Nabu de Los Lâbamos deberán adentrarse en una misión muy peligrosa, dónde descubrirán su verdadero ser y su destino. Entre ellos también tendrán dificultades, pero su mayor prueba o decisión...