Capitulo 1

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Intento abrir la puerta, pero se me caen las llaves como dos o tres veces. ¿Seré así de patosa? Unos ojos verdes iguales que los míos, me miran con ansiedad. Por fin abro la maldita puerta. Sonrío débilmente a los ojos verdes y abro. No hay apenas entrada en el piso, conforme entras te encuentras el salón. Ando despacio y titubeo, cocina pequeña, cuarto de baño, dos dormitorios. Uno vacío, otro lleno de ropa y zapatos. Vaya, si que tengo fondo de armario...
- ¿Quieres que te prepare algo de comer?
- No, gracias. No me apetece.- El moreno asiente, y lleva mi ropa al dormitorio. Yo lo miro todo con ojo avizor. Que raro, que estresante.-
- Oye, Dani... ¿por qué no te piensas lo de venirte conmigo a Barcelona? Una temporada, al menos.
- No, no... Gracias, pero prefiero quedarme aquí. Es donde vivo, ¿no?
- Si, pero en tu estado, sola...
- Estaré bien.
- Si al menos fueras a casa de papá y mamá...
- No, lo mejor es que me quede aquí. Pronto recordaré algo, y si sigo con mi vida normal...
- Pero... No tienes por que estar sola, nos tienes a nosotros.- ¿Cómo decirle que para mi son unos completos desconocidos y que prefiero estar sola?.-
- Estaré bien. De verdad.
- Vale, vale... He pensado que puedo cambiar mi vuelo, puedo quedarme unos días más, llamaré para que alguien cubra el reportaje...
- No, no por favor... No me hagas sentir mal, de verdad. Estoy perfectamente.
- Como quieras, mañana a las doce sale mi vuelo. ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?
- No, voy a ducharme y me voy a acostar. Estoy muy cansada.
- Vale. Yo voy a ver la tele un rato.- Asentí y me fui hacia el que se suponía que era mi dormitorio. Abrí la puerta y el corazón parecía que me iba a estallar. Cerré despacio tras de mi y fui hasta la cama. Me senté en ella y lo observé todo con melancolía. ¿Por qué tuvo que pasar? ¿por qué a mi? ¿sería feliz? ¿Me gustaría mi trabajo? ¿tendría amigos? La cabeza me daba vueltas, a si que me levanté y me metí en la ducha. Sentí como el cuerpo se me relajaba en cuanto el agua fría me cayó por el cuerpo, el pelo largo y negro se me pegó a la espalda y sentí un escalofrío. Tengo el pelo demasiado largo, debería cortármelo... ¿tendría un sitio al que fuera? ¿una peluquera? ¿o me lo arreglaría en cualquier sitio? Tengo que volver a trabajar, hablaré con el señor Padilla para empezar cuanto antes. Mmm... El señor Padilla, mi jefe. No ha faltado ni un solo día a verme cuando estuve en el hospital. Parece ser que nos llevamos bien, que somos... Amigos, pobre. La cara que se le quedó cuando vino a verme la primera vez. Su cara de incredulidad, me dejó hundida. Todos tienen recuerdos conmigo, pero yo ni uno solo. Es guapo... Vale, está como un tren. Dios santo, tener un jefe así debe ser un infierno. El infierno de Dante. Es rubio, y tiene unos ojos azul zafiro, como poco intimidantes. Tiene la nariz recta, y unos labios perfectos, y su sonrisa... Su sonrisa es preciosa, no he visto una sonrisa igual. Me gusta que vaya sin afeitar, con barba de tres días. Le da un aire de duro, de hombre poderoso. Es alto y fuerte, creo que va al gimnasio. Esos brazos bien torneados no dejan lugar a dudas. ¿De dónde sacará tiempo? Vino con su amigo, bueno, y el mío, por lo visto. Un chico súper gracioso, moreno y alto, otro bombón, vaya... Estoy deseando de ir a esa maldita oficina, que parece estar llena de tíos buenos. Luego vinieron dos chicas, una pelirroja y otra castaña. También se supone que amigas y compañeras, muy simpáticas, Carolina y Marina.
Es realmente extraño que todos te conozcan y tu no sepas nada de ellos. Ni de mi. Como, cual es mi plato preferido, si me gusta el café, si me gusta el sol, la lluvia, cosas simples pero necesarias. Nada. No hay nada en mi cabeza. El momento de la despedida con el de los ojos verdes, o sea, mi hermano, fue realmente incómodo. Lo despedí en la puerta, me abrazó y me besó y me dijo que me llamaría todos los días. Y me dijo muy serio, que si en algún momento, me sentía mal me mandaría un billete de avión para ir con él. Yo sonreí levemente y asentí, agradecida. Se marchó y me quedé sola en aquel piso viejo y enano. No me gustaba. No sabía si a la Daniela de antes le gustaría, pero a mi no, desde luego. Rebusqué entre los cajones del mueble del salón y encontré varias cartillas del banco, una no tenía nada, vamos, en números rojos, pero en la otra había ochenta mil euros. Me quedé helada.-
- Joder... ¿de qué será este dinero? No creo que el buenorro de mi jefe me pague tanto...- Me senté en el sofá aun con la cartilla en la mano, ¿por qué teniendo este dinero, vivo en semejante cuchitril? ¿estaría metida en algo turbio? Joder, no tenía ni puñetera idea. Dejé la cartilla donde estaba y encontré un álbum de fotos. Lo abrí y observé las fotos. Yo recién nacida, con mis padres y mi hermano. Yo con tres años... Y así sucesivamente, hasta llegar a una foto algo reciente, supuse que haría un par de años. Lo cerré de golpe y lo tiré sobre la mesita. Solté un bufido. Y me retrepé en el sofá. Cerré los ojos y... Nada. Nada, maldita sea. No recuerdo nada. No se cuanto tardé en dormirme, pero de un momento a otro, la puerta sonó con insistencia. Me levanté tambaleándome y fui abrir. Una pelirroja vestida con una minifalda y un top azul celeste me saludó besándome. Pasó sin que la invitara, y se adentró a la cocina, soltando dos bolsas de supermercado sobre la encimera. Parecía conocer mi casa mejor que yo, y así era...
- ¿Qué tal estás? ¿te encuentras mejor?
- Eh...
- Tómatelo con calma. No hay prisa.
- Oye...
- ¿Qué pasa?.- Me miró con preocupación.-
- ¿Qué traes ahí que huele tan bien?.- Ella sonrió y se apartó el pelo rojizo, en un gesto de superioridad.-
- Tu comida favorita.- Vaya, si que tengo una comida favorita.- Pizza barbacoa.
- ¿Me gusta la pizza barbacoa?
- Te encanta, si por ti fuera solo comerías eso.
- Vaya...
- ¿Y el buenorro de tu hermano?
- Ehh... No está, se ha ido.
- ¿Ya?
- Si, tenía un asunto importante, de trabajo...- La pelirroja se dispuso a repartir pizza en dos platos y los llevó a la mesa, me hizo sentarme en el sofá y volvió a mi cocina, abrió dos botellines de cerveza y se sentó a mi lado, pasándome un botellín. Yo lo miré escéptica y luego di un pequeño sorbo. Me sorprendí al saborear la cerveza.-
- Mmm... Vaya, me gusta...
- Joder, que si te gusta... Puedes beberte tres o cuatro jarras del BMB y no inmutarte...- Parecía que me conocía bastante bien, mucho mejor que yo.-
- ¿Qué es el BMB?
- Es un pub al que siempre íbamos después del curro. Es nuestro templo.
- Ah...
- ¿Qué tal estás? ¿aun no recuerdas nada?
- No. Nada.
- Nada, de nada...
- Nada en absoluto... Es tan frustrante...
- Bueno, tómatelo con calma. Yo estaré aquí, al igual que Hugo, Marina y Cris.
- La verdad es que todos estáis siendo muy amables.
- Eres nuestra amiga, es lo menos que podemos hacer.
- No se si podré volver al trabajo...
- Pues claro, en cuanto te sientas con fuerza y ánimo...
- Pero no recuerdo nada, no se que hacía, no se que trabajo desempeñaba...
- Eres la secretaria de Hugo.
- Le llevo la prensa y el café...
- Mucho más que eso, le llevas la agenda, atiendes sus llamadas, preparas sus reuniones, haces informes y planos, asistes a reuniones con él...
- Para, para... ¿hago todo eso?.- Asiente mientras mordisquea una porción de pizza.- No podré volver.
- Claro que si.
- Pero... No se como hacer todo eso, no sabré hacerlo...
- Aprenderás de nuevo. Yo te ayudaré, y Hugo te ayudará. No debes tener miedo.
- ¿Y si meto la pata?
- Pues no pasa nada, volverás a hacerlo hasta que salga bien. Tranquila, no te agobies.
- Es fácil decirlo...
- Además, es algo temporal, ¿no?
- Si,eso han dicho los médicos.
- Pues nada. No te agobies.
- Y si... ¿Y si no es temporal? ¿y si me quedo así para siempre?.- Carolina me miró dulce.-
- Tendrás que empezar de cero, de todos modos...

TentaciónSinLímite2RecuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora