Capítulo 3

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Al día siguiente estaba intrigada de saber cómo le fue a mi primo, por lo que, aunque estaba muerta de sueño por haber salido anoche, a las nueve ya estaba en la puerta de su casa. Toqué el timbre y a los segundos me abrió la puerta mi prima (Si, Chad tiene una hermana), ella es un año menor que yo, es la mejor del mundo para hacer complot y atacar a alguien, la adoro.

—Hola, ¿Chad ya se despertó? —digo a la vez que le doy un beso en la mejilla y ella me dedica una encantadora sonrisa

—No que yo sepa, ve a ver en su cuarto —yo asiento y me dispongo a caminar hacia la habitación de mi primo, en el camino saludo a mi tía y sigo avanzando, subo por las infinitas escaleras al segundo piso y entro a su cuarto para encontrarlo casi desmayado en su cama, río por lo desastroso que se ve y me acerco a él para luego sacudirlo bruscamente, sus ojos se abren a medias para observarme y luego cerrarlos nuevamente para seguir durmiendo

—¡¡¡¡Despierta!!! Me tienes que contar todo de ayer —digo muy entusiasmada, me encantaría que me llevara a una de esas carreras e ir de acompañante en su moto.

—Me fue bien —dice en apenas en un susurro y se da vuelta, yo frunzo el ceño.

—¿Algo más para decir? —le pregunto algo confundida y sedienta de información.

—Si, ¿me dejas dormir? —dice de mala manera a la vez que me da la espalda para seguir durmiendo.

—¿Vas a volver a ir? —Insisto ignorando su actitud.

—No, Emma, no —responde irritado

—Bueno... no tenías que ser tan malhumorado —le digo enojada mientras me cruzo de brazos con el ceño fruncido, recibo un "Shh" de su parte y abro la boca ofendida— de todas formas ni quería saber cómo te fue —miento y luego vuelvo a mi casa para dormir las horas que no dormí anoche y hacer desaparecer mis horrorosas ojeras.
Me despierto algo desorientada, miro la hora en mi celular y marcan las 19:35 llamó a Chad para ver si quiere hacer algo y cuando no contesta miro confundida el celular... debe estar durmiendo.

*Tres meses después*

Desde el día en que fui a preguntarle a mi primo como le fue en la carrera no volví a hablar con él, ignoró las llamadas que le hice, en las comidas que se hacían entre su familia y la mía me ignoraba, y en el instituto todo quedó prácticamente igual, ya que él se junta más con otros grupos, ahora empezó a formar parte del grupo que era (bueno sigue siendo, solo que sin Logan) de mi hermano y yo me junto con mi única amiga cercana, la cual es perfil bajo como yo, pero no tanto. La gente podría no saber que tengo parientes aquí, lo único que nos delata es el apellido en común. En estos tres meses me concentré más de lo normal en los estudios, ya que dediqué a estos el tiempo que solía perder con Chad. Aunque lo extrañaba como buena orgullosa que soy no le hable más ni volví a buscarlo hasta hoy...

Se podría decir que tengo una especie de don, el cual consiste en tener ciertos presentimientos, nada claros por supuesto, pero estos siempre terminan siendo correctos, puede ser de una situación o de una persona. Una vez, cuando todavía me hablaba con Logan, tuve un presentimiento de que algo malo le ocurriría, por lo que simulé estar enferma y le insistí hasta el cansancio que se quedara conmigo esa noche, ya que no quería molestar a mis padres. Logré que se quede y luego me contó que les había pasado algo horrible a los amigos con los que planeaba salir esa noche. Entre esa y otras ocasiones pude comprobar que mis presentimientos eran reales y desde entonces me dejo guiar por mis instintos.

A veces con solo tocar a una persona puedo sentir si me da una buena o mala vibra o incluso presentir si seremos o no amigas.

Esta mañana estaba de lo más tranquila en el instituto, cuando de repente empecé a sentir la necesidad urgente de ver a mi primo, literalmente como si me acabaran de dar la noticia de que le hubiera pasado algo o en su defecto que le estaba por pasar algo. Un jadeo se me escapó por la urgencia, por lo que varios estudiantes y el profesor fijaron su vista en mi algo confundidos.

—Profesor... ¿puedo retirarme? de verdad no me siento muy bien —digo preocupada y con poco aire en mis pulmones.

—Por supuesto y por favor pase por la enfermería antes de irse, se ve pálida —dijo el hombre preocupado, yo asiento y salgo corriendo directo a mi casa. Le envío un mensaje a mi prima, ella es algo así como mi espía personal en muchos casos.

Emma: Pregúntale a tu hermano si va a salir y como a qué hora. YA.

Sara: Si va a salir, dijo que a la noche. ¿Pasa algo?

Emma: Gracias.

Al llegar a mi casa me siento en mi escritorio y me concentro en mi respiración, inhalo y exhalo para intentar tranquilizarme y pensar con claridad. ¿Qué debería hacer?, ¿aparecer en su casa y atarlo?, ni siquiera me habla, dudo que me haga caso y me tratará de loca si no le doy una razón lógica. Sin darme cuenta las horas pasan y no llego a tomar una decisión, pero cuando veo que ya es de noche abro mis ojos como platos, por mi debate interno posiblemente ya sea demasiado tarde.

Toco la puerta como alma en diablo por lo que mi prima abre la puerta asustada, miro al garaje de reojo y noto que la moto de mi tío no está, mi corazón empieza a latir con tanta fuerza que creo que se va a salir de mi pecho.

—¡Me vas a decir todo lo que sabes en este instante! —decir que estaba desesperada era poco, ¡me había estado ocultando muchas cosas estaba segura de eso! Mi prima debía ayudarme, no tenía idea de nada de lo que estaba ocurriendo en la vida de mi primo ¡y tenía un horrible presentimiento!
—¡Cálmate Emma!, No sé ni de que estás hablando —dice simulando confusión, pero no tengo tiempo para eso, seguramente mi primo le pidió que no diga nada.
—Si claro, el hecho de que no vengo a tu casa desde hace tres meses y tu hermano no me habla ni lo debes haber notado —digo con un molesto sarcasmo, ella comienza a agarrarse el borde de su buzo nerviosa— Sólo dime y ya —Insisto, no es como si me sobrara el tiempo.

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Carreras IlegalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora