14. La chica perfecta

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                  Mi celular sonó por decima vez aquel lunes de la tercera semana de septiembre. Se trataba de Matías animado por una conversación sin sentido sobre lo terrible que seria la primavera para el debido a su alergia. El parecía realmente entusiasmado con la idea de que mantuviéramos el contacto, tanto así que mas de una vez se me paso por la cabeza que fue una mala decisión mostrarme tan cercana.

Franco ingreso a mi oficina con un paso relajado, cargaba en sus manos un cuadernillo de dibujo y sin decir palabra alguna se dejo caer en el sofá. Mecánicamente me desplace frente a el y desplegué todos los bocetos finales.

– Pasado mañana se entrega el proyecto final para la selección. ¿Estas mas segura de lo que has hecho? – pregunto, cogiendo mis dibujos y mirándolos sin expresión.

– No estoy absolutamente segura de nada, pero me gusta lo he hecho. Creo que vamos con una propuesta fuerte. – reconocí.

– Es una propuesta mas que fuerte Lyra, debes estar mas segura de tu trabajo, lo has hecho bien.

– ¿No ha escuchado nunca, que estar completamente seguro de algo es de tontos? No podemos estar seguros de nada. Además he escuchado que la otra firma participante esta muy bien calificada en el rubro...

– Aposte por ti no para que perdieras. Nos ira bien... solo confía un poco más.

El sonido escandaloso de un mensaje llegando a mi celular atrajo la atención de ambos. Sabia que se trataba de Matías, así que lo ignore y continúe con la corrección final de los bosquejos. Los mensajes sin embargo continuaron llegando y Franco se centro en mi móvil.

– Parece que alguien desea ubicarte de forma urgente. – comento.

– No, es solo un ex compañero de colegio con quien me encontré hace un tiempo y mantuvimos el contacto. – repuse sin interés, y el celular continuo resonando en las paredes de la habitación.

– ¿El no sabe que estas trabajando? – su tono molesto advirtió que debía apagar el aparato lo antes posible.

– Su sentido común anda de paseo en algún lugar lejano posiblemente. – Tercie y de un brinco me incorpore. Cogí el móvil entre mis manos y sin siquiera mirar la pantalla, lo apague regresando al silencio.

– Deberías tener cuidado con esa clase de hombres. Al final no son más que unos pobres y patéticos acosadores. – su comentario intento ser ligero, similar a una broma pero sonó mas a una verdadera advertencia.

– Conozco a Matías desde hace mucho tiempo. No es un acosador, solo esta algo emocionado...

– ¿Emocionado? ¿Porque? – tercio brusco.

– Nos desviamos del trabajo. ¿Puede revisar el documento de exposición? – cambie el tema y regrese a mi lugar, removiendo la tonelada de papeles en la mesilla.

– ¿Porque el tendría que estar emocionado? ¿Se trata de algo relacionado contigo? – nuestras miradas se cruzaron un instante antes que hundiera mi profunda atención en los archivadores frente a mi.

– Es un tema personal, no creo que sea de su interés. ¿Regresamos a lo que importa?

Con mas fuerza de la necesaria, atrapo la carpeta que deje cerca de sus manos. El silencio lleno el lugar por largos minutos, mientras solo el viaje de las hojas de un lado a otro quebrajaba de vez en cuando el ambiente.

Lo que Aprendí de una Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora