-No lo hare.- me cruzo de brazos- Me niego a hablar con él después de lo que hizo.
-Por favor Paz, está arrepentido.- Sara me mira suplicante.- Anoche tuvo tiempo para pensar y esta apenado.
-Oh Sara, no conoces a mi padre.- me rio mirándola- Él es el gran abogado Trevor Booth, sabe mentir y manipular a las personas.
-Es tu padre Paz, no puedo creer que hables así de él.
-Sara, no quiero pelear contigo.- la miro fijo- Entiendo que tú lo quieres y lo defiendes pero yo soy su hija, lo conozco y me duele pero no puedo perdonarlo. Arruino una gran oportunidad para mí solo porque no quiere dejarme ir.
-Él te ama.
-Tiene una forma muy peculiar de demostrarlo.- digo alejándome de ella para terminar de acomodar mi ropa.
-Por lo menos habla con él.
-Quizás luego, ahora estoy ocupada.- digo dándole la espalda.
No oigo respuesta, el ruido de ella bajando por las escaleras es lo único que me dice que se fue.
Suspiro mirando la mochila que estaba llenando con mi ropa antes de que ella llegara, quiero estar preparada por si Pat llama. Me iré de aquí.
Abro el cajón de mi escritorio y comienzo a sacar los papeles del interior, al final de todo encuentro una foto.
La saco y veo que es la única foto de nosotros tres juntos, la última foto de mamá sana.
Voy hacia la cama y me siento en ella, miro mejor la vieja fotografía. Es a color así que puedo apreciar bien su hermoso y largo cabello rojo, el de ella siempre fue más oscuro que el mío. Sus ojos grises brillan de felicidad mirándome desde el papel.
Papá también sonríe, su cara sin marcas de edad y sin ese velo de tristeza en sus ojos celestes.
Éramos una familia muy linda, padres que se amaban y una hija muy querida y mimada.
Seguramente si mamá estuviera viva me hubiera apoyado en todo, hubiera usado su voz calmada y dulce para tranquilizar a papá y hacerlo entrar en razón.
Pero no, nada de eso ocurrirá.
Dejo la foto en la mochila y miro por la ventana, el cielo brilla como si anoche no hubiera pasado nada. Los pájaros cantan y las abejas zumban de aquí para allá. Los demás siguen con su vida mientras que yo me hundo cada minuto que no tengo noticias de mi amigo.
Reviso el teléfono otra vez pero no hay nada.
Lo guardo en el bolsillo trasero de mis pantalones, agarro mi laptop y salgo de mi cuarto, la casa está en silencio a pesar de ser media mañana.
Bajo al salón que esta igual de desierto, me siento en uno de los sofás y abro la computadora. Rápidamente entro en mis redes y me sorprendo al ver como se incrementó mi número de seguidores en twitter e intagram. En Facebook hay algunas fotos en las que fui etiquetada, estoy yo en el escenario en el club.
Mensajes de apoyo y felicitaciones, llego hasta el link de una revista de música.
Entro y no puedo evitar reírme por las cosas que pone, no puedo creer que esta revista haya hecho una crítica de lo que hice; ¡Y es buena!.
-Veo que saliste de tu escondite.- levanto la mirada de la pantalla y mi sonrisa muere cuando veo a mi padre.- ¿Ya se te paso el enojo?.
-¿Y a ti tu rabieta?.
-Cuida tu lenguaje jovencita.
Pongo lo ojos en blanco y vuelvo a mirar la pantalla.
-Tenemos que hablar.- lo escucho más cerca.
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El sobrino.
RomancePasar de vivir en una gran ciudad, rodeada de gente glamorosa, fiestas, luces brillantes y mucha tecnología a un rancho rodeado de animales apestosos, infinidad de kilómetros de campo y con cuatro muchachos con la mentalidad de un neandertal cachond...