Capitulo 2

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Entré en mi piso enano echando humo. ¿Cómo puedes ser tan idiota, Daniela? Me dije una y otra vez, estaba enfadada, estaba muy cabreada conmigo misma. ¿Qué es eso de lloriquear en un bar? ¿y en un bar en el que está él? Esas muestras de debilidad en público no debo tenerlas, joder... Me ha mirado con pena. Con compasión, y me he sentido especialmente mal. ¿Me hubiera sentido así si hubiera sido otra persona? No, seguramente no. ¿Pero qué diablos te pasa? Me fui refunfuñando a mi habitación y me cambié de ropa, me puse cómoda con unas mallas y una camiseta de tirantes. Volví al salón y cogí la rebeca, la acaricié en mis manos, cerré los ojos y sentí paz. Como si me sintiera en casa, como si... La tiré con fuerza y rabia contra el sofá. Me fui al frigorífico y me saqué una cerveza helada de las que suele traer Carolina para bebernos juntas. Dí un trago y me pregunté si estaba preparada para volver a un trabajo el cual desconocía...
Se que debo hacerlo. Es lo único que se me ocurre. Cogo del bolso mi nuevo móvil de última generación y la tarjeta que me dio Hugo, y marco. Al parecer, el señor David el cabezón, como Carolina le llamó, me conocía bastante bien, como todos, menos yo. Estuvo de acuerdo con mi incorporación, y me dijo que el lunes empezaba, que arreglaría todo el papeleo para que pudiera empezar. Sonreí y me puse muy contenta, al menos no pasaría el día aquí sola, en mi piso enano, y podría comer con las chicas, podría ver a Hugo...
No, eso no. No es por eso. O bueno, un poco si. Joder. ¿Me mola mi jefe? Pero si es gilipollas, es... Está muy bueno, joder. Parece un jodido modelo de pasarela, o un actor de esos de películas de amor, de esas de las que el tío bueno putea hasta la estenuación a la chica pava de turno, pero que al final convence para llevársela a la cama. Que la hace pasar por un calvario, pero que luego termina enamorándose de ella... La típica historia de libros y películas, puede que haya perdido la memoria, pero no soy idiota. Eso siempre ha existido. Vale, puede que sea la película que vi anoche, y vale, puede que el protagonista se pareciera mucho a Hugo... Solo que no tenía sus ojos, ni su magnetismo, ni su seguridad, ni su... Aaaaag por Dios, Dani, olvídate de él. Puede que esté tremendamente bueno, pero es gilipollas. Muy gilipollas. Miro con el ceño fruncido el teléfono, Carolina me ha descargado un par de aplicaciones; whatsapp, que al parecer es una aplicación de chat, mensajería instantánea, que todo el mundo tiene. Toco la pantalla y veo una foto de mi pelirroja preferida. Sonrío y decido enviarle un mensaje. *Estoy en casa. Espero que me perdones por dejarte plantada, pero me he sentido muy mal. Besos.* Unos palitos se ponen azules, y casi al instante me llega su respuesta. * No pasa nada, lo importante es que estés bien. Es viernes, ¿te apetece salir? Por favor, dí que si...*
La verdad, no me apetece nada. Me siento ridícula cuando la gente se me a cerca y me dice que me conoce, y yo no conozco a nadie, pero Carolina está siempre encerrada conmigo en mi piso, así que siento que se lo debo. * Vale, ¿te pasas por casa y decidimos que ponernos juntas?*
* Eso está hecho. Nos vemos muñeca.*
Y a las ocho, ambas estamos frente a mi armario, decidiendo que ponernos. Dudamos, nos probamos, intercambiamos, hasta que por fin salimos vestidas del cuarto, Carolina ha elegido un top verde con lentejuelas y una falda rosa de raso muy corta. Con unos taconazos verdes lo mismo que el top, y un bolso de mano del mismo color. Está estupenda. Yo me he decidido por un vestido negro de encaje, muy corto y muy transparente. La verdad, cuando me he visto en el espejo, me he quedado paralizada. Me he visto... Guapa. Atractiva y muy sexy. Me gusta la sensación. Casi no la había tenido, la verdad. Me he puesto unos taconazos rojos de plataforma y un bolso compañero, al igual que los zapatos. Carolina ha optado por un maquillaje fluido, claro, sólo resaltan los labios pintados en rosa chicle. Yo como me siento... Un tanto sexy y atrevida, opto por ojos ahumados, muy oscuros, y labios rojos. Cuando terminamos y nos miramos, parecemos modelos de pasarela, chúpate esa, ojos azules.-
- Parecemos modelos de pasarela.- Le digo entre risas a Carolina que está bebiendo de su copa en la cocina.-
- Yo si. Tu más bien pareces salida de una peli para adultos.
- ¿Me estás diciendo ligerilla?
- No, te estoy diciendo, que me volvería lesbiana para poder liarme contigo.- Yo me río y le doy un codazo mientras voy en busca de mi copa, mi segundo puerto de... Bueno, no se de que.-
- ¿Y dónde vamos?
- He pensado que podíamos ir al BMB. Marina y Cris seguramente estén allí.
- Vale. ¿Coche o taxi?
- Taxi. Pienso emborracharme hasta desfallecer.
- ¿Enserio?
- Si, y tu también.
- Vale, si no me dejas otra opción...- Nos reímos a carcajadas mientras acabamos nuestras copas y esperamos a que venga el taxi que hemos pedido.- Por cierto, ¿sabes si yo fumo? Quiero decir, si fumaba...
- Si. ¿Por qué?
- Joder, ahora entiendo las ganas de fumar desde que salí del hospital...
- ¿Y de nada más?
- Eh...
- Venga, mujer. Somos amigas...
- Hombre... No se... Puede.
- ¿Puede?
- Si, un poco si. La verdad. ¿Tu no sabes si tenía un amigo, o algo por el estilo?
- ¿Un amigo? O quieres decir, un folla-amigo...
- En efecto, si.- Veo como traga saliva.-
- No lo se. Nunca me lo dijiste.
- Pues si no te lo dije es por que no lo había...- No me ha pasado por alto su nerviosismo, su forma de intentar no mirarme y como ha tragado saliva. Hay algo que no me está contando. Pero me digo a mi misma que es mi amiga, y que no debo pensar más sobre gilipolleces. El taxi llega a las nueve y media, y veinte minutos después,estamos delante de la puerta de un pub. Un cartel negro grande y luminoso, con las letras en color plata «BMB». Me siento nerviosa, me sudan las manos y tengo la respiración acelerada cuando entramos y la tenue luz de colores nos inunda. Carolina debe notarlo, porque me coge de la mano y cuando la miro un poco asustada me sonríe y me tranquiliza en silencio. Vamos hacia al fondo, y conforme andamos veo en la última mesa a Cris y a Marina, muy juntos, muy pegados y hablándose al oído... Aquí hay tema, me digo. Marina sonríe en cuanto nos ve.-
- Joder, que sorpresa. Dani que bien que hayas venido.- Me besa y Cris va detrás.-
- Morena, cada día estás más buena...- Sonrío y le beso, siempre que ha venido a verme me dice lo mismo. Me caen genial. Estoy súper a gusto con ellos. Nos sentamos y charlamos durante un rato, luego Carolina va a por una copa para cada uno, otro puerto de ese, estoy sedienta, me lo bebo en un abrir y cerrar de ojos. Vamos a la pista y bailamos como posesas, estoy disfrutando como nunca. No paramos de reír, bailar, empujarnos... Somos como crías, pero lo estoy disfrutando muchísimo. Decidimos descansar un poco y volvemos a la mesa, yo decido ir a la barra para pedir una copa para mi y para Carolina. El camarero se me acerca. Es moreno, ojos marrones, muy pero que muy guapo.-
- Hola Dani, ¿qué vas a tomar preciosa?.- Vaya, me conoce.-
- Eh... Dos puertos... Puertos... De no se qué, no tengo ni idea, es rosa.
- Puerto de indias.
- Pues eso será.- Sonrío.- ¿Me conoces?
- ¿Me estás vacilando? Pues claro. - Lo siento. Tuve un accidente y perdí la memoria.
- No me jodas, lo siento muchísimo. Sabía lo del accidente, pero no lo de tu memoria.
- No pasa nada. Se supone que es transitorio, puede que mañana me acuerde de ti.- Sonríe y tiene una sonrisa preciosa.-
- A estas invita la casa.
- Oh, no. Por favor, no. No quiero que te riñan por mi culpa.
- Tranquila, el local es mio. Soy el propietario, así que nadie me va a reñir.
- Pues muchas gracias...
- Mario. Para servirte.
- Mario... Bonito nombre.
- No tan bonito como tu.- Sonrío como una imbécil y oigo a mi espalda.-
- Bourbon solo con hielo, Mario.
- Ahora mismo, tío. El deber me llama preciosa. Espero verte más por aquí.- Veo de reojo que el que acaba de pedir el bourbon es Hugo y el corazón me da un vuelco, no se si irme o si quedarme y saludarle. Mis buenos modales me obligan a volverme, poner una sonrisa y saludarle.-
- Hola. ¿Qué tal?.- Me mira de arriba a abajo y luego mira el vaso que le está llenando Mario.-
- Bien.- Es frío y grosero, otra vez. Y yo me quedo confundida y avergonzada. Así que ni le digo adiós, me doy la vuelta, cojo mis copas y me marcho hacia la mesa del fondo.-
- Joder, ¿dónde has ido a por las copas? Eh, Dani.
- Eh... Perdona, ¿qué dices?
- ¿Estás bien?
- Si.
- ¿Seguro?
- Si, no pasa nada.- Me siento y bebo un buen trago de mi puerto de indias.-
- Eh, chicas... Allí está Hugo.- Cris se levanta y le hace señas. Estoy a punto de gritarle que no le llame, pero no lo hago. Ojalá que no venga, ojalá que no venga... Mierda, viene hacia aquí, se está acercando.- Eh, capullo. ¿Qué haces allí solo? Siéntate.- Las chicas lo besan y charlan animadamente con él, vaya, con ellos no es grosero. Solo lo es conmigo. Siento como la furia palpita en mis venas, pero me contengo. Me quedo callada y doy sorbos a mi copa, que ya empieza a hacer efecto. He pasado desapercibida, me he pimplado la copa y ahora que no tengo nada con lo que entretenerme, me empiezo a poner nerviosa, interrumpo la conversación de los cuatro.-
- Voy a por otro puerto...- Me levanto y me tambaleo.-
- Dani, ¿estás bien? ¿quieres que te acompañe?
- No, no. Estoy perfeeectamente. Ahora... Ahora vengo.- Y echo a andar tambaleándome hacia la barra. Le pido otra copa a Mario y tonteamos un poco.-
- No tendrás un cigarrillo por casualidad...
- Claro. Toma.- Me tiende el paquete y cojo uno.-
- Ahora te devuelvo el mechero.
- Sin problema, bombón.- Sonrío y me encaminó con mi copa a la salida. Soy consciente de la tajada que llevo, el aire fresco me da en la cara y parece espavilarme. Enciendo el cigarrillo y con la primera calada me da la tos. Luego ya, lo disfruto. Suspiro y gimo de placer al sentir el humo entrar y salir de mis pulmones. Dios, lo necesitaba.-
- ¿Te diviertes?.- La voz me llega desde atrás, pero no me vuelvo. Se perfectamente quien es.-
- Si.
- No esperaba verte aquí.
- Ni yo a ti.
- ¿No piensas volverte?
- No.
- ¿Puedo preguntar por qué?
- No.
- ¿Estás a la defensiva?
- Es lo que pasa cuando saludas cordialmente, y te contestan de mala gana.
- Tienes razón.- Eso si que no me lo esperaba. Doy un buen trago a mi copa. Y seguido, otra calada honda al cigarillo.- No esperaba verte aquí, ya te lo he dicho. Me has pillado... Desprevenido.
- ¿Esa es la mejor escusa que se te ha ocurrido? Es muy rebuscada...- Oígo una risa ahogada y me hace sonreír a mi.-
- Es mala, si. Pero cierta. Te he visto tan... Bonita que me he quedado un poco en shock. Espero que puedas perdonarme.- ¿Me ha visto bonita? ¿Hugo piensa que soy... Bonita? Me vuelvo y le sonrío de oreja a oreja.-
- ¿De verdad crees que soy bonita?.- Me sonríe de medio lado y asiente.-
- Sí, y también creo que has bebido suficiente.- Me quita la copa de la mano y la pone en una mesa alta que hay en la puerta. Y por desgracia, ya todo es un borrón gris. No recuerdo nada más. Ni siquiera como llegué a mi cama. La cabeza me da vueltas y me duele horrores, son las tres de la tarde y parezco un zombi. Me voy hasta la cocina y me pongo un café, a ver si la cafeína me espavila.-
- Dios mío, creo que voy a vomitar...- Y tuve que salir corriendo en dirección al váter. Creo que ya no tengo nada más en el estómago, cuando me lavo la cara en el lavabo y salgo al pasillo, suena el timbre y me pega un susto de muerte.-
- Ya va, ya va...- Abro y aparece mi amiga Carolina, tan fresca como una lechuga.-
- Holiii... Uy, que careto.- Le hago pasar y vamos hasta la cocina, se sienta y yo preparo un café para las dos.-
- ¿Cómo es que tu estás tan fresca?
- Ay, hija. La costumbre. Además, yo no recuerdo haber bebido tanto...
- ¿Me trajiste tu a casa?.- Vuelvo con el café y me siento a su lado. Noto como se pone nerviosa, traga saliva y aprieta los labios.-
- Si. Yo vine a traerte a casa.
- Uff... Ni siquiera recuerdo haberme acostado.
- Ya. Es por que hace tiempo que no bebes.
- ¿Antes bebía mucho? ¿era alcohólica?
- ¡No! Claro que no, pero todos los días al acabar en la oficina, llegábamos al BMB a tomar unas cervezas.
- ¿Quiénes?
- Pues todos.
- ¿Todos los que estuvimos ayer?.- Asiente.- ¿Incluso Hugo?
- Si, él también. Solíamos salir juntos. Quedábamos allí y...
- ¿Y...?
- Eran buenos tiempos. Ayer... Sentí que por fin estábamos completos de nuevo.- Me mira de esa forma dulce en la que ella mira y se me hace un nudo en la garganta.- Te echaba de menos.
- Venga, tonta. Estoy aquí. No me he ido.- Pero se a lo que se refiere. He sido como una extraña. Para mi ellos lo eran, pero ayer nada más entrar en el club... Sentí como si fuera mi hogar, como si aquel pub fuera algo mío, como si ellos fueran mi familia. Me divertí muchísimo, al menos la primera parte de la noche. Hasta que apareció él y me hizo sentir fuera de juego. Si se supone que salíamos juntos, ¿por qué es tan frío conmigo? ¿por que no podemos llevarnos bien? No lo entiendo. Y tampoco entiendo por que me molesta tanto, si al fin y al cabo no le conozco, bueno si, pero no me acuerdo, para mi es un desconocido. Y no entiendo por que cojones siento ese cosquilleo cuando está cerca de mi. Cuando estamos cerca siento algo extraño, algo que no puedo explicar.-
- Oye, Dani... ¿estás bien?
- Si, si. Estaba pensando.
- Te has puesto triste por mi culpa, lo siento.
- No, no es eso. Es que... Me gustaría acordarme de algo. Pero no hay nada. Nada...
- Haremos nuevos recuerdos, juntas. Hasta que vuelvan los antiguos, me comprometo a fabricarte nuevos.- Yo paso de la tristeza a las carcajadas en un instante, es el poder de la pelirroja.- Por lo pronto, te vas a duchar, nos vamos a ir al centro comercial, nos vamos a comprar un modelito nuevo y esta noche vamos a arrasar en el BMB.
- ¿Otra vez? Pero si estoy para morirme...
- Venga levanta el pandero, morena. A la ducha.- Yo sonrío mientras niego con la cabeza, en dirección al cuarto de baño. Una hora después salimos de mi piso en dirección al centro comercial, nos pateamos todas las tiendas y termino comprándome unos pantalones de cuero negros, con trincheras y una cadena de lado a lado en la cadera, no estaba muy convencida, pero Carolina ha insistido mucho diciendo que parezco una dominatrix. Yo me escojono pero en el fondo me veo cañera y me los llevo, para arriba he comprado un top rojo casi transparente con la tripa al aire, mola un montón. Carolina un vestido de licra en color pistacho, muy pero que muy... Sugerente.
Luego entramos en una boutique, de lencería erótica. Intento salir cuando veo de lo que se trata, pero la pelirroja no me deja, así que entre risas y bromas, compramos ropa interior, bueno, ropa... En fin, dos trozos de tela ridículos, que no tapan nada y que valen un huevo, pero bueno, lo hemos pasado bien. Vamos a un restaurante y hacemos una "merienda cena" según Carolina, son solo las siete y media pero entre la resaca, y que no he comido nada me parece una idea estupenda. Tras atiborrarnos de lasaña y creps de chocolate nos vamos a mi casa, nos duchamos, nos peinamos, nos maquillamos, nos vestimos y nos vamos en taxi al BMB. Cuando llegamos y entramos, en la mesa del fondo están Cris, Marina y como no, Hugo. Están riendo y bromeando sobre algo cuando llegamos nosotras. Al verme a mi, su sonrisa se esfuma y me hace sentir incómoda, se pone serio y lo veo apretar la mandíbula con fuerza. Joder, ¿pero que le pasa conmigo?.-
- Joder... Que guapas están mis chicas.- Carolina sonríe y besa en la mejilla a Cris y se sienta a su lado, yo no tengo más remedio que sentarme en el único sitio libre, que es al lado de Hugo. Me siento tímida y digo hola, todos contestan, menos él. Incluso me parece ver como se retira un poco de mi, yo me huelo el pelo con disimulo, pero joder, no huelo mal, estoy recién salida de la ducha, y huelo a perfume, maldita sea... Necesito un cigarrillo.-
- ¿Y tú Dani?
- ¿Qué?
- ¿Que qué quieres beber?
- Eh...
- Un puerto, también...- Carol me mira ceñuda y le contesta a Cris.- ¿Bailamos?
- Ay,si vamos.
- Yo no, gracias.- No tengo yo mucho ánimo de bailar, precisamente. Cris vuelve enseguida. Bebe un buen trago de su copa y me guiña un ojo.-
- Voy a bailar con mis chicas, ahora nos vemos.- Vaya, lo que me faltaba, quedarme a solas con don estirado. Yo bebo un buen trago de mi puerto y me cruzo de piernas, mirando hacia la pista.-
- ¿Qué tal la resaca?.- Me vuelvo y le miro arqueando una ceja.-
- No tengo resaca.
- Pues me extraña, con la tajada que llevabas.
- No estaba borracha, estaba... Achispada.
- Como una cuba.- Dice riéndose de mi.-
- ¿Y si lo estuviera, a ti que te importa?.- Veo la incredulidad en su cara.-
- ¿Te pasa algo?
- Pues mira, si. Me pasas tu.
- ¿Yo?
- Si, tu. Que no me soportas, y yo no tengo ni puñetera idea de por que. No recuerdo si en el pasado te he echo algo, pero ¡joder! No me acuerdo, ¿vale? Igual era una víbora, una grandísima hija de puta, pero ¡yo no tengo ni idea! ¡lo siento, joder! Siento si te echo algo.- Me mira sorprendido, con los ojos muy abiertos.-
- Yo...- Ahora parece apenado, me mira con pena, como aquella vez en el restaurante. Yo me levanto y cogo mi copa.- Oye, espera... No te vayas, espera un momento, Dani.- Ya me iba, pero ha sido oír mi nombre en sus labios, me he quedado paralizada, es como si hubiera tenido un dejavú, como si eso ya lo hubiera vivido. Estoy de espaldas, dudo si volverme, cierro los ojos con fuerza para evitar ponerme a llorar. Cuando siento una mano grande, y fuerte, apretando sus dedos en mi hombro, pero lo extraño es lo que siento en mi interior. Lo primero es un escalofrío que me recorre de arriba a abajo, luego siento un extraño, doloroso y placentero tirón en el vientre, tercero; me falta el aire, el corazón me bombea a toda máquina y siento como si fuera a caer de rodillas ante él, rindiéndome, anhelando, implorando...- Dani... Daría lo que fuera por que me recordaras.- Ha pasado de apretarme a acariciarme tiernamente el brazo, yo me vuelvo y lo miro con los ojos llenos de lágrimas, pero sin derramar ni una sola.-
- ¿Por qué?.- Nos miramos a los ojos, con intensidad, una lucha entre sus ojos azul zafiro y los míos verde agua. Pero no dice nada. Espero, espero y espero, pero nada. Las palabras se agolpan en mi garganta, las lágrimas amenazan con desbordarse.-
- ¿Qué hacéis?.- La voz de Marina me trae de vuelta a la tierra, y mis ojos verde agua, pierden la lucha y miran para encontrarse con Marina y Carolina que nos miran a ambos.-
- Me voy a casa, chicas.
- No, ¿por qué tan pronto?.- A carolina no es fácil mentirle, pero me arriesgo.-
- No me encuentro muy bien. Ya sabes.
- Pero...
- No os preocupéis, chicas. Yo llevaré a Daniela a su casa.
- No es necesario.
- Insisto. Yo te llevo.- Trago saliva y me despido de mis amigas. Ando al lado de Hugo y vamos hacia su coche. Me acomodo en el asiento y él me imita, me mira un segundo y luego arranca. Conduce como un puñetero loco, y me abrocho el cinturón de seguridad, me mira y se ríe mientras yo lo miro ceñuda.-
- No voy a estrellarnos.
- Permíteme que lo dude...
- No te lo permito.
- Me la sopla...
- Esa boca...- Yo resoplo fuertemente y pongo los ojos en blanco.- David me ha dicho que le llamaste. Vuelves al trabajo.
- Si.
- ¿Te ves capacitada?
- No se. Aprendo rápido.
- Esperemos que sea verdad. Ahora mismo tenemos un gran proyecto entre manos, y no vamos a tener tiempo suficiente para ti. Pero creo que a Carol no le importará echarte una mano.
- Pues muy bien.- ¿Qué quiere, un premio al jefe del año? Venga ya.-
- Oye, no seas estúpida.
- ¿Me estás insultando?
- No. Pero solo intento que tu vuelta sea agradable, que no te sientas forzada. Esperaba un "gracias" por lo menos...
- Joder... Pues vale, gracias.
- No, pero así no me vale.
- ¡Oh, por favor! Que hipócrita...
- ¡Oye!
- ¡Qué! No te debo nada, ¿o sí?
- No.
- ¿Por qué te has ofrecido a llevarme a casa?
- Cortesía.
- Pues no necesito tu cortesía.
- Estás muy graciosa cuando te enfadas.- Yo entre cierro los ojos y lo miro furiosa, pero enseguida se convierte en algo muy diferente. Verlo sonriente, concentrado en la carretera, con las manos al volante, ha hecho que imagine como sería su tacto en mi piel, como sería sentir sus manos apretarme los muslos, sus manos masajeándo mis pechos...
Un calor húmedo se apodera de mi sexo, mis mejillas arden, mis pezones aprisionan duros y erectos sobre la copa de mi sujetador. Trago saliva y respiro con dificultad. Él me mira de reojo y veo como aprieta con fuerza el volante, tanto que sus nudillos se ponen blancos, aprieta la mandíbula y fija la mirada en la carretera. Suspiro y me sonrojo más aún. Es como si se hubiera dado cuenta de que estoy excitada. No me doy cuenta de que me estoy mordiendo el labio hasta que me duele, lo suelto y me relamo. Casi jadeo y vuelvo a mirarlo. Él me mira y ambos nos miramos unos segundos,o minutos, a mi me parecen horas.-
- No me mires así...- Su voz es ronca, queda, casi es un susurro. Y yo siento que algo dentro de mi se contrae, Dios santo, nunca he estado así. Tan excitada, tan caliente y húmeda. Lo deseo, es algo irremediable, es primitivo y salvaje, algo que no puedo evitar.- Dani, por favor...
- ¿Qué?
- No hagas eso. No... No lo hagas.
- ¿Hacer el qué?.- Él desvía la mirada al frente de nuevo, frunciendo el ceño. Su mandíbula sigue tensa, los músculos de los brazos se ven tensos y sigue apretando el volante con fuerza, tanta que temo que lo parta en dos.-
- No he echo nada. Relájate.
- ¿Qué no has echo nada?
- No. Nada.
- Has... Has... Te has... Tú... ¡Mierda, joder!.- Da un golpe fuerte con ambas manos al volante y yo doy un respingo en el asiento.- Esto no debería estar pasando, no era así como...- Me mira y su expresión cambia.- Lo siento. No pretendía asustarte.
- ¿Qué te pasa?
- Nada.- Gira a la izquierda y creo que falta poco para llegar a mi piso.-
- Cuéntamelo.- Niega con la cabeza.- Igual puedo ayudarte, si me dejas...
- Basta.
- Pero...
- ¡Basta!.- Ha parado frente a mi edificio, yo trago saliva y intentando contener el llanto, sin mirarle una última vez me despido.-
- Gracias por traerme.- Salgo antes de que conteste, pero creo que no pensaba hacerlo de todos modos. Entro rápidamente y en cuanto llamo al ascensor, oigo el ruido de su motor arrancar y salir haciendo ruedas. Respiro hondo. ¿Qué coño ha pasado?
Me cambio de ropa y tras ponerme un pantalón corto y una camiseta vieja, voy hacia la cocina, cojo una cerveza y me siento en el pollete de la ventana. Me acomodo y miro hacia fuera. ¿Qué le pasa a Hugo? ¿tiene problemas para relacionarse? No, con los demás es normal, es conmigo con quien se muestra irritado e incomprendido. Hay algo que se me escapa. Algo que... Y me he puesto cachonda. ¡Delante de él! ¿se habrá dado cuenta y por eso ha reaccionado así? No, ¿cómo iba a darse cuenta? He sentido unos deseos de besarlo... De sentir sus manos en mi piel... ¿qué me pasa con este hombre? ¿qué me ha hecho? ¿o qué he echo yo? Su voz ronca cuando me ha dicho que no haga eso, me ha echo excitarme aún más, ¿pero a qué se refería? ¿qué era lo que no quería que hiciera? Un silbido me distrae de mis pensamientos, es la alerta de un mensaje nuevo. Doy un trago y cogo el móvil. Es Carolina para asegurarse de que estoy sana y salva. Le contestó con un simple «todo ok» y me acuesto vestida sobre la cama...

Sábado 01:40

- Deberías decírselo.
- ¿Para qué?
- Tiene derecho a saberlo. Debes contárselo, Hugo.- Se que Carol tiene razón, pero no puedo. No quiero. Solo quiero que me recuerde. Que se acuerde de mi, de todos los momentos que hemos pasado juntos. De las veces que la he tenido entre mis brazos. De las veces que he besado sus labios, su cuerpo, su piel... Necesito que lo recuerde. Que vuelva a ser la misma Dani de siempre.- ¿De qué tienes miedo, Hugo?
- De perderla para siempre. De que nunca vuelva a recuperar la memoria.
- Hugo, cariño...
- Carol, no puedes hacerte ni la más remota idea de como me siento. De cuanto sufro cada vez que la veo. Todo lo que hemos vivido es como si no hubiera pasado, como si solo lo hubiera vivido yo. Como si fuera mi mente la que me estuviera pasando una mala jugada. Como si me lo hubiera imaginado. Un simple espejismo, un... Sueño. Del que he despertado y al cual no puedo volver.
- Recordará. Tarde o temprano, recordará.
- Pero, ¿cuándo?.- Ella me niega con la cabeza y me mira dulce.- Ha habido un momento...
- ¿Sí?
- En el coche. He creído... Que ella...
- ¿Qué?
- Nada. Imaginaciones mías, supongo. Pero creía que... parecía como si... Se sintiera atraída por mi.
- Eso no es un secreto. Está claro que le gustas. Por eso creo que deberías...
- No. Hasta que recuerde no. No pasará nada entre ella y yo hasta que eso ocurra.
- Pero ella te desea. Y tu a ella. ¿Por qué no?
- Por que no. No es... No.
- Hugo, la perderás. Y puede que para siempre.- Yo la miro y tenso la mandíbula.-
- Correré el riesgo.
- Pero mírate, estás destrozado. Os destrozará a ambos...
- No, por que si no recuerda, nunca lo sabrá.
- Pero, ¿y tú? ¿podrás olvidarla, Hugo?
- Viviré con ello.
- No podrás. Lo sabes lo mismo que yo.
- Al menos lo intentaré.
- Serás infeliz...
- Ya lo soy.
- Hugo...
- Gracias por escucharme. Buenas noches, Carol.
- No, espera. No te vayas, Hugo. No te rindas. Aún no.
- Hasta mañana, preciosa.- Beso en la mejilla a mi amiga y salgo de su casa. Monto en mi coche, pero no arranco. La cabeza me va a mil por hora, estoy echo un lío. Arranco y salgo a toda velocidad, poco después paro el motor, tras aparcar justo en frente, en la acera de en frente. Aprieto el volante, con fuerza. Podría subir, ser amable, charlar, y cuando menos se lo espere, besarla. La besaría hasta quedar sin aliento. La abrazaría fuerte, junto a mi pecho. Acariciaría hasta el último rincón de su cuerpo, la desnudaría con ansia y desenfreno, y me hundiría en ella con pasión... Miro hacia arriba, y la veo.. Apoyada en la pared, sentada en la gran ventana que da a la calle. Parece cansada, pensativa, está ensimismada. Y yo me quedo ahí, como el idiota enamorado que soy. Observándola en la penumbra, escondido en la soledad de mi coche. Hasta que ella se levanta y la pierdo de vista. Solo entonces, vuelvo a arrancar el coche y me pierdo calle abajo, en dirección a mi apartamento. Donde solo me espera canela y una botella de bourbon...

TentaciónSinLímite2RecuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora