El viaje fue extremadamente pacifico, o quizás era el hecho de no sentir el temor que lleve por un tiempo, pero me sentía increíblemente ligera y calma. Franco se había encargado de planificar nuestra estadía, reservando una suite Penthouse en el hotel Londres, exactamente donde toda nuestra historia comenzó.
–Tenias todo perfectamente planeado... Aunque esta habitación es mas grande a la que tuve cuando vine la primera vez. – Comente mientras recorría nuestra habitación, lujosa, amplia e increíblemente acogedora.
–Esta es exactamente la misma habitación que tuve cuando viaje la ultima vez y te conocí... Quise reservar la #125...
–¿Cómo sabes que estuve en la habitación #125 la ultima vez...? – estaba realmente sorprendida por su nivel de conocimiento y también de su memoria, después de tanto tiempo.
–Oh... Cuando desapareciste y me dejaste con Miranda, te busque. La recepcionista nos vio juntos y me dijo el numero de tu habitación, pero también me comento que habías cancelado la reservación de los días restantes y te habías marchado... Te perdí el rastro.
–¿En serio, me buscaste? ¿Por qué? En ese momento, no había razón...
–Quería verte, quería volver a verte... y fue realmente frustrante no encontrar ninguna forma de saber donde estabas. Solo tenia tu nombre... y nada más. – Con el pecho a punto de estallar, camine hacia el y lo abrace fuerte, rodeando su cintura. –Fui un idiota cuando te encontré... Creo que la probabilidad y lo imposible me dejo tan noqueado que me tomo mas tiempo del normal aceptar lo que estaba sucediendo...
–Todo sucedió de una forma que nadie podría creerlo... No te culpo, estoy segura que en tu situación cualquiera hubiera creído que fue parte de un plan. En el mundo donde vivías, era fácil creerlo de esa manera.
–Lo siento... Lo siento tanto. Quizás si hubiera...
–Eso ya es pasado.– lo interrumpí poco dispuesta a viajar al pasado con tristezas. – El camino fue difícil, pero el resultado... Estoy agradecida de ella, y por eso no me arrepiento de nada, y tu tampoco deberías lamentarlo, porque estaríamos debatiendo nuestro presente.
–Tiene razón... No cambiaria por nada del mundo nuestro presente. – Beso mi mejilla y agrego, cambiando el tema. – ¿Salgamos? El calor del verano español ya comienza a hacer efecto... necesito algo fresco.
Recorrimos la costa durante todo el resto de la tarde, y regresamos al hotel simplemente porque nuestros estómagos exigían algo de buena comida. Franco se encargo que enviaran todo a la habitación, y antes que el cansancio fuera mayor deshice mi maleta. Cuando todo estuvo en su lugar, di cuenta que la guía de Ara estaba en el fondo de mis cosas. Quizás era la costumbre, o el hecho de sentir que si ese cuaderno estaba cerca de mi, Ara también lo estaba.
Acaricie su portada y una de sus hojas sobresaliente capturo mi atención. Al desdoblarla, reconocí la lista de deseos que por un tiempo olvide... hasta ahora. La revise con detenimiento.
*Un beso bajo la lluvia.
*Hacerme un Tatuaje.
* Volver a Bailar, donde sea, como sea.
* Ganar algún concurso.
* Montar un auto de lujo.
* Hacer toples en alguna playa. (Esto fue una apuesta)
* Ir a algún concierto de mis artistas predilectos.
* Observar una noche estrellada junto a alguien especial.
ESTÁS LEYENDO
Lo que Aprendí de una Estrella.
Romance"Hay situaciones y personas que simplemente no se pueden controlar, predecir o evitar. Por tanto no te arrepientas de lo ocurrido, porque de una u otra forma si fuiste feliz mientras sucedía, valió la pena." - Ara. Lyra y Franco viven en dos mundos...