Sábado. Han pasado tres días desde la última vez que hablé con Adam aquella noche cuando inesperadamente, apareció en el apartamento de Miranda. Durante estos días, me he mantenido totalmente volcada en mis estudios de la Universidad, en un par de jóvenes quienes me contrataron para reforzar su español y en cuidar a Frederick, ya que al parecer habíamos entablado una amistad chica-iguana bastante buena, y a mí no me ocasionaba mucho problema encontrar tiempo para mantenerle vivo hasta el regreso de Peter a la ciudad.
Hoy era uno de esos días perfectos para investigar más a fondo todos los recovecos que escondía la ciudad hasta perderse entre infinidad de callejuelas cinceladas por el encanto de Londres, travesía la cual me era imposible realizar a causa del trabajo encargado por el Sr.Sparks el mismo día del incidente en el callejón porque aunque gran parte del mismo lo pude completar, aun me faltaba una parte para finalizarlo. Por ello, mi mañana y parte de la tarde, estuvo basada en un cúmulo de horas enfrente del ordenador hasta llegar a acabarlo. Una vez lo hube hecho, ya estaba por anochecer, y mi cuerpo solo me pedía descanso. De ese modo, sin pensarlo dos veces, me desplomé en el sofá del salón y empecé a buscar vagamente entre la inmensidad de canales de televisión hasta encontrar algo de mi agrado, pero esta acción fue interrumpida por el sonido del timbre de la puerta y un estruendoso rugido por parte de mi estómago anunciándome la escasez de alimento en él. Sin saber muy bien quién se encontraba al otro lado de la puerta, me levanté del lugar donde me hallaba, y me dirigí con pasó dudoso hasta la puerta. Una vez allí, miré por la mirilla de la manera más cautelosa que pude, pero no alcancé a ver a nadie ya que el pasillo se encontraba sumido en una terrible oscuridad. Acto seguido, abrí sutilmente la puerta dejando al descubierto la mayor parte de mi cara pero seguidamente, me quedé aún más desconcertada de lo que ya me encontraba.
-Hola -dijo firme una vez la luz de mi apartamento le iluminó el rostro
-Hola- respondí con un hilo de voz casi imperceptible mientras poco a poco, mi cerebro comenzaba a llevar su transcurso habitual y la frigidez de mi cuerpo iba disminuyendo
-Eh... Solo quería darte las gracias por cuidar a Frederick estos días que no he estado en la ciudad-dijo llevando la mirada hacia la pequeña caja que llevaba entre las manos la cual se hallaba prácticamente sumergida en la penumbra del pasillo en donde intuí, se encontraba la iguana- Si no hubiera sido por ti, yo no sé si Miranda y él se hubieran aguantado tanto tiempo juntos- añadió dejando asomar una leve sonrisa en sus finos labios
-Tranquilo, para mí no ha sido ningún problema. Frederick me ha encantado, creo que hemos forjado cierta confianza - contesté esbozando una sonrisa de oreja a oreja mientras que sin intentar evitarlo, dirigía la mirada hacia la caja que llevaba Peter entre manos
-Aun así, gracias- respondió ensanchando aún más su sonrisa al mismo tiempo que me enviaba una mirada cargada de agradecimiento la cual hizo que me quedara embelesada con esta durante unos instantes hasta que reaccioné y me percaté del silencio incómodo que se cernía sobre nosotros, el cual no quise que se prolongara más
-Eh... pasa si quieres- dije abriendo un poco más la puerta ofreciéndole unas perfectas vistas de mi pijama de franela decorado con pequeños corazones blancos
-No pasa nada Carol, no queremos molestar- contestó rápidamente
-Tranquilo, no lo hacéis. Justo cuando habéis venido estaba buscando algo para ver en la televisión, así que pasad y tomamos algo ¿os parece bien?- pregunté bajo la atenta mirada del muchacho
-De acuerdo- declaró entrando a mi vivienda junto a Frederick -¿Sabes cocinar?- añadió mientras los dos nos desplomábamos sobre el sofá al unísono, coincidencia que a los dos nos hizo gracia
-Bueno, las tortitas es lo poco que sé de cocinar- dije haciendo aparecer una pequeña mueca en mi cara que sin duda fue captada por Peter dado que a continuación, apartó la mirada de mí, dirigiéndola a otro punto de la estancia
-Si quieres puedo cocinar yo en forma de agradecimiento por estos días que has pasado junto a Frederick- respondió mientras volvía sus resplandecientes zafiros color aguamarina de nuevo a mí con un ápice de nerviosismo reflejado en ellos, y se incorporaba levemente del sofá claramente incómodo
-¿Tú sabes cocinar?- cuestioné sorprendida
-Sí. Aprendí con apenas diez años- respondió todavía tenso
-Pues en ese caso, sorpréndeme-contesté sonriéndole de oreja a oreja con el fin de que se relajara, acto que seguidamente, vislumbré en su figura. A continuación, Peter procedió a introducirse en la cocina mientras yo le seguía muy de cerca. Ya que no quería mi ayuda porque decía que era una sorpresa, me dispuse en la puerta de la misma embelesada por los coordinados y firmes movimientos del joven el cual detonaba seguridad, seriedad y tranquilidad a su paso, una mezcla que al parecer solo él podía llevar a cabo mientras su corta melena castaña se alborotaba aún más de lo normal según más se movía por la estancia, elemento que le hacía resaltar su nariz puntiaguda y su marcada mandíbula caracterizada por una fina barba. Pero en ese preciso instante, mirando el reflejo del muchacho, me acordé del robo que se produjo en San Francisco ¿Sería él uno de los atracadores? Y en caso de lo fuera, ¿Qué haría ahí y por qué lo haría? Mi cabeza no paraba de darle vueltas a la situación hasta que Peter me obligó a trasladar los pensamientos de vuelta conmigo al salón ya que estaba finalizando su trabajo en la cocina. Una vez me hube hallado allí, no pude pasar mucho más tiempo divagando entre la infinidad de hipótesis que se agolpaban en mí debido a que minutos más tarde, Peter se hizo presente en la sala con dos copas de helado de vainilla con nata y sirope de chocolate.
-¿Te gusta? Es mi especialidad- dijo sonriente a la vez que dejaba las copas encima de la mesa y se sentaba a un lado mío en el sofá
-Peter, esto es helado con nata y sirope- contesté desconcertada por la simpleza del postre
-Oh no, estás muy equivocada. Esto es más que eso, es un Knickerbocker glory, postre típico de aquí- respondió llevando la mirada a la comida orgulloso de su trabajo
-Mejor vamos a comérnoslo ya, que tengo hambre- propuse graciosa cogiendo rápidamente el helado que me correspondía y acurrucándome a un lado del sofá bajo la atenta mirada del chico
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Knickerbocker glory en multimedia
¡Hola a todo/as!
¿Qué tal os está tratando la vida? Espero que mejor que a mí con la novela porque de verdad que son todo contratiempos y aunque mi semana de vacaciones ha empezado hace prácticamente dos días, sigo sin tener tiempo ni para dormir porque estoy llevando a cabo muchisisimos proyectos a la vez y claro, pasa esto y no soy capaz de abarcar todo, así que como consejito del día, os recomiendo que hagáis las cosas una a una porque si no os pasará como a mí y no podréis hacer todo a la vez. Pero bueno, el caso es que estoy de vuelta intentando sacar aún más tiempo del que intentaba sacar anteriormente y espero estar un poco menos desaparecida.
Por cierto, todavía no os he preguntado porque estoy tan alborotada con esto de subir capítulo que mis dedos van solos sobre las teclas, el caso es: ¿qué tal os ha parecido el capítulo? A mí me ha entrado hambre, no sé a vosotros
Otra cosita de la cual a lo mejor os habéis dado cuenta es de un pequeño retoque en el físico de Peter ya que ahora tiene los ojos color aguamarina. Sí, es que ese color me ha enamorado, lo siento jaja
Ah, una penúltima cosita. ¡HEMOS LLEGADO A LOS 3K AUNQUE ESTUVIERA DESAPARECIDA! Me emocioné y todo cuando lo vi :') Todavía no me creo que seáis tan geniales y que hayamos llegado hasta aquí es tan... Uoo sin palabras, y lo mejor es que todavía queda mucho para que me perdáis de vista jajaja. De cualquier manera, gracias por hacerme tan feliz
Y ya última cosa, que me enrollo más que las persianas, lo siento. La cosa es que le dedico este capítulo a esta personita maravillosa porque quiero y puedo. ¡Te lo mereces Ximee!
Gracias por leer. Voten y dejen sus comentarios.
Sed muy felices.
Kisses
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1.721
Ficção AdolescenteUna chica sencilla. Un chico incógnita. Un karaoke que definitivamente entrelaza sus caminos. Pero, ¿qué pasa si esto ocurre? Sumérgete entre las páginas de esta novela llena de romance, misterio y aventuras junto a nuestros protagonistas ¿Estás pre...