¿Tal vez nos encontraremos de nuevo?

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Entre tantas pruebas que me hicieron, total para no sacar nada en claro y confirmar lo que ya sabían, lo del dichoso e inexplicable episodio Dr muerte aparente, me pasé cuatro días en el hospital.

Me aburrí como una ostra. Y eso que mis amigos me entretenían con bromas y pláticas absurdas. Un día llevaron la PlayStation de Niall, no duramos uní 2 horas ya que la enfermera lo corrió, llevándose con él la PlayStation. Y volviendo así la aburrición.

Pero aparte de eso... No me podía quitar Harry de la cabeza. Su recuerdo eran tan intenso que mi mente se escapaba a todas horas a su mundo y recorría el campo de centeno, se colaba por el volcán, se sumergía en el mar de lava, visitaba el Manantial de la Sima, rememoraba cada pequeño detalle.

Intentaba revivir a Harry.

Nuestro encuentro si que fue una historia de amor de verdad... Y yo ansiaba con todas mis fuerzas volver a protagonizarla fuera como fuese mo sólo en el recuerdo.

Durante los días que pasé hospitalizado, los únicos buenos momentos fue en las horas de visita. Lo peor fue, además de tener que soportar que me sacasen sangre continuamente, que me hicieran decenas de escáneres y radiografías, tener que orinar no sé cuántas veces en un botecito, pasarme horas y horas rellenando formularios, más que todo eso, lo peor con diferencia fue la tarde que Tom vino a verme. Apareció a última hora, mis padres se acababan de marchar y yo estaba preparándome para ir a dormir.

Salí del cuarto de baño cuando me tropecé con él.

-¡Qué susto!- casi grité.

La toalla que llevaba en las manos se me cayó.

-¿Pensabas que no iba a venir, eh? -dijo él sonriendo con esa ristra de dientes blanquísimos que tiene. Mascaba un chicle.

Yo hice ademán de recoger la toalla del suelo pero Tom se me adelantó y se agachó a toda velocidad.

-Más rápido que el rayo- se pavoneó.

Me dio la toalla y aprovechó para cogerme de la mano. Yo me tensé al instante.

-Hola, cariño- dijo con voz tierna.

Cuando utilizaba ese tono es que le apetecía besarme.

-Estoy hecho polvo- atajé yo para disimularlo.

No se dio por aludido y me tiró suavemente de la mano, me acercó y me besó en los labios. Respondí a aquel beso porque no me apetecía empezar a discutir, pero me retiré enseguida. Después conseguí escabullirme de entre sus brazos y me senté en la cama.

-Estás muy guapo con ese camisón- me dijo él-. ¿Te gusta mi cazadora nueva? -me preguntó a continuación.

E hizo un gran globo con el chicle.

-Es muy chula- mentí.

Era horrorosa y no le combinaba para nada ni con la camisa no con los pantalones. Además le quedaba un poco ancha de hombros.

-Si te la quieres poner algún día, me la pides... ¿A que me queda bien?

Giró sobre sí mismo un par de veces. Yo no respondí. No hacía falta que lo hiciera.

Dejé la toalla encima de la mesita de noche y me metí en la cama. Me tapé hasta las cejas.

Tom se quitó la cazadora y la lanzó a la butaca. De acercó a la cama y se inclinó para darme un beso.

Gire la cabeza.

-Estoy muy cansado -le dije.

No sé por qué no aproveché aquella ocasión para decirle que cortábamos, que se fuese, que no quería saber nada más de él, que había conocido a alguien maravilloso que le daba un millón de vueltas, que marchase de una vez porque era un pesado, que me dejase en paz...

Instantes antes de desvanecerme en el pasillo del instituto, estaba convencido y dispuesto a contar con él. Y cuando por fin se presenta una ocasión, la desaprovecho.

-Venga, sólo es un beso- insistió Tom.

Sus labios se volvieron a depositar sobre los míos. No tuve más remedio que tocar el timbre para llamar a las enfermeras. Lo hice sin que él se diese cuenta.

El tiempo que tardó en llegar la enfermera de guardia se me hizo eterno. Tom estaba a lo suyo... Se creía tanta cosa y besaba fatal.

-¿Qué pasa aquí? -dijo la enfermera cuando entró en la habitación-. Ya no son horas de visita.

Tom se dio media vuelta.

-Me... me estaba despidiendo de mi novio- se justificó.

Creo que la enfermera no se echó a reír por no abochornarlo más. Tom están coloradísimo.

-Nos vemos mañana- me dijo.

Y se encaminó hasta la puerta. Entonces advirtió que se dejaba la cazadora en la butaca y retrocedió para cogerla.

-Bueno, ya me voy- le dijo a la enfermera al pasar a su lado.

Recogió la cazadora y se fue. La enfermera salió con él.

Apagué la luz y me abracé a la almohada. Intenté no pensar en nada, pero el reciente incidente con Tom no se me borraba de la cabeza. Aún tenía la sensación de notar sus labios.

Encendí la luz y me levanté. Había decidido ducharme.

La ducha caliente me sentó genial. El agua se llevó a Tom por el desagüe.

Me metí en la cama con ánimos renovados. Apagué la luz y me volví a abrazar a la almohada. Nada más cerrar los ojos me vino a la cabeza el poema que Harry me había recitado.

Lo empecé a recitar yo:

"Fue una larga separación, pero el momento del encuentro había llegado en el Juicio Final.

La última y segunda vez que estos amantes incorpóreos se encontraron."

No seguí por la segunda estrofa. Y repetí los dos últimos versos.

"La última y segunda vez que estos amantes incorpóreos se encontraron."

Paré de nuevo. Estuve una rato pensativo, musitándolos en voz baja.

Finalmete me puse a hablar me voz alta, como si Harry me pudiese escuchar.

-¿Qué quiere decir "la última y segunda vez"? ¿Tal vez que nos encontraremos de nuevo...? ¿A que sí...? Estoy convencido... No sabes cuánto me gustaría. Pero debes tener en cuenta que no querría que la segunda vez fuese la última... Ya sabes a lo que me refiero. Yo quiero estar contigo siempre... ¿A que tú también quieres lo mismo...?

Me callé y el silencio retumbó en mis oídos. Harry, como era de esperar, no contestó.

-Te gusta jugar, ¿eh...? Así que la poesía es una pista... ¡Cómo eres...! No me daré fácilmente por vencido. No sabes con quién te la estás jugando... Mi madre dice que soy un cabezota. Y tiene razón. Me conoce como si me hubiera parido...

Hablé, hablé y hablé hasta que la desazón se apoderó de mí. Entonces me puse a llorar de impotencia.

Al día siguiente desperté con un dolor de cabeza terrible.

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