-Te ha gustado, eh- comentó gracioso el joven viendo que en apenas un par de minutos ya me había terminado el postre.
-Has ido a lo fácil. Era evidente que me iba a gustar- respondí obvia mientras dejaba la copa encima de la mesa que se localizaba a unos centímetros del sofá en donde nos encontrábamos.
-Claro, ahora menosprecia mi trabajo-contestó con un falso tono ofendido. A continuación, puse los ojos en blanco y volví la mirada hacia el lado contrario en donde se hallaba la caja con Frederick en su interior.
- ¡Oye, no me pongas los ojos en blanco! -dijo de nuevo ofendido a la vez que sin si quiera imaginármelo, se abalanzaba junto a mí y empezaba a hacerme cosquillas sin parar provocando que mi sistema estuviera falto de oxígeno
- ¡Para ya por favor! -rogué cuando pude coger el aire necesario para formular esa simple oración
-Ni se te ocurra poner de nuevo los ojos en blanco, es de mala educación. ¿Entendido? -contestó riéndose con todas sus fuerzas mientras las cosquillas se hacían cada vez más constantes e intensas provocando que mi cuerpo grabara en su interior el danzar delicado, aunque firme de sus dedos sobre mi piel
-No es de mala educación Peter ¡Levanta por favor! -volví a suplicar mientras intentaba levantar su fornido cuerpo de encima mío, aunque resultaba prácticamente misión imposible
-¡¿Entendido?!-siguió riendo con todas sus fuerzas mientras me seguía haciendo cosquillas sin parar provocándome un dolor intenso en el estómago
-¡Vale! ¡Entendido! ¡Pero para ya por favor! -contesté rendida. Acto seguido, sorprendentemente, Peter me hizo caso y se apartó de nuevo a su lado del sillón mientras se colocaba correctamente el cabello.
-Vale, y ahora que ya hemos terminado de alimentarnos, ¿quieres jugar? -preguntó sencillamente
-¿Jugar?-cuestioné extrañada a la vez que me incorporaba un poco, ya que pensé que se trataba de una broma -Peter, ¡¿no crees que somos un poco mayores para estar jugando a jueguecitos estúpidos?!-continué, siendo yo esta vez, la que se reía sin parar
-Oye, perdona. No menosprecies mi idea-declaró tajante y serio- y, además, nunca se es lo suficientemente mayor para jugar y sacar a tu niña interior, Carol -añadió fascinado con su idea y con una sonrisa que recientemente, aparecía en su rostro
-Vale, de acuerdo. ¿Y qué juego tienes en mente señorito filósofo? -pregunté aun riéndome
-El juego de las 10 preguntas-contestó firme
-¡¿Que?!-cuestioné riéndome aún más, aunque parecía aparentemente imposible -Peter, ¿tú estás loco? Es la idea más absurda que he escuchado en mucho tiempo-declaré poniendo fin a la risa que había permanecido latente un par de minutos entre nosotros
-A ver, piénsalo bien Carol-dijo incorporándose del sofá y me miraba intensamente a los ojos- Yo te hago preguntas y tu mí. De este modo, tu podrás saber cosas de mí y yo de ti. Tampoco está tan mal, ¿no crees? Sé un poco más receptiva, mujer-añadió rendido mientras apartaba la mirada hacia el otro lado de la estancia, aunque, por suerte o por desgracia, yo ya había sido eclipsada por su mirada agua marina.
-Bueno, tienes razón, pero tu empiezas- manifesté saliendo de mi conmoción
-Vale. ¿Nombre completo? -preguntó dando comienzo al juego
-Carolina Rodríguez Abellán-respondí sin titubeos
-Así que Carolina...-comentó pensativo a la vez que dirigía la vista a cualquier punto de la sala que no fuese yo - ¿Por qué acortas tu nombre con los magnífico que es? -cuestionó esta vez enviando su intensa mirada directamente hacia mí.

ESTÁS LEYENDO
1.721
Genç KurguUna chica sencilla. Un chico incógnita. Un karaoke que definitivamente entrelaza sus caminos. Pero, ¿qué pasa si esto ocurre? Sumérgete entre las páginas de esta novela llena de romance, misterio y aventuras junto a nuestros protagonistas ¿Estás pre...