19. Te quiero.

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1 de junio, 2014.


—¡Feliz cumpleaños, enana! —me felicita Luke abrazándome, río dejándome abrazar—. ¿Qué se siente tener doce años?

—Me siento igual que ayer, no noto la diferencia —respondo y él se ríe—. Estoy cansada. Steve, Lucy y yo nos quedamos dormidos y tuvimos que correr. Marie fue muy buena con nosotros y nos hizo el favor de llevar a Lucy al jardín —le explico respirando entrecortadamente.

—Uh, entonces ¿te llevo? —señala su espalda y yo sin dudarlo brinco encima de él.

—Vamos piernas largas, muévete —lo aliento haciéndolo reír.

—Estas un poco pesada no te haría mal bajar unos kilos —se queja—. Yo si note la diferencia con doce años, All.

—¡Oye! —le doy un golpe, él vuelve a quejarse, pero sigue caminando.

—Es broma, enana. Estás perfecta así —dice y estoy segura de que acabo de desplegar una gran sonrisa por puro impulso dejo un beso en su mejilla.

Él se detiene.

—¿Qué fue eso?

—No sé de qué me hablas —me hago la desentendida.

—Oh, no, niña bonita. Acabas de besarme.

—Sigo sin saber de qué hablas.


—Eres un grano en el culo, Chad —gruñe mi hermano cabreado.

—Ponlo en alta voz —susurro, él obedece—. Primero de junio, Chad, ¿enserio?

—Hey, Ally, ¿cómo estás?

—Guárdate las cordialidades, tienes estresado a Steve, idiota.

—De verdad lo lamento, pero aquí me joden cada vez que tienen la posibilidad.

—Bien, me rindo —bufa Steve poniéndose de pie—. Iremos, Chad —cede derrotado. Chad suelta un chillido de alegría.

—Genial, ¿cuándo?

—Hm... creo que tengo una semana en julio —responde Steve pensativo.

—Yo tengo dos, salgo el siete de julio —murmuro por lo bajo solo para que Steve escuche y mi hermano asiente.

—Iremos por cinco días, espero eso sea suficiente, ¿estás de acuerdo? —me pregunta y yo asiento efusivamente—. Nos tienen por ahí... el diez de julio, se feliz Chad.

—Genial, yo avisare para que dejen de molestarme. Oye, recarga mi celular, mi dinero se esfumó te he llamado demasiado.

—JÁ, ni lo sueñes. Me tienes jodidamente estresado.

—Abogado por amor a Dios —exclama Chad ofendido—. Te demandare, cabrón.

—La misma mierda para ti, grano en el culo —Steve cuelga—. Ah, por cierto, hermanita, la rubia ya puede entrar a tú habitación.

—Genial, serás tío pronto, hermanito —musito corriendo escaleras arriba.

—¿QUÉ? —exclama y me río.

—¡ERA BROMA, STEVE! —grito y lo veo llegar respirando agitadamente para luego apoyarse en el marco de la puerta.

—Con eso no se juega, tonta —dice y yo asiento riéndome—. ¡Hey, hola rubia! —saluda mi hermano, volteo y veo a mi novio sentado en su escritorio.

La mataste y yo te destruiré [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora