Capítulo 31

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Pasé de ser un alma en pena, a ser el mismo Hugo de siempre. Estoy tan feliz... Estoy tan dichoso que no quepo en mi. Pensé que la había perdido para siempre. Que esta vez sería la definitiva, y estaba dispuesto a dejarla ir, con tal de verla feliz... Pero mi pequeña morena... Siempre me sorprende, su valentía y su fortaleza son inexplicables... Su amor y confianza en mi me hace sentir tan mal, tan culpable... Aunque no fuera así, pues fui una víctima, pero entiendo que necesitara tiempo, encontrarme en aquella situación con su propia prima... Debió de ser muy duro y doloroso para ella, por eso la comprendía. Pero ella me quiere, me quiere tanto como yo a ella, y no pienso fallarle nunca más. Por supuesto, no me he quedado con los brazos cruzados, junto a Luca, estamos intentando averiguar quién se coló en nuestra habitación del club y puso una cámara oculta, el inspector privado que contraté, está buscando información sobre Sara, la prima de Dani, por desgracia es todo lo que puedo hacer por ahora... Miro mi reloj, que raro, Dani está tardando mucho. ¿Estará bien? ¿Debería ir a comprobarlo?
- ¡Señora, señora!.- Dominga, una de las empleadas de mi madre viene corriendo, aterrada y pálida. Me levanto de un salto. Dani. Algo no va bien.-
- ¿Qué ocurre?
- Se han llevado a la señora Daniela. ¡Se la llevaron!
- ¿Cómo que se la han llevado? ¿Qué estás diciendo?
- Un hombre, la metió en una furgoneta y se la llevó... Pepe... Pepe está mal. Está herido, está sangrando mucho...- Pepe el chófer de mi madre. Mi mente va a toda velocidad. Me quedo clavado en el sitio. Todos me miran horrorizados. Carol llora, mi madre llora, Ali coge al bebé de brazos de Cris, para que este abrace a Carol, ¿y a mí? ¿Quién me abraza a mí? Todo es un caos. Mamá llama a una ambulancia, yo busco a Pepe, que tiene una puñalada en el estómago, presiono la herida. A penas está consciente, apenas puede hablar, lo intenta, intenta decirme algo pero no puede, no tiene fuerzas. La policía viene, todo lo veo a cámara lenta, Dominga, nerviosa cuenta una y otra vez lo que vio. Un hombre se llevó por la fuerza a mi mujer. Alguien más iba con él, pues conducía la furgoneta, pero no alcanzó a ver de quien se trataba. Una furgoneta azul, vieja, descolorida, pero no vio la matrícula. Otra vez. Me la han arrebatado otra vez, pero... ¿Quién?

- Tranquilo, la policía la está buscando. La encontrarán...- Carol me abraza e intenta tranquilizarme. Pero yo no puedo más... Hace seis horas, seis horas que se la llevaron. Pienso miles de cosas horribles que le puede estar pasando. Y la sangre me hierve. Me duele el pecho y el corazón me bombea tan fuerte que parece que se me vaya a salir de un momento a otro. Esto no puede estar pasando, otra vez la misma angustia, otra vez esa extraña sensación... Sergio... Me levanto del sofá y voy a la cocina, llamo por teléfono al inspector.-
- Ha sido él, estoy seguro...
- Hugo, Hugo... No lo sabes, crees saberlo, pero no lo sabes.
- Pero...
- Escucha, se quien está al mando, es un buen colega, es un buen policía, hablaré con él. Y... Extraoficialmente, haré algunas... Investigaciones. Sobre Sergio. Iré a verte más tarde. Cuando acabe mi turno.
- Gracias.- cuelgo y doy un puñetazo sobre la encimera. Cris me da una palmada en el hombro, saca del armario una botella de bourbon y me sirve un trago. Me ofrece un cigarro. Saboreo el sabor dulzón del bourbon, tras una y otra calada. Cris me observa, pero no dice nada.-
- Me suena la situación...
- Si, y a mi... Aparecerá... Otra vez.
- Acababa de recuperarla, Cris...
- Volverá. Estoy seguro. La policía...
- La policía... Si llega a ser por la policía, no la habría encontrado.
- Eso fue entonces... Y mira, como acabó todo... Contigo herido. Mantén la cabeza fría, amigo... Se que es complicado, pero haz el esfuerzo.
- Es que... No entiendo nada, joder... ¿Por qué? ¿Quién? Necesito saber algo, o me volveré loco, Cris.
- Yo no paro de darle vueltas, ¿será por dinero? ¿Un secuestro?
- No lo sé.
- ¿Algún cliente descontento?
- No lo creo.
- ¿Enemigos?
- Sergio.
- Hugo, Sergio está desaparecido, ese estará en algún sitio sin extradición, si no, ya lo habrían cogido.
- No... No estés tan seguro...
- ¿Cómo que no?
- Bueno, el inspector... Siguió buscándole aunque cerraran el caso.
- No lo cerraron, simplemente esperarán a atraparlo...
- Nadie le está buscando, Cris. Solo el inspector. Y... Bueno, hace tiempo... Hablamos.- me froto la frente. Me paso la mano por el pelo y doy otra calada.-
- ¿De qué?
- Él... Creía... Sospechaba que él nunca hubiera salido del país.
- Pero... Eso es imposible, ¿no?
- No si sabe esconderse bien. O si tiene a alguien que le ayude...- se me enciende la bombilla.- Cris... ¿Y si tiene alguien que le esté ayudando? ¿Y si alguien está haciéndolo por él?
- ¿Cómo quien?
- Mierda... No lo sé. Pero tendría sentido... Él no podría salir a la calle sin ser reconocido, salió en la tele, en la prensa, había carteles por toda la ciudad...
- ¿De verdad crees que pueda ser él?
- ¿Quién si no?
- Pero...
- ¿Quién si no?
- Si, es cierto. Es el primer sospechoso... Pero no quiere decir que sea él, la policía investigará...
- Y mientras Dani puede estar corriendo peligro, ¿qué harías tú si fuera Carol?.- se hizo el silencio, Cris se sirvió un vaso de bourbon y se lo bebió de un trago, asintió.
Cuando el inspector llegó, Cris, él y yo, salimos al porche y estuvimos hablando, le conté lo que pensaba, que alguien podría estar ayudándole.-
- Si, si... Hugo, está claro. Sin ayuda él no hubiera podido hacer mucho. Él no es idiota, no saldría a la calle, no correría ese peligro sabiendo que alguien podría reconocerlo.
- Su padre.
- No, su padre no. Lo tengo vigilado. Todos sus movimientos. Y no es su padre, aunque lo haya criado como tal.
- Si, no se me olvida que ese cabrón es mi medio hermano, no hace falta que me lo recuerde, inspector...
- Ya te dije lo que pensaba, yo sigo manteniendo que no salió del país. Debió esconderse en alguna parte.
- Pero, ¿tiene pruebas?.- Le preguntó Cris.-
- Ni una, por eso es extraoficial, hijo...
- Debe de haber algo. Debe haber alguna pista. Algún hilo del que tirar... No puede ser tan cuidadoso...
- Bueno, no sé...
- ¿Sabe algo? ¿Tiene alguna teoría?
- No es gran cosa, Hugo. Ni siquiera estoy muy seguro, pero... Si, un par de días antes de que ocurriera todo aquello, hizo un traspaso de una gran cantidad de dinero a una cuenta del extranjero.
- Un paraíso fiscal...
- Exacto.
- Hay debe estar la clave... Seguramente el dinero fuera a parar a las manos del que le está ayudando...
- Si, pero Hugo... No podemos hacer nada sin una orden judicial.
- Pero... Es la clave, es el hilo del que tirar...
- Pero es ilegal. Sin una orden judicial no podemos hacer nada.
- Pues pídala.
- ¿Contra quién? No sabemos para quién era ese dinero, y Sergio ya está en busca y captura...
- Pero...
- Yo... No puedo hacerlo. Claro, que vosotros... Podríais. Si tuvierais acceso a información confidencial del cuerpo de policía, acceso al que sólo se puede acceder con unos códigos que yo tengo apuntados en una carpeta, en la comisaría, en el segundo cajón de mi mesa. Si vosotros me robáis esos códigos... ¿Qué culpa tendría yo?.- sonrío y le doy una palmada al inspector.- Eso sí, tenéis que ir de verdad, la cámara de seguridad debe de grabaros allí, si no, no serviría de nada.
- Perfecto, cuando lo hacemos.
- Mañana, a primera hora. A las 7 y media ya estaré allí. Deberá de ser rápido, por que a menos cuarto llegan los compañeros.
- Gracias, lo que está haciendo por mi y por mi mujer...
- Y por la justicia, Hugo. Y por la justicia... Debo irme, estaré en contacto con el agente que lleva el caso de la desaparición de su mujer, como le dije es un buen policía, pero aún así estaré al pendiente. Nos vemos mañana. Suerte.
- Una vez más, gracias. Hasta mañana.- Nos damos un apretón de manos y lo veo alejarse. Cris se pone a mi lado, ambos lo vemos montarse en su coche.-
- Es un buen hombre...
- Lo es...- miro el reloj, que ya marca las nueve y media de la noche.- Está anocheciendo, ya hace más de ocho horas que Dani desapareció...
- ¿A qué hora nos vamos mañana?
- Tu a ninguna...- me vuelvo y echo a andar hacia la puerta para entrar, pero Cris me corta el paso.-
- ¿Cómo que yo a ninguna?
- Iré solo.
- Ni hablar... ¿Por qué?
- ¿Crees que voy a dejar que vengas? ¿Crees que quiero que salgas robando algo en un vídeo? ¿En una comisaría? Por favor... Cris. No seas idiota.
- Pero...
- Cris, ahora eres padre, tu hija te necesita, Carol te necesita. No vendrás y punto.- nos miramos, nos retamos con la mirada, se que quiere ayudarme, que siempre estará ahí para ayudarme en cualquier cosa que necesite, pero no, no pienso dejar que me acompañe. Por suerte, Carol sale en nuestra busca y nos hace dejar de mirarnos entre nosotros para mirarla a ella, que viene con el bolso de Dani en la mano.-
- Chicos... ¿Qué hacéis?
- Eh... Hablamos.
- Hugo, el teléfono de Dani no deja de sonar. No he querido mirarlo, pero...- me lo pasa y yo lo agarro con fuerza. Asiento, abro el bolso mientras entramos, me siento en el sofá, y Cris y Carol justo frente de mi. Solo tiene el móvil, las llaves, un sobre y... ¿Galletas? Saco un pequeño paquetito de galletas, de jengibre... No sabía que a Dani le gustara estas galletas... Veo a Carol mirarlas con cara de sorpresa, con los ojos muy abiertos, y la boca abierta de par en paz.-
- ¿Qué?.- ella sigue muda.- Carol, ¿qué ocurre?.- sigue sin hablar, Cris deja de prestar atención a su teléfono, mira a Carol, me mira a mi, mira el paquetito de galletas y pone exactamente la misma cara que Carol.-
- No me jodas...
- ¿Me podéis decir qué coño pasa?.- se miran entre ellos. Carol niega, Cris resopla.- ¡Hablad de una puta vez!
- Hugo, yo... No se, es que... Esas galletas...
- Yo las comía cuando me quedé embarazada...
- Ah, joder... Tanto misterio, tanto misterio...
- Hugo...
- Cristian, joder... No estoy para gilipolleces, ¿qué me importan a mi esas galletas?
- Hugo, cariño...- La ternura con la Carol me habla me hace sospechar que algo no va bien.-
- ¿Qué pasa, Carolina?
- Yo... Las tomaba por que prevenían las náuseas matutinas en los primeros meses de embarazo...
- ¿Y eso qué...?.- no. No, no puede ser... ¿Es cierto lo que estoy pensando? ¿Dani las toma para prevenir esas náuseas? ¿Es que ella está...? ¿Está embarazada? Se abre el mundo bajo mis pies, ¿estará Dani embarazada? ¿Es eso posible? Me paso la mano por el pelo una y otra vez, no soy capaz de hablar, de decir en alto lo que estoy pensando.-
- Eso no quiere decir nada, tal vez a Dani le gustaran y las llevara en el bolso por que... Por si...
- No la he visto nunca comerlas.
- Hugo...- Carol me mira a la espera.-
- ¿Quiere decir que... Dani está...?
- A mi no me ha dicho nada. Te lo prometo.
- Dios mío...- recuerdo entonces, que me dijo que tenía que contarme algo.- Me dijo... Que... Que tenía algo que contarme cuando acabara la fiesta. Le pregunté si era algo malo, y me dijo que no, que era algo bueno...
- Puede que se refiriera a eso.
- En ese sobre, pone tu nombre, Hugo. Ábrelo. ¿Te dejamos solo?
- No, no... No es necesario.- agarro el sobre, me quema en las manos, lo abro, y no me puedo creer lo que ven mis ojos, Carol solloza. Es una ecografía, en la que se ve un pequeño cacahuete, mi hijo...-
- Está escrita por detrás, Hugo...- doy la vuelta, y con el corazón bombeando con una fuerza sobre humana, leo despacio: Querido Hugo:
Una imagen vale más que mil palabras, si, cariño, estamos esperando un bebé. Nuestra lentejita, como yo la llamo, en realidad es demasiado pronto para saber su sexo, pero yo le hablo como si fuera una niña. Nuestra niña. No lo habíamos planeado, pero ya está en camino. Lo supe cuando en el hospital, esperando la llegada de nuestra ahijada, me maree y el médico me insistió en hacer la prueba. No me lo podía creer, estaba aterrada, tenía tanto miedo... Hasta que pensé en ti, en tu manera de cuidarme, quererme y consentirme, entonces el miedo se esfumó, supe que tu siempre estarías ahí para protegernos a ambas, aunque tuvieras que hacerlo con tu propia vida, como ya hiciste en el pasado. Serás el padre perfecto, y nuestra lentejita te querrá tanto como yo.
Hubiera querido contártelo antes, pero todo pasó aquella noche, después simplemente, no pude. Te quiero, Hugo, siempre te he querido y siempre te querré.
Felicidades, papá.

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