11. Lo épico jamás será Fácil...

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         Momó regreso minutos después que Franco se marchara. El portazo me anuncio su presencia en la casa, y de golpe volví de mi nubes de quejumbrosos pensamientos y posibilidades.

– ¿Se marcho? No me digas que lo expulsaste...

– No Momó, el ya debía irse.

– ¡Estrella! Ese chico esta sacado de una revista. ¿Viste su rostro, sus ojos? ohh Su silueta era mucho mejor, creo que fácilmente estaba por sobre el metro ochenta...¿Donde lo conociste? ¿Porque no me dijiste nada? ¿Estas saliendo con el? ¿Pelearon? Debes darle otra oportunidad...

–¡MOMÓ! – chille, cortado en seco sus maniáticas preguntas. – Basta...– agregue, casi en un susurro. – Tengo hambre, vamos a comer. – Dejo caer todas las bolsas sobre el sofá, señalando que no se movería de su sitio hasta tener respuestas.

– No te dejare comer hasta que respondas...

– Eres una mujer cruel. – señale, dejándome caer en uno de los sofás.

– Soy una mujer preocupada y curiosa. Aliméntame con información y yo te daré comida. Ahora empieza a hablar.

Resople, frustrada.

– El es el heredero, por así decirlo, de la firma de arquitectos donde antiguamente trabajaba. No tengo ningún tipo de relación con el y vino hasta aquí por una estupidez... punto final, ahora vamos a cenar...

– La oportunidad que te esta dando es demasiado buena como para que digas que es una estupidez. – su rostro como pocas veces se puso serio.

– ¿Que hablaste con el Momó? – cuestione, preocupada.

– Logre sonsacarle algo sobre su visita. Y por lo poco que entendí, lo asumo como una buena oportunidad, a demás yo que tu, reviso esa carpeta... – avanzo hacia la cocina, cargando las bolsas – La cantidad de ceros de la cifra final de tu pago seria suficiente para pagar toda tu carrera y algún magister... – la frase quedo colgando en el aire mientras se perdió en el interior.

De un salto, cogí la carpeta negra sobre la mesilla y con rapidez hojee el interior leyendo por encima algunas condiciones, hasta llegar al final donde la suma de ceros me quito la respiración vergonzosamente.

Con esa cantidad hasta lograría estudiar una segunda carrera y no deberle ni un solo peso al estado.

Aquella noche me la pase en vela, pensando en todas las consecuencias de mis acciones. Regresar a esa empresa no solo seria dejar de lado mi promesa de no retorno, existía una preocupación mas real que me hacia titubear.

Franco Evander era el pero mas grande, que incluso ni esa cantidad de dinero podría eliminar. Tenia la maldita certeza de que estar cerca de el seria la prueba mas difícil que tendría que pasar...

La carpeta negra se encontraba sobre la libreta de Ara en mi mueble de noche. Capture ambas, pero comencé a hojear la ultima, buscando que mi hermana me diera la respuesta que yo no era capaz de definir.

Mis dedos bailaron en todas las paginas, hasta que de lleno se detuvo.

"Para que surja lo posible, debes intentar una y otra lo imposible... después de todo, ¿Cuando lo épico ha sido fácil?"

Lo que Aprendí de una Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora