Capítulo 18 Adiós

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-No lo sé, tu que dices- contesté seriamente

-Creo que las cosas han estado muy distantes y diferentes y por el bien de los dos mejor dejemos las cosas- abrió la boca como si fuese a decir algo pero se vio interrumpido por su móvil- Hola?... Si.... Ajá... Ya voy... Si... Llego en 15 minutos.... Adiós- Bueno, me tengo que marchar.

-Si bueno entonces eres libre- contesté de manera hueca

-Oficialmente solteros- dijo creando una sonrisa no muy convincente- me dio un beso en la mejilla- Adiós

-Adiós- contesté viendo cómo se marchaba.

Me sentí mal, obviamente, pues cuando pasas mucho tiempo con una persona, y esa persona se va, simplemente ya no sabes que hacer con el tiempo

Seguí caminando varias cuadras hasta llegar a casa, y estando ahí, parada, dudé sí de verdad quería seguir ahí, no, pero entré tomé una blusa blanca que oculté con una sudadera gris, acompañado de un pantalón negro tomé un bolso dónde tenía mi cajetilla, mi encendedor y mi teléfono; saliendo me dirigí a donde mis padres me solían llevar cuando éramos lo más cercano que estuvimos a ser una familia, un parque algo lejos de casa.

Estando ahí di algunas vueltas por este y estando sentada puse las rodillas a la altura de mi cara, crucé los brazos y escondí la cabeza; lloré, de la peor manera, sin lágrimas, ahogándome en mi misma, en mis errores y en mi dolor. Subí la cabeza y encendí a mi único acompañante sintiendo como pasaba por mi garganta.
Miraba a los niños, deseaba ser uno de ellos, volver el tiempo atrás; cuando nuestra única preocupación es ver la televisión, cuando nuestro único miedo era que el sexo opuesto nos hablara, donde lo único que nos podía romper el corazón era que nuestro caramelo estuviera en el suelo, no ahora que todo nos afecta, crecemos, y con los años, los problemas.

Decidí levantarme e irme pero aún no a casa, deseo estar en otro lugar por el momento. Salí del parque y estuve vagando sin contar el tiempo, pensando, entrando en razón, dejándolo ir, no puedo aferrarme a quién no le pertenezco. Revisé la hora, pasaban de las diez, por lo tanto decidí regresar a casa, pues estaba un tanto lejos, y aún tendría que ducharme para mi penúltimo día en el colegio.

Caminé, y caminé y caminé más hasta ver a lo lejos mi casa, a pesar de que aún estaba lejos, un rayito de luz imaginaria la iluminaba. Entré y lo primero que captaron mis ojos fue a mamá tendida en el sofá, seguro estaba bastante cansada. No la levanté y subí cuidadosamente,    preparé mi ropa y entré al baño.

Después de salir y haberme despejado un poco del cansancio me recuesto en la cama, veo la hora, 12:17, me dejé caer bajo las sábanas y caí en sueño, no podía darme el lujo de quedarme despierta, con lo perezosa que soy por las mañanas.


Jueves

Despierto y son las siete de la mañana, en media hora tengo que estar en el cole y apenas puedo abrir los ojos, trato de vestirme y desayunar lo más rápido que puedo, para empeorar la situación mi cabello está más rebelde que nunca, tomo una parte de cabello y la ato ocultandola con un gorro azúl, dejando  una cantidad suelta.

Salgo de casa dando pasos largos, casi corriendo; Dios me ama bastante, pues llego al cole y la puerta sigue abierta, pero la secretaria está a punto de cerrarla, me he quedado parada creyendo que no me dejará pasar y ella sólo está ahí sin decir nada.

-Te quedarás ahí todo el día?- dijo riendo, es una mujer simpatica, comparada con la antigüa secretaria, a la cual no se le podía dirijir la palabra porque ya estaba llamando a tus padres. Camino en busca de mis compañeros, pero no están en el aula que debían estar, comienzo a dar vueltas por todo el insti cual turista perdido; antes de poder visualizar el aula, veo otra cosa, que ocasiona que mi sangre se enfríe, Aaron, con una chica bonita de curvas bien marcadas y cabello rubio, largo y lacio, era complatamente una barbie sacada de alguna revista juvenil, no puedo reconocerla porque esta de espaldas pero están tomados de la mano, segundos después lo hago, Gianna Henderson, estaba en su aula, no es nueva, en realidad siempre la eh visto, pero nunca le tomé cuidado, es bastante tonto,bastante frío, bastante todo en sólo un ser humano, es decir, coratmos hace un día y el ya tiene a alguien más , siento como las cálidas lágrimas salen de mis ojos, era imposible evitarlo, entregar el corazón, para que lo entreguen a alguien más, camino en línea recta a cualquier lugar evitando chocar con los demás alumnos en los pasillos, veo en una ventana lejana a un compañero siento de algún sentido calma, muy poca pero está ahí, tallándome los ojos llego y me siento en silencio, logro visualizar a Melissa y Claire y detrás de ellas a Daysie,  pero no me importa nadie en éste momento.

Golpeando Mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora