27. La primera y ultima vez.

37 6 0
                                    

"Cuando conocí a Ignacio, este pensamiento se mantuvo en mi cabeza durante mucho tiempo...¿cómo era posible querer tanto a una persona en tan poco tiempo?, ¿Cómo era posible sentir tanto amor dentro de mi y aun así cada día que pasaba, le amaba un poquito más?..."

Las palabras de Ara las leí una y otra vez desde el cuaderno mientras pensaba alguna forma de encontrar a Franco quien no respondía su móvil y en la empresa no tenían idea de su localización.

Luego de los funerales, el desapareció por completo. Fui a su departamento y el conserje me aseguro que el no había regresado a casa desde el día anterior. Las posibilidades de que algo malo le sucedía se elevaron a medida que las horas transcurrían sin novedad.

–Quizás fue a algún lugar donde tiene recuerdos con su madre... Donde sabe que no lo buscarían. – el comentario de Min mientras me paseaba por el vestíbulo, me trajo el recuerdo de los últimos días de Nora.

Sin dejar pasar mas tiempo, atrape una casaca y salí en busca de algún taxi. Min detrás exclamaba que era tarde para salir en su búsqueda, pero no le temía a la noche, por lo menos no mas que la posibilidad de que Franco tomara una mala decisión como alguna vez yo lo pensé.

Fue suerte encontrar un taxi rápido. EL viaje me resulto eterno, hasta que el auto se detuvo a varias cuadras del mar, ya en laguna verde. La Iluminación era escasa ya las estrechas calles de tierra, pero mi buena memoria me llevo de inmediato a la casa donde Nora creció, y donde estuve algún tiempo atrás.

Rogando por encontrar a Franco en el lugar, golpee la puerta de madera de la rustica cabaña. Solo hubo silencio un instante, sin embargo algo en mi interior estaba absolutamente segura que el se encontraba en el interior.

–"Franco, soy Lyra. Te he buscado por cielo, mar y tierra.. me tienes muy preocupada... se que estas..."– no termine la frase. La puerta se abrió casi de golpe y una silueta larga, familiar apareció.

Franco, pálido y con los ojos amoratados por los días de insomnio, me observo fijamente. Basto de un segundo para que todas las emociones que partían su alma, atravesaran mi cuerpo y calaran muy en lo profundo, sin embargo el solo hecho de haberle encontrado me dio una felicidad instantánea. Quise hablar, pero sus brazos me rodearon fuertemente con una necesidad que apago mis pensamientos por un momento.

–¿Por qué demoraste tanto en llegar?– susurro tenue, con el rostro perdido en mi cabello.

–Lo siento... lo siento mucho.

Segundos pasaron, y cuando Franco se alejo, entrelazo nuestras manos y me guio al interior de la cabaña donde las luces eran tenues, casi inexistentes. Nada había cambiado, cada mínimo detalle, retrato seguía en el mismo lugar desde que Nora la visito la ultima vez. Observe la cocina y busque indicios de la preparación de alguna comida, pero nada fue movido de su lugar original.

–¿Has estado aquí desde el día del funeral? – aventure observando que vestía el mismo atuendo de aquel triste día.

–Si, era el único lugar donde Miranda y mi padre no me encontrarían.– dijo dejándose caer a los pies del sofá, derrotado.

–Iré por algo de comer, estoy segura que no te has dado cuenta que han pasado dos días...

–Tranquila, Nicholas ya estuvo aquí hoy mas temprano...– le mire incrédula. – Es verdad... No te preocupes por eso, solo ven aquí...– señalo el lugar a su lado. – ¿Puedes solo acompañarme?

Me senté a su lado.

–Lo siento. – murmure. –No pude estar cerca de ti estos días...

Lo que Aprendí de una Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora