39. ¡Adiós escuela, hola universidad!

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17 de noviembre, 2014.


Sonrío observando a Samanta dormida en el hombro de Steve, mi hermano me da una mirada y asiento.

—Oh, mi niña se quedó dormida —canturrea tiernamente Emma mirando maravillada a su nieta.

—Creo que es momento de que nos vayamos —murmura Marian viendo la hora en su celular. Emma y Richard asienten.

—Llamaré a un taxi —avisa Richard, Emma asiente y le doy una leve mirada a James.

—Pueden quedarse... —murmura por lo bajo papá, pero lo suficiente alto para que todos los presentes escuchen, Emma lo mira sorprendida. Sólo ella, Marian y Alexis se han quedado a dormir en casa.

—Hay dos piezas disponibles, Richard y Samanta pueden dormir en la de visitas. Marian y Alexis en la pieza... —comienzo diciendo y me silencio, ellos me miran atentamente—. En la pieza de Lucy —finalizo.

—¿Están seguros? —pregunta Marian mirándonos a los tres. No digo nada, pero asiento, papá y Steve hacen lo mismo.

—Esperen aquí iré a acomodar las habitaciones —digo poniéndome de pie, Marian se levanta y camina junto a mí. Subimos las escaleras, camino hacia mi habitación y saco las llaves.

Respiro hondamente saliendo de mi habitación encontrándome con Marian en el pasillo, ella me mira y observo la puerta.

—Aún podemos llamar a un taxi —dice temerosa, creo que ella está esperando a que alguno de nosotros entre en pánico.

—Marian es tarde Sam y Alexis están dormidos, es peligroso y pueden quedarse —murmuro y meto la llave en la cerradura—. Aquí vamos —susurro y empujo la puerta, está todo igual.

—Está todo como lo deje. ¿No entraron aquí después de que me fui? —pregunta Marian adentrándose y yo niego quedándome en el marco de la puerta—. Entiendo que sea difícil, solo ha pasado un año y meses...

—En meses se cumplirán dos años —susurro y aclaro mi garganta—. Gracias a James estamos como estamos —cierro mis ojos—. Antes de que ustedes llegaran nosotros ni siquiera nos sentábamos en la mesa a cenar —confieso—. Papá nos dio todo y por eso estoy muy orgullosa de él. Cometí muchos errores y él supo perdonarme, no me juzgo como creí que lo haría y yo estoy muy agradecida.

—¿Le has dicho que estás orgullosa de él? —niego y ella suspira—. Mi papá nos dejó cuando era pequeña, mi madre trabajó día y noche para que a Richard y a mí no nos faltara nada —su semblante se apaga—. Yo amaba a mi padre, pero me decepciono. Por esa razón cada día le digo a mamá cuan orgullosa estoy de ella porque sin ella nosotros no seriamos lo que somos ahora.

—Uh, no sé que decir.

—Con tan solo haberme escuchado es mucho para mí. Gracias por dejarnos quedarnos aquí, Ally, esto significa mucho para nosotros.

—Lucy querría que se quedaran. ¡Esa niña amaba que las personas se quedaran en casa y más que ocuparan su habitación! —exclamo, Marian suelta una risita.

—Me hubiera encantado haberla conocido —dice con sinceridad.

—La hubieras amado, ella lograba que todos la amaran.

[...]

—Sam cada día está más grande y pesada —musita por lo bajo Steve, Richard suelta una risa nada silenciosa—. ¡Cállate imbécil, la despertaras! —lo regaña y Richard deja de reír manteniendo una sonrisa divertida.

La mataste y yo te destruiré [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora