Capitulo 8

3.8K 228 6
                                    

Cuando el taxista paró y yo salí tras pagar la carrera, me quedé con la boca abierta. Era un sitio extraordinario, una enorme puerta de hierro, daba acceso. Un gorilón de un tamaño considerable, dejaba pasar tras mirar en una lista. Abrí mi bolso, y como dije, llamé a Hugo.
- ¿Dónde estas? Estoy en la puerta.
- Voy ahora mismo. Ah, y... Dani, gracias, por venir.- abrí la boca para decir algo, pero no me salió nada, colgué y enseguida apareció Hugo, hubiera querido morirme allí mismo. Llevaba un traje azul marino, camisa blanca y corbata azul turquesa, igualita que mi vestido. El color hacía juego con sus ojos, y el claro de la corbata, hacía resaltar sus enormes ojos azul zafiro. Estaba para comérselo. Vino hacia a mi, me dio un beso en la mejilla, su olor a agua fresca me sedujo y me dejó atontada.-
- Hola, estás preciosa.
- Ah, gracias. Tu también.
- Gracias por venir.- asentí. Me ofreció el brazo y tras dudar unos segundos, me agarré a él. Nos acercamos al gorilón y él habló.- Hola de nuevo, Piero. Ella es Daniela Lozano, es mi acompañante.- El tío daba miedo, era enorme, gigante, y su cabeza rapada, todavía daba más miedo. Tras mirarme con disimulo, asintió y nosotros entramos. Un gran camino de piedra, nos llevaba a una mansión, enorme, y alrededor, un enorme jardín, verde, el césped más verde que he visto en mi vida, al menos que recuerde, claro. Llegamos a unas escaleras que suben a la terraza, y al mirar hacia el jardín, veo una fuente chorreando agua. Tengo una especie de dejavú. Una visión; Hugo, sentado al filo, fumando, yo a su lado, charlando, no se de que hablamos. Él se levanta enfadado, parece que discutimos...-
- ¿Dani? ¿estás bien?.- Hugo me trae de vuelta. Lo miro con los ojos como platos.-
- Yo he estado aquí. En esa fuente, contigo.- ahora el que abre los ojos mucho es él.-
- ¿Lo recuerdas?
- Si, no... Bueno, es... Lo he visto ahora. Es como una visión. Pero se ha desvanecido cuando me has hablado.
- ¿Qué hacíamos, cuando nos has visto?
- Parecía que discutíamos, pero no se por que.
- ¿Y ya está?.- parece desilusionado.-
- Si. Nada más.
- ¿Por qué? ¿ha pasado de verdad?
- Si. Hemos coincidido varias veces aquí. Venga, vamos, subamos.
Cruzamos la terraza medio vacía y entramos, hay mucha gente, hablan en grupos, hombres y mujeres. Al fondo, un escenario, y en frente al menos veinte mesas grandes, de al menos quince comensales o más. Yo aprieto el brazo a Hugo, él me mira.-
- Tranquila.
- Hay mucha gente.
- Yo estaré contigo todo el tiempo, no debes preocuparte.- asiento y un camarero pasa delante de nosotros con una bandeja, Hugo me suelta de su brazo y coge dos copas. Me pasa una.- Bebe, te sentará bien.
- Gracias.- las burbujas del champán me avivan y está fresquito, me relaja. Un hombre se acerca. Mis nervios vuelven a aparecer, ¿por qué estoy tan nerviosa?.-
- Hugo Padilla, que alegría volver a verte, hacía mucho que no te dejabas ver.
- Hola señor Muñoz, un placer volver a verle.- Se estrechan las manos y yo me aferro a mi copa de champán medio vacía.-
- ¿Y quién es esta belleza?
- Ella es Daniela, una amiga.
- Encantado, señorita Lozano.- me tiende la mano y yo se la doy, me besa los nudillos y yo asiento. Charlan durante unos minutos, y después el hombre regordete se va. Hugo me mira. Coge otra copa de champán y quitándome la vacía me la pone en la mano.-
- ¿Quieres emborracharme?.- él sonríe y niega con la cabeza.-
- Solo quiero que te sientas cómoda.
- ¿Qué se celebra? Hay mucha gente.
- Es una cena benéfica. Laura es su fundadora.
- Ah, vaya. ¿Y sobre qué...?
- Ayudan a personas maltratadas. Personas que han sido víctimas de violencia doméstica, personas víctimas de violaciones... Abusos sexuales a menores...
- Dios mío...
- Si, es horrible, pero desgraciadamente existe. Y la mayoría de las víctimas, no buscan ayuda. Por vergüenza, por miedo... La mayoría se lo callan durante mucho tiempo.
- Me parece una buena idea, ayudar a la gente. ¿Y cómo la ayudan?
- Pues de muchas maneras, la fundación cuenta con un gran equipo de psicólogos, le ayudan con terapias y con todo lo que necesiten.
- Ah.- Un hombre se sube al escenario y avisa de que se va a servir la cena, y nos pide que nos sentemos por orden. Hugo me guía hasta nuestros asientos, uno al lado del otro, un cartelito en la mesa, apoyado sobre una de las copas, pone nuestros nombres, vaya... Nuestra mesa se compone de dieciocho comensales, no conozco a nadie. Me siento fuera de lugar. La cena está deliciosa, y me pimplo tres copas de vino blanco espumoso en menos de lo que canta un gallo. Hugo charla con los comensales, al parecer los conoce a todos. Cuando sirven los postres, me mira y me sonríe.-
- ¿Cómo estás?
- Bien.
- ¿Te aburres?
- No, no.- miento.- Bueno, un poco. No conozco a nadie, Hugo. Me siento fuera de lugar.
- Lo siento.
- No importa. La cena estaba deliciosa.
- Si, desde luego.- Entonces aparecen Héctor y Laura. Héctor le da la mano a Hugo. Laura viene corriendo hacia a mi, va vestida con un vestido negro y su pelo rubio recogido en un moño.-
- ¡Dani! ¡qué alegría verte! Que bien que hayáis podido venir...- me besa y elogia mi vestido. Joder, me cae bien. De otro modo me hubiera negado a venir a esta cena. Yo le agradezco la invitación y le doy la enhorabuena por que todo ha estado perfecto. Ella me confiesa que está muy nerviosa, por que dentro de unos minutos tiene que decir un discurso, y que para ella es muy importante y muy personal. Yo le digo que lo hará perfecto. Ellos se van de nuevo hacia su mesa y degustamos el exquisito tiramisú, en cuanto terminamos, veo a Laura caminar con una copa de champán hacia el escenario. Me mira y yo le guiño un ojo para infundirle confianza. Un camarero nos llena nuestras copas de champán, yo empiezo a notar como a pesar de haber cenado, el alcohol me empieza a hacer efecto. Aun así, me la tendré que beber para el brindis. Laura se aclara la garganta y se acerca al micrófono.-
- Buenas noches, amigos y amigas. Me hace muy feliz que hoy hayan podido asistir al segundo aniversario de la fundación «volver a vivir» Para mi es muy importante, cuando empecé, no creí que llegaramos tan lejos. Y hoy, doy gracias a todos los presentes, por la ayuda y dedicación a esta, mi labor. Para mi es una meta muy personal, puesto que yo he vivido en mis propias carnes lo que es el maltrato. Lo que es vivir atemorizado, el miedo y el esconderse. Pero juntos, podemos ayudar a que las demás personas que han tenido la mala suerte de vivirlo, puedan ser libres, que vivan sin miedo, que no tengan que esconderse ni tengan miedo a contarlo. Y sobre todo, que puedan "volver a vivir".- alza su copa y todos los presentes, hacemos lo mismo.- Gracias.- Todos bebemos y nos deshacemos en aplausos y vítores... Yo, que soy una sensiblera me limpio una lágrima traicionera que se me ha escapado, Hugo me mira y me sonríe.-
- Ha sido bonito, ¿verdad?
- Si, muy emotivo. ¿Tu sabes algo de eso?.- Niega con la cabeza. Que fuerte. Laura ha sufrido, ¿maltrato? Miro a Héctor en su mesa, con los ojos brillantes de emoción, y un orgullo en la cara, no, él la adora. ¿Pero quién? ¿o de qué se trata?
Una orquesta toma el escenario y la gente se agolpa para bailar, Hugo pide un bourbon y para mi un puerto de indias.-
- No me dejes beber más.
- ¿Estás...?
- Un poco, si...
- No te volverás loca, ¿no?
- No,  no creo que esté en ese punto, pero no dejes que llegue a ese punto.- Sonríe y asiente. Somos de los pocos que no están bailando en la pista, veo a Laura abrazada a Héctor, bailando dando vueltas. Se les ve felices y enamorados. Sonrío.-
- ¿Quieres bailar?.- miro a Hugo que me mira a la espera, con la mano en el aire. Trago saliva y le doy mi mano. En cuanto nuestros dedos se rozan, un calambre me invade el cuerpo. Miro a Hugo y él también me mira. Sin duda, él también lo ha notado... Me guía de la mano hasta la pista, y él me agarra de la cintura, yo me agarro a sus hombros y comenzamos a movernos despacio. Me siento cómoda y a salvo con él, es una sensación extraña. Es como si fuera yo misma, cuando estoy con él. Sin darnos cuenta nos hemos ido acercando más y más. Su cuerpo se roza con el mío, el mío se roza con el suyo, me aprieto un poco más y subo mis brazos hasta su cuello. Él me mira fijamente, parece serio y algo nervioso.-
- Eres tan guapa...
- Gracias.
- Dani... Siento todo lo que te dije. Fui muy cruel contigo.
- Si que lo fuiste. Me hiciste sentir muy mal. Me sentí... Sucia, como una cualquiera...
- No, no pienses eso. Eres maravillosa. Eres...
- Fuí una idiota. No debería haber...
- Fuimos los dos, no te culpes tu sola. Además, lo empecé yo. Fui yo el que abrió la caja de pandora.
- ¿Y que hacemos? ¿la cerramos?
- Deberíamos. Aunque, para serte sincero, no será fácil.
- Ah, ¿no?
- No. Eres muy especial. Pero es mejor así. ¿No crees?
- No lo se, Hugo. Estoy un poco confundida.
- ¿Confundida?
- Si. A veces pareces odiarme. Pero otras...
- Lo siento. No te odio. Nunca podría odiarte.- nos miramos fijamente, paramos de bailar, mis ojos van desde sus ojos azul zafiro hacia sus labios gruesos y carnosos... Mis labios hormiguean por el deseo de besarlos, y él... Él parece que siente lo mismo, maldita sea. Tengo que salir de aquí. Tengo que...-
- Necesito ir al servicio, si me disculpas...
- Claro...- Yo me suelto de él y cruzo la pista de baile a toda prisa, mientras Hugo se queda solo en la pista, viéndome salir. En cuanto llego al servicio me agarro con fuerza al lavabo. Lo deseo. Mierda. Lo deseo. Mi cuerpo traidor lo desea, lo desea a todo él. Solo puedo pensar en volver a sentir su cuerpo, su piel caliente sobre la mía. Me miro en el espejo, estoy sudorosa y las mejillas me arden. Doy el grifo y me lavo las manos, me mojo los brazos e intento enfriar mi cuerpo. Respiro hondo. No puedo verlo. Necesito un respiro. Necesito un cigarrillo, joder. Salgo con cuidado de no ser vista y cruzo la enorme sala hasta llegar a la terraza. Hace frío y me he dejado la torera dentro. Rebusco en mi bolso y enciendo un cigarro. Me acerco a la barandilla de piedra y me echo con los brazos, el frío me cala hasta los huesos y me hace sentir bien. Estoy perdida en mis pensamientos cuando una voz a mi espalda, una voz que me resuelta familiar, me llama.-
- ¿Daniela?.- me arrodeo y me encuentro con un hombre mayor. De unos sesenta o setenta años, su pelo canoso y escaso, su cara alargada, me resulta muy familiar. Sus ojos se abren de par en par, y me mira sorprendido.- Dios mío... No puedo creer que...
- Perdone, ¿le conozco?
- ¿No te acuerdas de mi?
- Lo siento. Sufrí un accidente y perdí la memoria.
- Dios... Daniela, querida.- El hombre se acerca a mi, me coge de la mano y me la besa varias veces ante mi atenta mirada. Yo trago saliva y trato de apartar mi mano. Me está poniendo nerviosa. Que coño, me está dando un poco de grima.-
- ¡Apártate de ella!.- Hugo me ha encontrado y mira al sujeto con rabia y furia. Dios, nunca lo había visto tan enfadado.-
- Hugo...
- Aparta tus manos de ella.
- Yo... Solo...
- Largo.
- Yo no tuve la culpa. Yo no...
- Fuera. No me obligues a sacarte por la fuerza.
- Pero, Hugo, muchacho.
- López, no te lo voy a volver a repetir. Largo.¡Y no vuelvas a acercarte a ella!.- el hombre me mira de nuevo rápidamente y se escabulle dentro de nuevo. Hugo me mira nervioso, enfadado, parece fuera de si.-
- ¿Quién era ese hombre?
- Nadie importante.
- Pero, me ha llamado por mi nombre, me conoce.
- No... No es nadie.
- Pero...
- ¡Basta! ¡nos vamos!.- me agarra tan fuerte del brazo que me hace daño, yo intento con todas mis fuerzas que me suelte, menudo espectáculo...-
- ¡Hugo, para! Tengo mi torera dentro, y no nos hemos despedido de Héctor y Laura.- se para en seco, me mira, mira dentro y gruñe.-
- Vamos, rápido. No te separes de mi.- ¿pero qué diablos le pasa? Entramos a toda prisa, cogo mi torera y nos despedimos de Héctor y Laura, Hugo pone una escusa de que a primera hora tenemos una reunión muy importante, me agarra fuerte del brazo y me lleva arrastras escaleras abajo.-
- Por Dios, Hugo, vas a hacer que me mate...- Los tacones crujen y por un momento pienso que los he roto, uff, falsa alarma. Llegamos a su limusina y casi me tira hacia el interior. Él entra después, pero primero mira arriba y abajo como cuatro veces... Está muy raro, y es por ese hombre, que al parecer es nadie importante...- ¿Qué diablos te pasa?
- Nada. Es tarde. Te llevaré a casa.
- ¿Quién era ese hombre, Hugo? Dímelo, por favor.
- Ya te he dicho...
- ¡Venga ya! ¡no digas que nadie importante, te has puesto paranoico desde que lo has visto!.- él resopla con desagrado.-
- Es un antiguo cliente.
- ¿Y qué pasa, por que has reaccionado así?
- Rompí mis negocios con él y está en bancarrota, no me fío de él, punto.
- Punto...
- Si, y punto. No hay más.- Yo niego con la cabeza. Que voluble es, no consigo seguirle. De repente está encantador, de repente se pone frenético e imposible...-
- Me conocía. No parecía ser mala persona. Parecía que se alegraba de verme...
- No te acerques a él.- ah, que ahora él decide a quien me puedo acercar... No se lo cree ni él.-
- ¿Ahora eres tu el que decide a quien puedo acercarme o no?
- ¡Si!
- ¡Y una mierda!
- ¡Esa puta boca, Daniela!
- ¡Que te jodan! ¡Tu no eres nadie,no eres quien para decirme lo que tengo que hacer!.- me mira furioso, pero yo también estoy furiosa, se está comportando como un gilipollas, otra vez. Voy a decirle algo más, un insulto, quizás, bien merecido lo tiene, pero no me da tiempo. Antes de que abra la boca ya lo tengo encima de mi. Madre del amor hermoso... Me agarra con fuerza la cara e invade mi boca con frenesí. Yo no puedo más que gemir al sentir su lengua embargándome. Me agarra con fuerza la nuca para que no me mueva, como si fuera a moverme... Termina el feroz beso y apoya su frente contra en la mía.-
- Prométeme que no le verás.- me importa un bledo el hombre al que no conozco, pero no quiero que me pase por encima.-
- Eso solo lo puedo decidir yo, Hugo...- Me mira fijamente, está arrebatador, de rodillas en el suelo de la limusina, con su traje azul y sus ojos azul zafiro brillantes, veo como se le dilatan las pupilas y aprieta la mandíbula. Entonces mete las manos debajo de mi culo, lo aprieta y me arrastra con él hacia el asiento de enfrente.-
- Voy a tener que hacerte entrar en razón...
- ¿Cómo?.- Quedo a horcajadas encima de él, sin ningún pudor me levanta el vestido hasta la cintura y vuelve a besarme de nuevo, reclama mi boca, la posee... Y yo estoy perdida en un mar de sensaciones, demasiado embriagada como para pararle o para pensar con claridad. Pronto noto como su erección crece debajo de mi, con una mano me agarra por la espalda, la otra se aferra con fuerza a mi pecho, apretando, haciendo que se me tensen los pezones y se endurezcan hasta llegar a dolerme. Madre mía, va a pasar. Otra vez. Su mano baja por mi vientre hasta que se cuela entre los dos. Siento como su dedo largo y firme se pasea en mi sexo, a través de la tela de mis bragas. Me agarro a su cuello con los dos brazos y me tenso, gimo mientras sus labios y su lengua torturan mi cuello y mi clavícula. Siento un ruido, como si algo se rasgara, y un instante después siento su cálido dedo jugando con mi raja. Me ha roto las bragas, maldita sea... Me besa con pasión y deleite mientras su dedo me pone a mil, sube arriba y abajo, gracias a mi humedad. Lo introduce lentamente y lo hace mover en círculos yo grito y me aferro a su cuello con más fuerza. El orgasmo está a punto de hacer su aparición, y estoy totalmente entregada, meciendo las caderas alrededor de su dedo, buscando más fricción...-
- Prométemelo.
- Mmm...
- Prométemelo, Dani...
- ¿Qué?
- No volverás a verlo ni a hablar con él, dilo.
- ¡No!  No pienso decir eso.- Y él para, no me saca su dedo de la vagina pero no lo mueve. Yo froto mis caderas frustrada por que mi orgasmo se ha evaporado.- Sigue, por favor.
- Dilo.
- Por favor, por favor...- gimoteo encima de él.-
- ¿Quieres correrte?
- Si.- lo digo por que es la verdad.-
- Dilo, prométemelo y haré que te corras.- Yo cierro los ojos con fuerza intentando ser fuerte, pero fracaso estrepitosamente...-
- Si, ¡si, joder! ¡lo prometo!
- ¡Esa boca! ¿Qué prometes, Daniela?
- Oh... ¡joder! Prometo que no hablaré con ese hombre bajo ningún...- no pude terminar, Hugo adentró otro dedo más en mí y empezó a moverlos de nuevo, yo empecé a gemir y jadear sin control, hasta que por fin, unas luces de colores me cegaron, y sentí el placer del orgasmo. Jadeaba intentando serenar mi corazón, enterrando la cara en su cuello.-
- Muy bien, nena. Lo has echo muy bien. Ahora voy a follarte.- no puedo moverme, estoy exhausta. Ha sido sin duda el orgasmo más intenso que he tenido en mi vida, bueno, al menos que yo recuerde... Con una mano se desabrocha la bragueta, y guía su erección hacia mi abertura. Siento la cabeza presionando en mi sexo húmedo y palpitante.- Me vuelves loco.- Le vuelvo loco, ¿en serio? De una certera estocada se hunde en mi y me empala. Gimo de nuevo y me llena, me colma y me dilata. Gruñe y espera un instante, luego empieza a mover las caderas y entra y sale. Yo empiezo a estar de nuevo muy excitada, mis caderas se mueven solas. Y me balanceo sobre él, me muerde un pecho por encima del vestido, pero me hace dar un respingo por que lo he sentido ahí, directamente en mi entrepierna. Ya me tiene de nuevo embargada, sedienta de él, de su placer...-
- ¿Quieres correrte otra vez?.- asiento.-
- Si.
- Juntos, lo haremos juntos...- pone las manos en mi cintura y me guía meciéndome en circulos, cada vez más fuerte, más brusco... Y yo ya estoy perdida de nuevo.- Estás a punto.- ¿Cómo lo sabe?.- Juntos. Aguanta un poco.- Joder, como si fuera posible. Intento con todas mis fuerzas prolongar mi orgasmo, pero es inútil.-
- No puedo. Voy a correrme, Hugo.
- Ya casi estoy, nena...- me encanta que me llame nena, y sin poder hacer nada por evitarlo, me corro sonoramente entre jadeos y espasmos, y casi a la vez, Hugo me aprieta fuerte hundiéndose más adentro, mientras gruñe y dice palabras sin sentido. Nos quedamos abrazados, sudorosos e intentando calmar nuestras respiraciones. El vestido se me pega a la piel por el sudor, me aparta un poco para mirarme y sus ojos se clavan en los míos.-
- ¿Estás bien?.- asiento.- Te ha comido la lengua el gato...
- Estoy bien.
- Yo diría que más que bien...
- Que pretencioso...- se echa a reír y no me queda más remedio que imitarlo. Me mueve hacia adelante.-
- Voy a salir de ti, ten cuidado con la cabeza.- Yo me incorporo con cuidado,me bajo el vestido y me siento frente a él, mientras miro hipnotizada como se abrocha la bragueta.- Ha pasado otra vez.
- Si, y eso que dijiste que no volvería a pasar...- le digo sonriente.-
- La culpa es tuya, por provocar.
- ¡¿Yo?! ¡pero tendrás morro!.- La limusina se para, mierda, hemos llegado.-
- Justo a tiempo.- Nos miramos, no se que decir, ¿qué se supone que debo decir? Él  abre la puerta y se baja, yo hago lo mismo y me agarro a la mano que me ofrece. Estamos frente a mi edificio.- Buenas noches, Daniela.- me da un beso en la mejilla y yo asiento.-
- Buenas noches, Hugo.- voy hasta la puerta y busco mis llaves en el bolso, las cojo, me vuelvo, está de pié, esperando a que entre. Abro y entro, le digo adiós con la mano y entro a la oscuridad de mi portal. Doy la luz y subo en el ascensor. Entro a mi piso enano y tras soltar las llaves corro hasta la ventana, pero ya se ha ido. No hay ni rastro de la limusina. Suspiro y miro hacia el exterior con tristeza. Seguramente sea por el alcohol. Me desnudo y me meto en la ducha. Tras ponerme mi pijama me acuesto en la cama y caigo redonda.
El timbre me despierta a las siete y media, ¿quién será? Aún me quedaba media hora de sueño... Voy a trompicones hasta la puerta y bostezando abro sin mirar. Mi pelirroja me mira nerviosa.-
- Madre mía, Carol... Eres muy mala amiga, me has quitado media hora de sueño.- digo dejándola pasar. Ella se va directamente a la cocina y se sienta en la isla.-
- Lo siento. Pero me estaba subiendo por las paredes.- mierda, ¿Hugo se lo ha contado? Me preparo para una bronca de mamaita, pero no.-
- ¿Por qué?
- Tengo que alejarme de aquí. De Cris.- suspiro de alivio.-
- ¿Por qué tienes que huir?  Dile simplemente que se acabó y ya está.
- No es tan fácil, Dani.
- ¿Cómo que no?
- No, ya lo he intentado, pero fracaso. Él sabe muy bien como hacer que se me olvide.
- ¿Haciendo lo que ayer os vi haciendo?.- asiente avergonzada, está claro lo que pasa. Carol le dice a Cris que no volverán a verse más sin Marina, Cristian, que es muy listo, y le ha cogido la medida a mi amiga, la distrae con el sexo. Ella, como la tonta enamorada que es, sucumbe. Naturalmente. Como yo con Hugo, solo que nosotros somos dos, no un trío. Y Marina, que también es amiga y me cae genial, es la que más va a sufrir. Y sobre todo, si como yo,  los pilla follando como locos en los servicios...-
- Pobre Marina... A ver, perdona cariño, lo siento mucho, pero algo debes hacer. Marina tarde o temprano se enterará. Y será peor. ¿Tan poca fuerza de voluntad tienes, que te dejas embaucar por él?
- No puedo evitarlo. Soy patética.
- Otra vez... No, no lo eres. Habla con él. Se firme y tajante.
- Firme, tajante...
- ¿Café?
- Si, gracias. Y por escucharme.
- De nada. Es lo menos que puedo hacer. Carolina...
- ¿Si?.- me mira a la espera, yo con la taza en la mano la miro muy seria.-
- Te necesito. No se que hubiera sido de mi sin ti todos estos meses, ahora te has convertido en parte de mi, mi gran apoyo eres tu.- ella hace una mueca de disgusto y un puchero.-
- Eso es tan bonito...
- Pero no llores, ¿por qué lloras?
- No se...
- Tranquila...- suelto las tazas en la isla, la rodeo y la abrazo con fuerza.- Todo se solucionará...
Tras vestirme y prepararme, fuimos juntas al trabajo. La dejé en su despacho y me fui corriendo al mío, a toda mecha imprimí la agenda de Hugo, y me dispuse a llevársela.
Toco con los nudillos.-
- Adelante.- respiro hondo, y pongo la mano en la manivela. Veamos como reacciona después de lo de a noche. Espero que no como la otra vez...-
- Buenos días, te traigo la agenda.- me recorre ávidamente con la mirada de arriba a bajo. Desde mis Manolo blahnik, a la falda negra de tubo, y la camisa blanca desabotonada. Por último me mira los labios y los ojos.-
- Hola.
- Hola.
- Gracias. Hoy tenemos una reunión...
- Con los asesores. Estoy al tanto.
- Me gustaría que me acompañaras. Para tomar apuntes.
- Claro. La reunión es a las once. ¿Quieres que te avise antes?
- Si, nosotros nos iremos media hora antes a la sala de reuniones para prepararlo todo. Si te parece bien.
- Claro, como quieras.
- Toma, repasa estos informes. Y encuaderna el informe de balances para la reunión.
- Claro.- me acerco y cogo las carpetas que me tiende. Nos miramos. Joder, saltan chispas.-
- Dani...
- ¡Eh, capullo!.- mierda, entra Cristian.-
- ¿No sabes llamar a la puerta?
- Perdón. Vuelvo en otro momento.
- No, Cristian. Yo ya me voy.- miro a Hugo.- Me pondré en ello. Estaré en mi despacho.
- Adiós, guapísima.
- Adiós, Cris.- me marché y me fui a mi despacho a preparar todo lo necesario. ¿Qué me iría a decir Hugo? Cris, que inoportuno... Me olvido de Hugo y de su boca, y me concentro en el trabajo, tanto que se pasa la hora, a las diez y media viene Hugo, toca con los nudillos y abre antes de que le de paso.-
- ¿Ya es la hora?
- Si.
- Perdón, estaba tan concentrada, que no me he dado cuenta.
- No importa, te espero en la sala de reuniones, ¿has encuadernado...?
- Si, todo listo.
- Estupendo. Te veo ahora.
- En seguida voy.- Que guapo está... Hoy trae un traje gris oscuro, y una camisa blanca. Corbata roja, pelo despeinado como siempre... Madre mía, espero poder tomar apuntes y no quedarme embobada. Cinco minutos después, entro cargada de carpetas e informes.-
- Con permiso.
- Adelante. Déjame que le de un vistazo a esto...
- Claro, aquí tiene. ¿Café?
- ¿Qué?
- Que si quiere un café. Iba a ir por uno.
- Te lo agradecería...- me mira y me sonríe con alivio. Yo le devuelvo la sonrisa y me doy la vuelta. Preparo un café con leche para mi y uno solo y sin azúcar para Hugo. Vuelvo y se lo pongo al lado, a la vez que yo le doy un gran sorbo al mío y me siento frente los informes.-
- ¿Cómo...? ¿cómo has sabido?
- ¿El qué?.- miro a Hugo que está con el ceño fruncido.-
- Como tomo el café...- pues ni lo he pensado, simplemente lo he echo. Ahora la sorprendida soy yo, ¿cómo lo he sabido?
- ¿Te echo café antes?
- Si, alguna vez.
- Pues no se, no lo he pensado, lo echo y ni siquiera se por qué.
- ¿Has recordado?
- No.- asiente y baja la vista a su carpeta. La reunión empieza puntual, la sala se llena, hay al menos diez hombres de distintas edades, y una seis o siete mujeres, contándome yo misma. La reunión en sí, es un coñazo. Aguanto el tipo como puedo, y tomo apuntes de lo que creo que es lo más importante. No me pasa desapercibida las miradas de las mujeres a Hugo, prácticamente se lo comen con los ojos. Hablan, debaten, discuten de presupuesto... Es muy aburrido. Y me da por pensar, por soñar despierta... Imagino que estamos solo Hugo y yo, y que tras un cruce de palabras, me asalta y me come la boca. Montándome en la mesa con fuerza, sobre los informes, sus dedos explorarían por debajo de mi falda. Jugaría con mi clítoris, para después quitarme las bragas y empalarme sobre la mesa...
- ¡Dani!.- la voz de Hugo me trae de vuelta, dieciocho personas me miran fijamente, unos escondiendo la risa, otros con desaprobación, y Hugo... No sabría decir como me mira, entre sorprendido... ¿y excitado? Pero, ¿por qué? ¿acaso sabe con lo que estaba distraída? No, no tiene manera de saberlo... ¿o sí?.-
- Disculpe.
- Reparte los cuadernos.- se remueve incómodo. Yo me levanto trastabillando un poco, y procedo a repartir los cuadernos que yo misma he encuadernado. Luego me siento, avergonzada. Bajo la cabeza al cuaderno. Ellos siguen discutiendo, por lo visto en la otra oficina, la que se sitúa en Francia, no va nada bien. Las ventas han caído, y por lo tanto, el número de proyectos han disminuido notablemente. Miro de reojo a Hugo, y lo encuentro mirándome fijamente. Sin duda, sabe lo que pensaba minutos antes. Pero, ¿cómo? Siento que las mejillas me arden, vuelvo la mirada al cuaderno ignorándolos a todos. Doy un respingo cuando siento una mano cálida en mi rodilla. Lo miro, me mira pero no trasluce nada. Mira atento como los demás hablan de balances, por cientos... Y no se que más. Pero no les está prestando atención, por que está muy ocupado, acariciando mi rodilla. Trago saliva y dejo escapar un pequeño suspiro cuando su mano asciende lentamente por mi muslo. Cada vez más, más arriba... Hasta que llega a la cúspide de mis muslos. Siento como su dedo se pasea por mi sexo, a través de mis bragas. Cierro fuerte la boca para que no se me escape ningún gemido, aunque si sigue tocándome, pronto le gritaré que me folle sobre la mesa. Siento mis bragas húmedas, maldita sea. Estoy tan excitada que mis caderas se mueven solas, despacio, de un lado a otro, buscando algo más de fricción. Siento a Hugo gruñir y su mano desaparece a la vez que una mujer rubia, viene hacia donde está Hugo y comienza a pasar imágenes con un mando, en la pantalla. Yo junto los muslos, todo el cuerpo me hormiguea, el sexo me palpita a punto de estallar. Hugo asiente y finge interés, yo dejo de escuchar, o de fingir que escucho... La reunión termina y todos se van. Quedamos Hugo y yo, él me mira y se relame. Yo lo miro y trago saliva. Me levanto de la silla y empiezo a recoger los informes desperdigados, cuando lo siento detrás de mi, me doy la vuelta y lo miro, miro la puerta. Está demasiado cerca, tanto que noto su enorme erección rozarme el vientre.-
- Hugo, no. Puede entrar cualquiera...
- Eso haberlo pensado antes.
- ¿Cómo?
- No has parado de provocarme...
- ¿Yo? Has sido tu, que tienes las manos muy largas.
- Y tu la mente muy sucia...
- Hugo...
- Estabas excitada, estabas imaginándome empujando entre tus muslos, aquí, en esta mesa... Yo solo quiero hacer realidad tu fantasía...
- Hugo...- eso ha sonado a jadeo, mierda, con eso lo alentaré más... Bueno, es que lo deseo, que coño. Quiero que me posea aquí, en la mesa, en el suelo, donde le de la gana... Y los sueños sueños son. La puerta se abre y nosotros nos apartamos y dismulamos, guardando informes...-
- ¿Has terminado, capullo? Me muero de hambre.- que oportuno, otra vez Cristian.-
- Si. Voy a dejar esto en mi mesa.
- Yo te lo llevo, voy a mi despacho, si quieres...
- Claro, gracias. Salimos y yo huyo a mi despacho, suelto los informes, cojo mi chaqueta y mi bolso y dejo los informes de Hugo en su mesa. Voy en busca de mi amiga y bajamos como cada día a comer al restaurante. En cuanto entramos veo en la barra a Hugo y Cris. Él me mira y se que sigue excitado por como me mira. Yo aparto la mirada y me siento en la mesa con Carol. Pedimos la comida y esperamos bebiendo una coca-cola.-
- ¿Qué tal? ¿mejor?.- se encoje de hombros.-
- Intento evitarlo.
- Entiendo.
- Pero es difícil, hoy le he dado esquinazo dos veces. No es tonto, Dani. Sabe que lo evito.
- Lo sabe, pues claro. Pero tienes que ser fuerte. ¿Y Marina?
- Tenía trabajo atrasado. No ha venido almorzar.
- Tranquila. Relájate. Esta noche, nos vamos de cañas.- se le encienden los ojos.-
- ¿De verdad?
- Pues claro. Un par de jarras de cervezas gigantes, del BMB y como nueva.
- Suena genial.- sonríe y mi móvil suena en el bolso. Un mensaje. Dios, un mensaje de Hugo. Miro hacia la barra, no está. Solo Cristian. Abro el mensaje. *necesito estar dentro de ti. Ahora. Pon cualquier escusa y ven al parking de la empresa.*
Mierda. Necesita estar dentro de mi... Yo también necesito que esté dentro de mi...-
- ¿Todo bien?
- No, tengo que volver a la oficina cagando leches, lo siento Carol...
- Vete, vete... No pasa nada, nos vemos luego para ir al BMB...
- Perfecto. Te quiero pelirroja.
- Y yo a ti.- cruzo la calle todo lo rápido que mis taconazos me permiten. Entro corriendo hacia el ascensor, pulso el botón del parking, el ascensor desciende lentamente, muy lento para mi gusto. Las puertas se abren. No veo a nadie. Aún así salgo, miro alrededor.-
- ¿Hugo?.- siseo su nombre y lo llamo. Parece que no está. Igual ha tenido que irse...- ¿Hugo?.- Un brazo fuerte me coge de la cintura y una mano me tapa la boca, que calla de inmediato mi grito de sorpresa. Me arrastra hasta el hueco de las escaleras.-
- Chssh... Soy yo, tranquila.- me susurra al oído. Aprieta las caderas contra mi trasero y noto su enorme erección.- Mira lo que me haces. Mira como me tienes...
- Hugo...
- Necesito estar dentro de ti, dime que si.
- Si, maldita sea... ¡Si!.- grito fuerte mientras empujo mi trasero contra su erección, me sube la falda a la cintura, me quita las bragas, de cuclillas. Menos mal que no le ha dado por romperlas, sería incómodo estar en la oficina el resto del día sin ropa interior.-
- Va a ser muy rápido, no tenemos tiempo.- asiento y sus ojos brillan de manera peculiar, me agarra fuerte de la nuca y estampa su boca en la mía, me devora feroz y yo gimo. Me coge del culo, yo enrosco las piernas alrededor de su cintura, me empotra contra la pared y me la clava sin miramientos. Una y otra vez. Yo grito, me arqueo y me agarro a su cuello. Tiro fuerte del pelo de su nuca y él me muerde el cuello entre gruñidos y gemidos.-
- Silencio, Dani...
- ¡Dios!
- Si, yo soy tu Dios, nena...- me callo por que es verdad. Es el Dios del sexo. Es implacable. Destructor. Vuelvo a gemir.- La próxima vez te amordazaré...
- Estoy cerca... Estoy cerca...
- Espera, espera.
- No, no puedo.
- Espera, joder...- Da cuatro embestidas más, y yo tiemblo.- Ahora, nena... Córrete...- Y juntos tuvimos un orgasmo de campeonato. Dios mío, me falta la respiración. Boqueo sin poder respirar, y él echa la cabeza en mi pecho. Respirando con dificultad.- ¿Estás bien?
- Ahora sí...- sonríe contra mi cuello.-
- Voy a bajarte al suelo, nena...- me pone en el suelo con cuidado, me acaricia la mejilla con los nudillos.- Eres perfecta... No cambiaría nada de ti.- Yo sonrío como una imbécil, me da un beso casto en los labios.- Tengo que irme. Tengo una reunión.
- Vale. Nos vemos luego.
- Tengo una cena de negocios.
- Cierto, lo había olvidado.
- Hasta mañana, entonces...
- Hasta mañana.- el simple beso en la frente antes de irse me hace temblar todo el cuerpo. No lo veré en la oficina el resto de la jornada laboral... Y mi desilusión, me pilla desprevenida... 

TentaciónSinLímite2RecuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora