26. Duele.

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12 de julio, 2014.


Me río divertida, mamá contiene una risa. Observamos a Amelia decir cosas sin sentido.

—Creo que ya está pasada de copas, mamá —le digo y observo a un Chad avergonzado.

—Si, cariño.

—¿Ella está inventando todo lo que dice?

—No, hija. Los borrachos no mienten, tienden a decir verdades cuando están en ese estado —me dice—. Aunque no es el modo correcto para decirlo, parecen no tener filtro.

—¿Verdad, Allie? —le pregunta Amelia a mamá.

—Sí, Am. Me caí del árbol y lloré mucho —admite mamá, Steve se ríe.


Lauren me abraza y yo dejo que lo haga, el humo se esparce y los niños corren divertidos.

—Son demasiados niños —le digo y ella asiente—. Ustedes deben enloquecer con tantos —ella se encoge de hombros.

—Siempre nos reunimos los sábados y ellos corren por todos lados —comenta—. Ahora es mucho mejor, ya que ustedes están aquí.

—Eso ha sido taaan hermoso —se burla Chad.

—No la molestes, idiota —le dice mi hermano, Chad se ríe.

—Ah, ven mi niño estás tan alto —lloriquea Lauren soltándome y abrazando a Steve.

—Ves, te dije que crecería, ahora eres una enana —musita Steve divertido.

—Serás alto, pero tengo experiencia.

—Touché —murmura Steve dándole un guiño, Lauren se ríe y besa su mejilla. Ella nos está consintiendo demasiado.

—¿Ya tienes novia, Adam? —le pregunta Lauren, Steve asiente sonriente—. Joder, ¿cómo se llama? ¿Es linda?

—Mala palabra —señala él aludido, Lauren rueda sus ojos—. Se llama Valerie y es hermosa.

—Ugh —musita Chad.

—Ya te enamoraras sobrino —le dice Lauren.

—Soy libre.

—Ah, caso perdido. All, ¿tienes novio?

—Si —confieso, Chad y ella voltean a verme.

—¿Quién es? —exclama Chad sorprendido, Steve se ríe.

—Es la rubia, Luke Evans —les dice Steve.

—Pero si ustedes se odiaban —musita Chad confundido.

—Del odio al amor un solo paso —interviene Lauren.

—Creo que era al revés —comenta mi primo, yo me río.

—¡Hey, sobrino vamos a comprar! —grita Martín, Steve asiente y se aleja de nosotros.

—Ah, se fue —se queja mi tía—. Iré por Alexa, ya vuelvo.

La vemos alejarse y volteo a ver a Chad.

—A mí no me engañas, hay una chica, ¿verdad? —le pregunto entrecerrando los ojos, él se rasca la nuca nervioso.

—Puede que sí, puede que no —responde y deja salir un suspiro—. Aún no formalizamos nada, somos como esa mierda de follamigos.

—Amigos con beneficios sin formalidades, lindo —comento, él asiente—. ¿Quieres una relación seria?

La mataste y yo te destruiré [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora