Capitulo 8: Oyendo a escondidas.

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Paz

Despierto sin abrir los ojos, mi garganta se siente rasposa y mi boca muy pastosa.

Mi cabeza palpita gracias a la resaca pero empiezo a destejer los recuerdos de la noche anterior.

Recuerdo que comenzamos a tomar y bailar, recuerdo que Pat compitió con Fox y termino victorioso.

Recuerdo a los gemelos riendo como tontos, a Jimmy mirándome con el ceño fruncido y rechazando cada vez que le ofrecía un trago.

Me muevo en la cama y al hacerlo capto un perfume en mi almohada, hundo mi cara en ella y aspiro.

Ese perfume...

Es como si alguien hubiera dormido a mi lado.

Abro los ojos y me quejo cuando la luz del sol entra por la ventana directo a mi cara.

-¡Maldición!.- me agarro la cabeza para calmar la puntada que me agarra.

Despacio y tratando de no pensar mucho me levanto de la cama y salgo de mi habitación.

La casa está en silencio, cuando bajo hasta la sala miro el reloj en la pared y constato que son las doce y media del mediodía. Con la vista a adaptada a la claridad contemplo el panorama.

Los gemelos están en el suelo durmiendo, Fox está en el sofá más grande con las extremidades extendidas. Paseo mi mirada hasta ver a mi amigo dormido sobre la mesa del comedor.

Jimmy no está por ningún lado.

Me acerco a mi amigo quien duerme profundamente.

-Pat.- murmuro apartando su cabello rubio de su frente.

Él se queja frunciendo el ceño.

-Un rato más mamá.- murmura girando.

Con mis reflejos aun aturdidos no puedo evitar que caiga de la mesa cuando esta termina.

Su cuerpo cae al suelo con un sonido sordo.

Me comienzo a reír pero paro en medio de un gemido por el dolor de cabeza.

-¡Dejen de hacer tanto ruido!.- me queja Fox levantándose del sofá agarrando su cabeza.

Miro a mi amigo que volvió a dormirse en el suelo.

Lo dejo allí y voy hasta la cocina para buscar un poco de agua.

-Yo también quiero.- dice Fox entrando a la cocina detrás de mí.

Saco del refrigerador la botella con agua y busco dos vasos grandes.

Los cargo hasta el borde con agua helada y le paso uno a Fox.

Mi garganta agradece el líquido, observo a Fox bebérselo de una sola vez.

-Necesitaba esto.- dice antes de soltar un eructo.

-Eres un cerdo.- digo con disgusto dejando el vaso a un lado.

Peino mi cabello con mis dedos y miro hacia el exterior.

El día está muy soleado, hace calor. La tierra está casi seca y pareciera que no diluvio el día anterior.

Miro hacia la cabaña de Jimmy justo cuando la puerta de esta se abre, él sale vistiendo solo unos vaqueros y sus botas de trabajo. Su torso está desnudo, sus labios se mueven mientras le habla al perro ese que cuida.

Mis labios cosquillean de repente. Un recuerdo borroso me atropella pero se me escapa como si fuera arena entre mis dedos. Imágenes de Jimmy muy cerca de mí, agarrando mi cintura... ¿Besándome?.

El sobrino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora