Capitulo 9

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La luces de colores nos inundaron en cuanto entramos. Había bastante gente para ser un día laborable, fuimos hasta la barra y pedimos dos jarras de cerveza. Carol me hizo un gesto para ir hacia la que ya era como nuestra mesa. Al fondo. Nos sentamos y nos acomodamos.-
- Brindemos.
- ¿Y por qué brindamos?
- Por la amistad.
- ¡Por la amistad!.- charlamos, marujeamos y bailamos. Bebíamos nuestra tercera jarra de cerveza cuando apareció Marina seguida de Cristian. Le habíamos dicho a Marina que viniera cuando terminara su trabajo atrasado, pero no a Cristian. Le dije a Carol que se relajara y saludamos alegremente, mi pelirroja no tanto. Fui a la barra a pedir la cuarta jarra para Carol y para mi, cuando alguien se acercó a mi oído y me susurró.-
- Espero que esa sea la primera...- podría reconocer esa voz en cualquier sitio, por mucha música que hubiera.-
- Siento decepcionarte...- me volví y me sonrió. Miró al fondo, a la mesa, donde estaban los demás.-
- Me encantaría besarte.- yo también miro al fondo.-
- Mejor no.
- Pero lo deseas...
- Si.
- Vámonos...
- ¿A dónde?
- A cualquier sitio, donde pueda besarte.- estaba pensando la respuesta, estaba a punto de decir que si, pero miré hacia la mesa y vi a mi loca pelirroja, no puedo dejarla sola.-
- Nada me gustaría más. Pero no puedo.
- ¿Por qué?.- parecía decepcionado.-
- No puedo dejar a Carol.
- No está sola...
- Sería incluso hasta mejor. No está bien, está algo... Deprimida, por eso la noche de chicas.
- Ya...
- ¿Cómo sabías que estaba aquí?
- Cris.
- Ah, ¿y tú cena de negocios?
- Fructífera.
- Bien. Bueno...- cogo las jarras.- Ahora nos vemos.- Y me fuí meneando las caderas, se que me estaba mirando, por que podía sentir su mirada abrasadora por todo mi cuerpo. Carolina, me debes una. He rechazo un polvo estupendo... Niego con la cabeza y sonrío yo sola. Hugo tardó poco en unirse a nosotros, lo estábamos pasando bien, pero Carol, mi pelirroja, se había pasado la noche bebiendo, estaba borracha como una cuba. A si que como pude me la llevé a rastras hasta los servicios.-
- Madre mía, Carol... Como estás...
- No quieeero hacer pis.
- Échate agua en la cara, venga...
- No quieeeero, déjame morirme.
- No te vas a morir. Ahora eso si, mañana vas a tener una resaca...- Abrí el grifo del lavabo y la apoyé sobre él, con mis manos le mojé la cara, pero se apartaba y pataleaba.- ¡Joder, Carol!
- Necesito unaaa copa.
- No, ya está bien por hoy. ¿Qué hago contigo? No puedo montarte así en un taxi...
- Déjame tirada en cualquier sitio, como Cris.- Yo la miré escéptica y entonces hipó, rompí a reír a mandíbula batiente ante su mirada de borracha. Saqué mi teléfono y llamé a Hugo.-
- ¿Me estás esperando en el baño desnuda?
- Ya te gustaría. Tenemos un problema, ven. No le digas nada a Cris ni a Marina.
- Voy.- Parecía preocupado. Mi amiga empezó a escurrirse en el lavabo y apenas si llego a agarrarla. La puerta se abre y entra Hugo.-
- Joder, Carolina...
- Tu noo ereeees mii paaadre. No eres. - Ayúdame con ella, por favor.- viene hacia a mi y la agarra él.- ¿hay alguna manera de sacarla sin que la vean Cris y Marina?
- Claro, pero no se por qué...
- Puede que diga las verdades que sin estar borracha no diría jamás. No provoquemos esa situación.
- Bien, vale. Carol, abre los ojos. Carolina, abre los putos ojos.
- No eres mi padre.
- No, claro que no. Oye, despierta.
- Me folla. Me folla.
- Buenooo...- Hugo me mira rojo como un tomate y yo me río.-
- Crisbian eb un cabrrrón.
- Claro que si...
- Eso, tu síguele el rollo...- la coge en brazos como si fuera una niña pequeña.- Dani, llaves, bolsillo derecho.- yo meto las manos en su bolsillo y tanteo hasta que encuentro las llaves, él inclina las caderas hacia a mi. Sonrío y le abro la puerta. Atravesamos el local y salimos a la calle, abrí el coche de Hugo y la montó en el asiento de atrás.-
- No tomamos la última...
- No, creo que no.
- Hugo, eres un auténtico fastidio.- y volvió a quedarse dormida, yo me siento delante a su lado, lo miro y sonrío.-
- Carolina, espero que no me potes el coche.
- No pides tu ná...- no podía evitarlo, Carol borracha era muy graciosa. Arrancó y tomó el camino a casa de Carol.-
- Después te llevaré a ti a tu casa. Y si quieres puedo llevarte hasta tu cama.- lo miro sorprendida y él arquea las cejas, río a carcajadas y él me imita. Pone una mano en mi rodilla desnuda, y paro de reír de golpe. Lo miro, me está mirando, me mira a punto de saltar a devorarme...-
- Creo que voy a potar...- mierda, Hugo frena y yo salgo rápidamente en busca de Carol. La saco fuera y efectivamente, vomita con unas arcadas terroríficas.-
- Oh, Carol...- le rodeo la cintura para agarrarla con una mano. Con la otra le acaricio el pelo e intento tranquilizarla.- Tranquila... Yo estoy contigo. Tranquila...
- ¿Deberíamos llevarla al hospital?
- No, no creo que sea necesario. Solo necesita dormir la mona.- Cuando ya su cuerpo dejó de convulsionar, la metí de nuevo en el coche y la llevamos a su casa. Pero sus llaves no están en el bolso.-
- Mierda, Carol. ¿Y tus llaves?
- No lo se.
- No están. En el bolso no están.
- Dejadme, dejadme aquí en el escalón...
- Venga ya, Carolina. Estamos a cinco grados, por el amor de Dios.
- Vamos a mi casa. Me haré cargo de ella.- volvimos a montar en el coche y fuimos a mi piso. Hugo subió para ayudar a Carol a sostenerse en pie, en cuanto entramos salió corriendo hacia el cuarto de baño, pero no llegó, del pasillo no pasó.-
- ¿Dani?.- solté las llaves y el bolso y le ofrecí a Hugo que se sentara, asintió y se sentó.- ¿Dani?
- Ya voy, cariño.
- Te he potado el pasillo.- y empezó a reír como hiena. Negué con la cabeza y fingí que no me hacia gracia. Con cuidado de no pisar la vomitona, la llevé a mi dormitorio, la desnudé como pude y le metí una camiseta limpia mía, de mi cajón. Le dejé las bragas y la metí dentro de la cama. Me senté en el filo y le acaricié la frente con cariño.-
- ¿Dani?
- Dime, cielo.
- Te quiere.- abrí los ojos como platos, pero no tuve ocasión de decir nada, se durmió como un tronco. Recogí su ropa del suelo y salí fuera. Fui por la fregona y fregé el pasillo.-
- ¿Está bien?
- Si, se ha quedado dormida.
- Es muy tarde. Será mejor que me vaya.- Hugo se levantó. Mierda, no te vayas... Viene hasta a mi y me acaricia el cuello con su mano.- Eres increíble. Lo que haces, con Carol, por ejemplo... Eres increíble.
- Es mi mejor amiga. Ella lo haría por mi.- sonríe.-
- Posiblemente. Sois tal para cual.
- Le dijo la sartén al cazo...
- Cállate ya y bésame, mujer.- me atrae hacia él y nos perdemos en un beso largo, lento, exquisito, delicioso... Hasta que él le pone fin.- Es muy tarde. Buenas noches, Daniela. - Buenas noches, Hugo.- lo acompaño a la puerta y veo como se monta en el ascensor. Voy hacia la ventana y veo como se monta en su coche, y se pierde de mi vista calle abajo...
«Te quiere» la voz de Carol me retumba en la cabeza... No, solo nos estamos divirtiendo, y mañana mismo intentaré dejárselo claro, o al menos, recordárselo. No quiero equivocarme. No quiero que pasemos esa ralla. Con ser amigos y follar nos va bien, no quiero joderlo. Es maravilloso, así, tal cual... ¿por qué hay que mezclar amor si la cosa así va perfectamente? No es que crea a mi amiga, la borrachina que duerme a mi lado en la cama, pero por si acaso mañana, intentaré recalcarle que no busco nada más.
El despertador sonó a toda potencia y Carol se incorporó de golpe.
- ¡Por el amor de Dios!.- lo paré y salí de la cama.-
- ¿Qué? ¿tienes resaca?.- ella con las manos en las sienes y la cara cenicienta, me mira avergonzada.-
- Creo que me estoy muriendo, llama al notario que haga testimonio.- yo sonrío.- A alguien tendré que dejarle en herencia a mi periquito.
- ¿Tienes un periquito?
- Si, Pepón... Es tuyo, cuídalo con mimo.
- Venga, borrachina, despierta.- consigo llevarla hasta la cocina y preparo un café para las dos.-
- ¿Hice mucho el imbécil?
- Un poco, si...
- Por Dios, que dije...
- Que Cris era un cabrón, que te folla... Y gilipolleces de ese tipo.
- ¿Delante de él?.- me mira horrorizada.-
- No, Hugo y yo te sacamos sin que nadie te viera.
- ¿Hugo?
- No te acuerdas de nada, ¿verdad?
- No. Me acuerdo hasta que llegó Marina y Cris. Y recuerdo que llegó Hugo. Nada más. ¿Por qué no me llevaste a mi casa?
- Te llevamos, pero no llevabas las llaves en el bolso.
- ¿Ah, no? Me las dejaría en la oficina...
- Toma.- le tiendo dos ibuprofenos.-
- Gracias. No se que haría sin ti.
- Me pido prime para la ducha, bébete el café, llegaremos tarde.
- Tendrás que dejarme algo de ropa.
- Sírvete tu misma.- casi una hora después, salimos hacia la oficina. Dejé a Carol con su resaca en su despacho y yo me fui al mío. Imprimí la agenda de Hugo y fui a su despacho, llamé y entré.-
- Buenos días, te traigo tu agenda.- mierda, que guapo está hoy con esos vaqueros ajustados... Y su camisa azul cielo... Está para comérselo.-
- Buenos días, Dani.- sonríe dulce.- ¿Cómo está... Cierta pelirroja?
- Con una resaca de aupa, pero bien.
- ¿Y tú?
- Bien, gracias.
- Tienes las carpetas sobre tu mesa.
- Ya. Bueno...
- ¿Estás bien?
- Esto... Si. Verás... Le he estado dando vueltas, a... A esto.
- ¿A qué?
- A que no se si estamos haciendo bien. Bueno, tu eres mi jefe, yo tu empleada...
- ¿Y?.- me va a hacer decirlo, quiere que sea yo la que ponga la etiqueta a lo que tenemos.-
- No quiero que nadie se entere de que follamos de vez en cuando. Somos adultos los dos, somos buenos amigos, no hay nada de malo de que de vez en cuando nos divirtamos, ¿no?.- su cara es un poema, traga saliva compulsivamente.-
- Yo no seré el que lo diga.
- Bien.
- Bien.- parece molesto y enfadado.-
- Necesitas...
- No. Puedes irte.
- Hasta luego.- si, está bastante enfadado. Yo me voy a mi despacho y me concentró en el trabajo, a la hora de comer Carol viene a por mi y vamos al bar de enfrente, me descojono cuando pide pechuga a la plancha para comer.-
- Deja de reírte ya, cabrona.
- Bueno, bueno...
- Por cierto, mañana es el último día de trabajo.- ah, vaya. Las vacaciones de navidad.-
- Si, lo había olvidado...
- Solo tu podrías olvidarlo, Dani.
- Me gusta mi trabajo...- me encogo de hombros.-
- ¿Qué vas a hacer en navidad? ¿te irás con tus padres?.- de hecho cuando estuvimos en la casita rural, mi hermano lo dejó caer, pero no me apetece nada. Son unos desconocidos para mi, no estoy preparada para volver a Granada. Ni por vacaciones...-
- ¿Y tú?
- Pasaré las navidades en el pueblo con mi hermana. No he podido escabullirme otro año... Entonces, ¿irás a Granada?
- Si, posiblemente. Eso haré.- mentira, ni de coña...- Mañana podríamos quedar para despedirnos, pasado mañana es noche buena.
- Claro, aunque yo beberé aquarius.
- Me parece bien.

TentaciónSinLímite2RecuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora