La mataste y yo te destruiré [Terminada]

28. Un año.

23 de julio, 2014.

WILL

"Un regalo para mis nuevos amigos, disfrútenlo".

—Esto no es divertido —susurra mi novia viendo el cuerpo de la mujer en la entrada de nuestra guarida.

—Nada divertido —musita Michael, él se acerca al cuerpo y lo examina de pies a cabeza. Levanta la mirada y me observa—. Acércate.

Me acerco lentamente y también escaneo a la mujer, no debe pasar de los 25 años, tiene la cara llena de golpes y ensangrentada, no es agradable de ver. Su ropa está destrozada en distintas áreas de su cuerpo y se encuentra inconsciente. En este momento temo que esté muerta, porque jodidamente no sabría que hacer.

—Llevamos como 10 minutos mirándola, llevémosla dentro —dice Allison con su ceño fruncido—. Revisa los signos vitales, Will.

Me hinco y tomo su brazo, me sobresalto cuando la mujer comienza a moverse.

—Está viva —susurra Michael aliviado—. Está parpadeando...

Mi mirada se centra en la mujer. Noto como se remueve en el piso y retrocedo dos pasos. Ella abre sus ojos de golpe y parece aterrada, me acerco indeciso. Ella retrocede con dificultad, suelta un quejido y su mirada muestra pánico.

—Solo quiero ayudarla —murmuro levantando los brazos, ella niega muchas veces y se aleja de mí, su expresión está mezclada de pánico y dolor, debe temer hematomas por todo el cuerpo.

—¡No, no, aléjate! ¡No te me acerques! —exclama, ladeo la cabeza y miro a mi novia. Bell asiente y se acerca.

—Hola, escucha, no vamos a hacerte daño —le dice mi chica y la mujer se le queda viendo.

—No tengas miedo, no te haremos daño —espeta Allison ya hincada frente a la mujer—. ¿Qué te hicieron? ¿Recuerdas algo? —interroga.

—M-me golpearon y...

—¿Y? —pregunto impaciente, ella comienza a derramar lágrimas, eso no es buen indicio, por favor, que no sea lo que estoy pensando. Ruego mentalmente intentando no escuchar lo que tanto temo.

—Abusaron de mí —confiesa sollozando.

Mierda.

[...]

Darren de mierda, juro que cuando te encuentre las pagaras.

—Elena, te hemos dicho hasta el cansancio que no te haremos daño —musita Michael caminando de un lado a otro, la mujer se mantiene en la esquina de la cama muy quieta y en completo silencio, no ha hablado en horas—. Elena, si no colaboras no podemos ayudarte.

—No eres policía, niño —susurra la mujer, Michael se queda quieto, me da una mirada de cansancio. Suelto un suspiro.

—Sé que no soy policía. Pero te aseguro que soy mucho mejor que todo ese séquito de inútiles —le dice a Elena. La mujer palidece—. Tú no eres la primera en ser abusada y no soy un jodido niño.

—Solo queremos que nos digas, ¿quién fue o quiénes fueron? —le pregunto con cautela. Sé quién fue, pero necesito que ella nos lo diga y ella no nos está ayudando.

Estoy cabreado, quiero zarandearla y hacer que ella nos diga lo que queremos escuchar. Joder, no tengo idea lo que es ser abusado, pero nosotros solo queremos ayudarla.

Llevamos horas aquí y ella no ha dicho ni pío. Michael está a punto de perder la paciencia que le queda y yo no tengo mucha paciencia.

La mujer guía la mirada a la puerta y nosotros seguimos su mirada. Ella se queda muy quieta.