CAPÍTULO 8

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El ruido de unos fuertes golpes en la puerta de su habitación despertó a Candy.

-¿Pero qué?- se preguntó. Vio el reloj, incorporándose poco a poco en la orilla de la cama. Las seis de la mañana. Quien quiera que estuviera tocando con gran insistencia, debía de tener una emergencia. No había podido conciliar el sueño sino hasta las tres de la mañana.

Y de pronto recordó la causa de sus desvelos. Con una sonrisa que se instaló inmediatamente en su rostro se tumbó en su cama nuevamente. Cerró sus ojos y lo vio a él. Después de declararse su amor mutuamente, él la tomó de la mano y así caminaron por un rato en la playa. Regresaron unas horas después, solo para cambiarse de ropa, la había invitado a cenar. La llevó a un restaurant al aire libre. La vista nocturna del mar hacia del lugar más romántico, si es que se podía. Hablaron de todo y de nada. Profundizaron en sus vidas, se contaron cosas que no lo habían dicho a nadie. A la media noche, regresaron al hotel. Caminaron del brazo y por la calle. Ella se dio cuenta que nada en este mundo la había hecho tan feliz como esa simple caminata. La noche era fresca, y entre besos y caricias la llevó a la puerta de su habitación. Se despidieron con un profundo beso y un largo abrazo.

Por toda la emoción de lo vivido ella no había podido conciliar el sueño. Y ahí fue cuando, casi como un susurro, escucho su nombre a través de la puerta. Reconoció la voz, era Annie. Se levantó con grandes esfuerzos, hubiera preferido quedarse en cama ya que estaba despierta, pensando en él, y en la cita que tenían para desayunar. Por fin abrió la puerta...

-¡Candy por Dios! ¿Qué no oías? Llevamos casi quince minutos tocando.-Dijo Annie, entrando a tropel a la habitación seguida de Patty.

-¡No puedo creerlo!- Contestó enfadada.-¡Ustedes son las que me sacan de la cama a las seis de la mañana, ¿y me reprochan porque no les abrí pronto?-

-Lo sentimos amiga- dijo Patty conciliadora.- Pero necesitamos que nos platiques con urgencia, que pasó entre Albert y tú.-

-¿Entre Albert y yo? No entiendo.-

-Candy, los vimos-Le dijo Annie.

-¿Cómo que, "nos" vieron? ¿Quiénes, exactamente?-

-Todos- contestó Patty.- Vinimos a buscarte en la noche para ir a cenar, pero tu habitación estaba vacía. Archie te estuvo llamando por teléfono, pero al parecer, olvidaste tu celular.-

-Entonces-Interrumpió Annie muy animada-cuando llegamos al hotel, los vimos entrar al elevador. Y él te iba abrazando-

-A los muchachos no les gustó verlos así. Pensaban venir y armarte un lío. Bueno, a Albert, pero los pudimos convencer de que esperaran hasta ahora. Por eso nos pareció conveniente venir a avisarte.-

-Gracias chicas- les dijo la rubia. Se habían metido las tres a la cama. Así lo hacían siempre que tenían algo importante de qué platicar. Se colocaban de tal manera, que las tres quedaban de frente.

-Pero la verdad, no me importa lo que piensen mis hermanos. Ni nadie más. Yo amo a Albert y él me ama a mi- La convicción con la que Candy había hablado, les había dejado claro que su amiga hablaba en serio.

-¿Se aman?- Gritó una eufórica Annie- ¿Pero cómo es eso? ¿Cómo se te declaró? Anda Candy cuéntanos todo- suplicó su amiga.-

-Está bien...-Así Candy les empezó a contar todo lo sucedido el día de ayer.-

-Es tan romántico...-suspiró Annie con ojos soñadores. ¿Y se verán hoy?-

-Por supuesto que sí Annie, me invitó a desayunar. Vendrá por mí a las diez de la mañana.-

Del Brazo Y Por La Calle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora