Capitulo 10

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El taxi nos para frente el restaurante, y en cuanto pongo mis Manolo en el suelo, lo miro alucinada. Carol me da un codazo entre risas, para que deje de abrir la boca alucinada.
- Deja de flipar.
- Es...
- Hugo se lo ha currado. La verdad. ¿Entramos o esperamos fuera?
- No sé .- sigo admirando en silencio el restaurante lujoso que se ve desde fuera, me muero por verlo por dentro.-
- Joder...- Carol está tecleando en su teléfono.- Hay lista de espera de seis meses. El restaurante tiene cuatro estrellas Michelín...
- ¿Eso que es?
- Dani, es el premio gastronómico más importante del mundo.
- ¿Del mundo?
- Si, es de un tal... David, no se que. Eso pone en internet.
- Vaya...
- Mira, ahí viene Hugo.- miro en la dirección que mi amiga y lo veo bajarse del coche, y darle las llaves al aparcacoches. Se baja con soltura y anda firme y erguido hacia nosotras. De las comisuras de los labios, le nace una sonrisa arrebatadora. Sonrío como una imbécil...-
- Hola preciosas.- nos da un beso en la mejilla a cada una.- ¿Cris ha llegado ya?
- No sé, acabamos de llegar.
- Mejor esperamos dentro. Venga, entrad.- Intento mantener la boca cerrada, pero me es imposible, es realmente alucinante. Es lujo en estado puro, ostentoso y nada barato. Pequeñas mesas redondas, bien alineadas con sus correspondientes sillas, ultimadas hasta el más mínimo detalle. Las copas brillan y relucen, al igual que los cubiertos de plata. Seguimos a Hugo, que se para junto un hombre joven, muy extravagante, parece un delincuente, con una pequeña cresta y un pendiente en la oreja, es guapo, no tanto como Hugo, pero tiene ese aspecto canalla, que seguro le hace ligar sin proponérselo. Se estrechan las manos y se saludan, mantienen una pequeña conversación, se conocen. Veo a Carol abrir los ojos como platos y su boca dibuja una O perfecta. La miro y frunzo el ceño.-
- Espero que disfrutéis de la cena, me alegro de verte, Hugo. Espero verte más por aquí.
- Gracias, no lo dudes.- le doy un codazo a Carol. Ella me mira.-
- Es él...
- ¿Qué?.- Hugo empieza a andar de nuevo y le seguimos, hasta llegar a una mesa, donde Hugo nos retira la silla a las dos, como un perfecto caballero. Yo me derrito.-
- Es... Era...
- David.- dice Hugo tranquilo mientras se sienta.- ¿Qué pasa Carol, quieres echarle el guante?
- Por supuesto que si.- Yo la miro boquiabierta.-
- ¡Carol!.- intento reprenderla.- No lo conoces.
- Es el cocinero. El dueño del restaurante.
- ¿Ese chico joven? Si parece un delincuente...- Hugo se ríe con mi comentario.-
- Si que lo parece, es verdad.
- No me puedo creer que lo conozcas. Es...
- Uno de los mejores cocineros del mundo. Si.- dice Hugo con calma.-
- Ay, la ostia... Que fuerte.- me sorprende que Hugo no la reprenda como a mi, por decir tacos. Pero no lo hace. ¿Es sólo a mi? Cris y Marina llegan juntos, se sientan y charlamos animadamente hasta que nos sirven la comida. Carol está como ensimismada, está claro por que, o en que está pensando. Yo me dedico a contemplar a Hugo y a Cris charlar. Es tan guapo... Ese traje negro le queda como un guante, lleva un traje negro, camisa blanca y corbata también negra, está de escándalo. Su pelo rubio rebelde alborotado me embelesa, hace que tenga ganas de agarrárselo y tirar fuerte... Cierro las piernas y me froto los muslos. Ya estoy excitada, es increíble la facilidad con la que me enloquece. Observo a Carol y a Marina hablar despacio, para que nadie se entere. Mi pelirroja niega con la cabeza, Marina insiste. Ella respira hondo, mira a Cris y yo hago lo mismo, éste le guiña un ojo. Mmm... Carol va a caer otra vez, va a volver a hacerlo. ¿Debería impedirlo? ¿Debería recordarle que acaba de dejarles? Este trío cada vez es más raro y estresante. Carol mira a Marina, Cris sigue hablando con Hugo, sentado a mi izquierda, Carol y Marina siguen hablando despacio, pero llego a oír algo.-
- Por favor, Carol. Una última vez. Será nuestra despedida.
- Marina... Esto tiene que acabar. No es sano.
- Pero antes no te lo parecía, ¿por qué ahora si? ¿has conocido a alguien, a otra pareja?
- ¡No! Claro que no, no es eso.
- ¿Y entonces?
- Me he... Aburrido. Ya no lo disfruto como antes.- muy bien, Carol. Para que utilizar la sinceridad... En cuanto pueda pienso reprender a mi amiga. Siento una mano en mi rodilla y me miro, Hugo me sonríe y yo le sonrío en respuesta.-
- ¿Estás bien?
- Si, claro que si. Este sitio es increíble. - Lo es.- me acaricia con el pulgar, trazando círculos en mi rodilla. Parece nervioso, raro en él.-
- ¿Y tú? ¿estás bien?
- Estaré mejor después...- el vientre se me contrae y siento un calambre por todo el cuerpo. Si, yo también estaré mejor después. La cena transcurre tranquila, no muy relajada, Marina no para de insistirle a Carol para que tengan una última vez. Se que Carol lo hará. Pero no por el trío que conforman la relación, lo hará por él, el moreno canalla que me mira sonriente y con cara de pícaro desde la otra punta. Es un capullo de mucho cuidado, dos amigas, él... Y un trío sexual. Menuda combinación. Mi mente vaga pensativa, ¿como sería hacer un trío? Quizás podría proponérselo a Hugo, aunque algo me dice que él no lo aceptaría... Nos marchamos del restaurante tras cenar, y en la puerta decidimos quien va con quien.-
- Carol, ven con Cris y conmigo.- Marina no se da por vencida. Carol me mira. Me encogo de hombros.-
- ¿Dani?.- miro a Hugo.- ¿Vienes tu conmigo?
- Eh... Claro. Nos vemos en el BMB.- Carol se mete en la parte de atrás del coche de Cris de mala gana, y vemos como se marchan mientras nosotros esperamos a que el aparca traiga el coche de Hugo.-
- ¿Lo estás pasando bien? Estás muy callada...
- Si, si... Lo estoy pasando genial.
- Me alegro, ven, aquí viene el coche.- En cuanto nos montamos, Hugo me hace mirarle y me besa, me coje la cara entre las manos y me besa con delirio y placer caliente, eso es una demostración de lo que me espera esa noche. Yo suspiro y sonrío contra su boca.- Estás preciosa.
- Gracias. Tu estás peligrosamente atractivo con ese traje. Puede que cuando acabe la velada, te lo arruge.- me mira sorprendido por mi comentario, pero se ríe.-
- Eso espero...- conduce más despacio de lo normal en él, con una mano agarra el volante y con otra se agarra a mi muslo izquierdo, no lo suelta salvo cuando necesita cambiar de marcha. Tardamos un buen rato en encontrar aparcamiento, pero al fin lo logramos. Vuelve a besarme despacio, con ternura. Salimos del coche y caminamos juntos hasta la puerta.-
- Entremos, el coche de Cris está fuera. Estarán dentro.- y efectivamente, los tres están sentados y han pedido las copas, incluso para mi y para Hugo. Yo agradezco cuando Cris me pasa mi puerto de indias y bebo. Está frío y calma mis nervios. Me siento al lado de Carol y le digo en el oído.-
- ¿Qué tal el viaje en coche?
- He picado. ¿Vamos al baño?
- Claro.- Nos levantamos y cruzamos la pista. En cuanto entramos, y sale una chica que se está retocando el maquillaje, Carol canta como un pajarillo.-
- Quieren una despedida. Una última vez.
- ¿Y tú que has dicho?
- Que no, pero luego he aceptado.
- ¿Por qué?
- Cris.- lo sabía.-
- Mira, te quiero, eres mi mejor amiga y creo que si no eres sincera del todo, siempre volverás a por más.
- No, no lo haré. Una última vez, y se acabó para siempre.
- ¿El trío?
- Y Cris también. Se acabó. No es sano. No es lógico. Me he pasado toda la vida viviendo aventuras vacías, relaciones solo basadas en sexo, y chica, será la edad, pero ya no quiero eso. Quiero enamorarme, quiero quererme, y que me quieran, y con Cris, nunca lo voy a tener. Por más que me duela, se acabó. Seremos como siempre, buenos amigos y nada más.
- Así se habla. Venga, brindemos.- Salimos fuera y llegamos al fondo, a nuestra mesa. Solo están Cris y Hugo. Cogemos nuestras copas y brindamos. Reímos a carcajadas y ellos nos miran como si estuviésemos locas, y la verdad, después de los vinos en la comida, y la copa, loca no pero yo un poco piripi si que estoy. Río más al pensarlo. Pedimos una segunda ronda y Hugo me observa. Me susurra al oído que no beba más, Carol, Marina y Cris se van a la pista a bailar. Hugo y yo permanecemos sentados, mirándonos. Me muero por besarlo. Si fuéramos algo más que amigos que follan, podría besarlo siempre que quisiera, pienso.-
- Me muero por besarte.- él traga saliva.-
- Me muero por estar dentro de ti.
- Me muero por que lo estés...
- Joder, Dani. Cada vez necesito controlarme más en público. Me resulta muy difícil.
- A mi me pasa lo mismo.
- ¿Quieres bailar?
- No. Estaremos demasiado cerca y se lo que pasaría...- me mira con una ceja arqueada.-
- ¿Qué pasaría?
- Pues... Bailaríamos muy cerca, nuestros cuerpos estarían demasiado cerca, y tu arquearías las caderas hacia a mi, yo notaría tu miembro semi erecto en mi piel cálida, y desearía desnudarte en mitad de la pista, y posiblemente, lo haría.
- Joder, Dani. Me la has puesto dura.- yo río a carcajadas y tras echar un vistazo a la pista de baile, me mira de nuevo.- Es hora de irnos, venga.- se levanta y me ofrece la mano. Yo miro hacia la pista, en dirección donde él ha mirado y veo a Cris bailando en medio de Marina y Carol, están los tres muy, muy juntos, ellas bailan de manera sensual y provocativa, y él las acaricia con precaución.- No quiero ver esto, venga, Dani, vámonos.- le doy mi mano, cogo mi bolso y pasamos por el guardarropa, Hugo coge mi abrigo y me saca de la mano. En cuanto salimos el aire frío me golpea haciéndome tiritar. Él se para y me pone el abrigo con mimo. Me acaricia la cara helada con los nudillos y me lleva hasta su coche, me abre la puerta y yo me monto agradecida. Él rodea el coche y se monta, arranca, enciende la calefacción y nos vamos. Conduce tranquilo por las calles desiertas, debe de ser tarde, no hay ni un alma. Yo aprovecho para observarlo, su cara es de concentración en la carretera, pero lo distrae mi mirada curiosa, me mira y luego vuelve a poner la vista en la carretera.-
- ¿Dónde vamos?
- Es una sorpresa.- me mira de nuevo y me sonríe. Cuando atravesamos el sendero, recuerdo el camino, y se adonde vamos. Mi gozo en un pozo. En cuanto deduzco a donde vamos, mi felicidad se esfuma de un plumazo. Y cuando Hugo para el coche en la puerta del Ritz, se baja y me abre, la melancolía me contrae el rostro. Tras darle las llaves al aparca coches, entramos juntos de la mano, vamos hacia la recepción, tras dar su nombre, le dan una llave y subimos en el ascensor. Para cuando Hugo abre la puerta de la suite, y me hace pasar, la tristeza me ha embargado y siento unas ganas locas de llorar, de hecho... Creo que voy a hacerlo. Me escuecen los ojos y siento un nudo horrible en la garganta, miro la enorme cama, y miro el sofá junto la mesita baja donde Hugo estaba sentado tomando whisky, lo que dijo, como se fue, como me sentí... Lo revivo de nuevo todo y eso es suficiente para hacerme estallar. Rompo en llanto y Hugo aparece por arte de magia, me abraza desde atrás por la cintura, siento su miembro erecto en mi trasero y él me retira el pelo para besarme el cuello, en cuanto nota mi respiración trabajosa y mis hipidos, intenta darme la vuelta.-
- Dani, ¿qué ocurre? Date la vuelta. Mírame, Daniela.- yo me doy la vuelta avergonzada, y cuando me ve, su cara de horror, me hace llorar más y más fuerte.- Oh, no... Dani.- me abraza contra su pecho y me deja llorar todo cuanto quiero, no dice nada, se limita a acariciarme la espalda y besarme el pelo repetidamente, mientras yo, hundo el rostro en su cuello y lloro sin control. No se cuanto tiempo pasa, pero imagino que bastante, me duelen los pies.- ¿Estás bien?.- asiento.- ¿Mejor?.- vuelvo a asentir.- ¿Quieres que te lleve a tu casa? Prometo no tocarte si no quieres, solo... Solo déjame cuidarte, déjame cuidar de ti. No entiendo nada, Dani. No se que te pasa, no se por que estás así, pero verte así, en ese estado... Me mata. Dime que estás bien, nena...
- Estoy bien.- suspira sobre mi pelo y me aparta un poco la cara de su cuello, me besa la frente y yo vuelvo a llorar, maldita sea, quiero poder parar ya de llorar, parezco idiota.-
- Dani, cariño... ¿qué ocurre?.- me aparto de él y rompo el abrazo. Tomo distancia y doy tres pasos atrás.-
- ¿Por qué me has traído aquí, Hugo? ¿Por qué?.- Él parece confundido y aterrado, ha enmudecido de repente. Niega con la cabeza.-
- ¿No quieres estar aquí? ¿por eso estás así?.- dice con dificultad. Yo asiento.- Vámonos. Venga, Dani. Vámonos, si estar aquí te hace esto, no quiero seguir aquí ni un minuto más.- me tiende la mano pero yo la ignoro. Se queda suspendida en el aire, hasta que la baja despacio. Se pasa la mano por el pelo, nervioso. Empieza a dar vueltas, de aquí, allí, nervioso, sin entender nada. Yo me he quedado inmóvil, observándolo.- Necesito un bourbon, eso es lo que necesito...- Se abre paso ante mi y va hacia el mini bar. Yo pienso en decirle que eso se paga aparte, pero claro, él es rico, no creo que le importe. Lo veo coger el bourbon, un vaso chato y echarse tres dedos. El líquido se abre paso por su boca, y vuelve s llenarlo, esta vez con más de cuatro dedos. Tengo que decir algo, pero... ¿el qué? Está claro que nuestra "no" relación acabará aquí, esta misma noche, si no, ¿por qué iba a traerme a este mismo sitio? Donde empezó, acabará.-
- Vas a darme puerta. Vas a dejarme y por eso me has traído aquí, ¿verdad?.- él me mira estupefacto, con el vaso a mitad de la boca, vuelve a bajarlo.-
- ¿Eso crees? ¿crees que te traído aquí para dejarte?.- me encogo de hombros.- ¿Por eso estás así?.- vuelvo a encogerme de hombros.- Dios mío, Dani... Que tonta eres.- lo miro rabiosa, él viene hacia mi vaso en mano.- No voy a dejarte. Nunca lo haré.- lo dice mirándome a los ojos, se que se muere por tocarme, pero no lo hará mientras no esté seguro de que no voy a salir corriendo.-
- Promételo.
- Lo prometo.- me tiro a sus brazos y él me agarra con fuerza, abrazándome de nuevo. Suspira relajándose contra mi, no va a dejarme, nunca lo hará, lo ha prometido...- No puedo creer que pensaras que te había traído aquí para dejarte...- Yo lo miro y veo sus ojos brillantes por alguna emoción que no consigo entender. Lo beso con fuerza y el sabor fuerte del bourbon, reactiva mis sentidos. Él se une a mi beso, y con la mano en la que no tiene el vaso, me aprieta contra él. Yo le acaricio la cara, el hombro, el pecho, y mis manos van hasta la bragueta de su pantalón, gruñe despacio, de deseo. Yo le desabrocho el pantalón y de un tirón lo bajo junto con los bóxer, su miembro erecto me apunta directamente a la cara, miro hacia arriba y lo veo mirarme. Me pongo de rodillas y le agarro el miembro con fuerza, lo acaricio de atrás hacia adelante, y sin dudar un solo instante, me lo meto en la boca. Vuelve a gruñir, yo lo chupo adelante y atrás, lo saboreo despacio, lo saco y lo vuelvo a meter, dejo que poco a poco mi boca se acostumbre a su longitud, y después, me lo meto entero, su sexo me golpea y yo tengo que reprimir una arcada, despacio lo saco, y vuelvo a engullirlo. Él arquea las caderas hacia mi y su mano baja hasta mi cabeza. Apura el vaso y lo tira, no se donde cae pero oigo como se hace añicos. Me a sujeta la cabeza con las dos manos, y mueve las caderas hacia adelante, despacito primero, hasta que sus caderas embisten con fuerza dentro de mi boca, está sudando, está temblando y él sigue follándome la boca sin descanso. Yo estoy excitada, ver lo que le provoco, lo que mi boca es capaz de hacerle... Y que él lo esté disfrutando, me excita. Su miembro palpita y se que está a punto. Sigo engulliendo sin descanso, me duele la mandíbula.-
- Dani, joder... Voy a correrme, déjalo ya o me correré en tu boca.- quiero que lo haga, quiero termine, quiero ser yo la que se lo haga.- Oh, Dios santo, Dani... Voy a correrme, mujer...- Tras tres embestidas fuertes, se corre estrepitosamente, siento un líquido caliente y denso acariciarme la garganta y trago desesperadamente, con su polla aún dentro. Gime y gruñe y cuando lo miro, está mordiendo la corbata para no gritar. Está realmente guapo, es tan erótico... Y se que debería sentir asco, o tener arcadas, pero nada de eso, me siento estupendamente. Lo saco de mi boca y me mira. Me levanta del suelo y yo lo beso con fuerza, gime y me da la vuelta.- Acabo de probar mi propio placer... Has sido muy mala, señorita.- baja muy despacio la cremallera de mi vestido y me quedo solo en braguitas.- Quítate los zapatos.- me los quito de un punta pie.- ¿Ansiosa?
- Si.
- Nena, quiero excitarte. Quiero saborearte...
- Hugo, ya estoy excitada.- me mete la mano entre las bragas negras de encaje y me acaricia el clítoris con un dedo. Gruñe.-
- Cierto, estás empapada. ¿Te has puesto cachonda? ¿mientras te comías mi polla?
- Si, mucho.- me está consumiendo, me lame el cuello mientras su dedo me acaricia, y si le sumas el placer que me da escuchar como habla sin tapujos... Estoy a punto de arder por combustión espontánea...- Te gusta estar de rodillas frente a mi, ¿verdad?.- Yo gimo.- Te gusta por que crees tener el poder, te hace sentir poderosa, darme placer y que yo apenas pueda tocarte...
- Si... Si...
- Bien, pues ahora es mi turno. Ahora voy a follarte, voy a hacerte gritar. ¿Cuanto crees que gritarás, Dani?
- No sé. Mucho.
- Buena respuesta. Túmbate en la cama, nena.- yo obedezco de inmediato, me subo a la mullida cama y me tumbo boca arriba, es gracioso, pero creo que es la primera vez que lo haremos en la cama. Sonrío.- ¿De que te ríes?.- Me dice frunciendo el ceño mientras se libra de la chaqueta, la corbata y la camisa. Se quita el pantalón de un pisotón y se sube a la cama, me acaricia el vientre y me quita las bragas. Se mete entre mis muslos y me besa, mi sexo palpita y siento su miembro erecto otra vez, recuperado de nuevo, por y para mi. Siento que se abre paso a través de mi carne, me colma y me dilata despacio, dejando que me acostumbre a la invasión. Luego se sacude, y me la mete más adentro, más profundo, me hace gritar sin control. Y entonces, comienza, siguiendo un control, me embiste con fuerza, y sale despacio, dentro, fuera, dentro, fuera... Yo estoy flotando entre nubes, maravillada, extasiada...-
- Hugo...
- Dime, nena...
- Dime que no te irás.
- Nunca...- Y así, con esa pauta y ese ritmo, Hugo me hizo enloquecer, haciendo que tuviera dos orgasmos prefectos, después, con cariño, se tumbó a mi lado y me puso sobre su pecho y me dormí mientras oía el latir de su corazón...
Me desperté de golpe, asustada y jadeante, me senté rápidamente en la cama. Parece que haya tenido una pesadilla, pero no recuerdo nada. Mierda... trago saliva y me embarga la tristeza.-
- No, no, no... Ha vuelto a hacerlo...- no hay ni rastro de Hugo, no está en la cama ni en la salita. Me levanto y voy hacia la terraza, con la esperanza de que estuviera ahí, pero nada, no está. Apoyo la frente en la puerta de cristal, y mi mente viaja a la noche pasada, ¿cómo ha podido irse de nuevo? ¿cómo ha sido capaz de huir otra vez? Esto me pasa por confiar en él, por ser tan estúpida... pero, ¿qué estoy haciendo? ¿no se supone que es solo sexo? No debería importarme, pero aún así...
- ¿Estás bien, Dani?.- si voz me hace despegar la frente del cristal ya templado y volverme, ahí está, acabado de salir de la ducha, con una toalla blanca anudada en la cintura, con el pecho firme y musculoso desnudo y chorreando. Miles de gotitas de agua resbalan por su pelo, su cuello y su imponente pecho.-
- No te has ido...
- No, claro que no.
- Yo...
- ¿Pensabas que me había ido?
- Me he despertado sola, y la última vez... Te fuiste.- frunce el ceño y hace un gesto de desagrado.-
- Lo sé. Ven aquí.- yo, obediente, ando despacio hasta él, sin reparar en que estoy totalmente desnuda. Al llegar hasta él, me acaricia la cara con ternura.- Siento mucho como reaccioné la otra vez, pero te prometo que no volverá a pasar.- yo asiento y él me besa la frente.-
- Hueles muy bien.
- Gracias.- sonríe y nos abrazamos largo rato sin decir nada.- ¿Quieres que bajemos a desayunar? ¿o prefieres que pida el desayuno para que lo suban?
- Lo que tu quieras, me da igual.
- Aquí, pues... Después te llevaré a tu casa.- un sentimiento de tristeza me contrae la cara, estoy muy a gusto, no quiero irme de esta maldita habitación. Ni salir de esa enorme cama.-
- Vale, voy a darme una ducha.- me da un beso rápido y se va hacia el teléfono de la habitación, lo oigo pedir el desayuno y me doy prisa por terminar, deseosa de salir y poder pasar un poquito más de tiempo con él. Cuando salgo, ya vestida menos por mis Manolo, él está destapando una bandeja para ver su contenido.-
- Ah, justo a tiempo. Siéntate, yo te sirvo.- Con un gran plato rebosante de fruta y tostadas, miro el café con ojos golosones.-
- No suelo desayunar más que un café.
- Necesitas comer más, estás demasiado delgada.- yo me veo bien.-
- No estoy demasiado delgada, estoy bien.
- Estás preciosa, pero con un par de quilos más estarás aún más si cabe, come.- me decidido por la fruta y pincho con el tenedor, quiero hablar, que me cuente cosas sobre él... Pero, ¿por dónde empiezo?.-
- ¿Pasarás las fiestas con tu familia?
- Si, claro.
- ¿Cómo es?
- ¿Mi familia? Pues... Mi madre, es un poco metomentodo, mi hermano Daniel, va a su bola, vive fuera y viene en contadas ocasiones, no lo juzgo. Y mi hermana... Mi hermana es un terremoto, está en una edad complicada...
- ¿Cuántos años tiene?
- Diecisiete.
- ¿Y ya está?
- Si, toda la demás familia está fuera o muerta.
- Oh, vaya...
- Si, vaya... Come.
- Oye, vale ya, ¿no? Todo el rato, come, come...- sonríe y ríe a carcajadas.-
- No se de que me extraño, nunca has sido sumisa...
- ¿Qué?
- Nada, nada... ¿tu irás con tu familia? - Si.-suspiro.- Aunque debo reconocer, que no me hace ilusión.
- ¿Por qué?
- No les conozco. Bueno, si, pero... Son como extraños para mi...
- Entiendo. Dadle la oportunidad, son tu familia, te quieren. Piensa en que a mi tampoco me conocías, bueno, me recordabas, y Carol, piensa en Carol. Éramos todos extraños, pero ahora...
- Confío en vosotros.
- ¿Confías en mi?
- Claro. Se que nunca me mentirías, se que nunca me engañarías. Y con Carol, me pasa lo mismo, se ha vuelto tan importante para mi en tan poco tiempo...
- Vámonos.- miro a Hugo frunciendo el ceño y levantándose de la mesa, miro mi plato, quería que comiera...-
- Pero no he terminado...
- No querías.- suelta con un bufido. ¿Pero qué le pasa? ¿qué he dicho?.- Esperaré abajo a que acabes.
- ¡No, ya no quiero!.- me levanto, me pongo los Manolo y lo miro furiosa. Él está nervioso y confundido, es raro verlo así, normalmente es muy tranquilo y seguro de si mismo, ahora parece perdido, dudoso, y yo simplemente, estoy furiosa, estaba yendo tan bien... Y de repente, sin previo aviso, pasa de estar feliz a estar así, a cabreado, como una mona... Como la otra vez. Que voluble es, joder, que difícil es seguirlo... Salgo al pasillo, y voy hacia el ascensor casi a la carrera, él me sigue y presiona el botón antes que yo, vuelvo a fulminarlo con la mirada.-
- Lo siento. A veces soy... Un insensible. Perdóname.
- Estás jodidamente loco, Hugo. Y me vas a volver loca a mi también.
- Dani, esa boca, por Dios...
- ¡Que te jodan!?¡eres un bipolar de mierda!.- y como en la lotería, la suerte me acompaña, las puertas se abren y entro ofuscada, él entra, presiona el botón y me arrincona de un empujón contra la pared de espejos del ascensor. Me besa apasionado, y aunque hubiera querido empujarlo y dejarlo con las ganas, fracaso y un jadeo ahogado, se escapa de mi garganta. Mierda. Ya estoy jodida otra vez. Me agarra fuerte de la nuca y me besa sin parar, fuerte, salvaje y yo como una idiota me derrito. Presiona su cadera junto a mi y siento su polla palpitar y crecer, el enfado se convierte en pasión y lo agarro fuerte del cuello, sorprendiéndolo, me subo a lo alto de él y lo abrazo con piernas y manos, él me agarra por la espalda con una mano y la otra me aprieta la nuca. Ambos jadeamos y gruñimos, perdidos en la vorágine del placer, quiero que lo haga, no me importa estar en un ascensor, quiero que me tome aquí y ahora.-
- Oh, Dani... Nena, estamos llegando.
- No pares, Hugo.
- Nena... Tengo que parar.
- No.
- Si.
- ¡No, joder!.- pero justo a tiempo, para antes de que se abran las puertas y me baja de él. Yo lo miro furiosa y sonríe. El muy cretino sonríe.-
- Hugo Padilla, eres un calienta bragas.- el ríe a carcajadas mientras atravesamos el vestíbulo y salimos a la calle.-
- ¿Hubieras preferido que te hubieran visto?
- ¡Si!.- obviamente no, y agradezco su autocontrol para parar, yo no hubiera parado, pero eso no pienso decírselo. Él sigue riendo mientras vamos hacia su coche, el aparca le da las llaves y él se afana en abrirme la puerta para que entre. Entro y él rodea el coche para montarse, se monta, arranca y me mira.-
- No sabía que te gustara el exhibicionismo...
- Hay muchas cosas que no sabes...
- No te enfades, nena...- pone la mano izquierda sobre mi rodilla y me da un ligero apretón.- Dani, no iba a follarte delante de todo el mundo, hubiera tenido que matar a todo el que te mirara...- eso me hace sonreír.-
- ¿Has sonreído?
- No.- digo sonriendo e intentando seguir enfadada. Pero no lo consigo. Rompo a reír en carcajadas y Hugo me mira riendo conmigo.-
- ¿Mejor?
- No.
- Se como hacer que te sientas mejor...
- No se yo...- sonreímos y conduce con tranquilidad hasta mi edificio, aparca y sorprendiéndome se baja del coche y me abre la puerta.-
- ¿Vas a subir?
- Algo mejor que eso.- se acerca peligrosamente a mi oído y me susurra con voz ronca y sexy.- Voy a follarte en cuanto crucemos el umbral...- lo miro alucinada y andamos hasta el portal. Abro con dedos temblorosos y él me sonríe con superioridad, mi corazón late totalmente acelerado, la sangre me hierve, el vientre se me contrae y un placer líquido se instala en mi sexo palpitante. Montamos en el ascensor y el camino a la tercera planta se me hace eterno. Por fin las puertas se abren y salgo sin mirarle, meto la llave en la cerradura y abro la puerta, suspiro, se me eriza la piel cuando abro la puerta para que él entre. En cuanto cierro la puerta, me agarra con fuerza de las caderas, hunde sus dedos en mi cintura y como si fuera una bestia salvaje me acorrala contra la puerta y me besa salvaje, casi agónico. Yo no puedo más que gemir y jadear contra su boca, sus manos me rasgan las bragas y pronto están en el suelo, echas jirones, yo gimo aún más fuerte, eso ha sido jodidamente erótico...
Sus manos tiran del escote de mi vestido y éste se hace jirones como las bragas, deja mis pechos desnudos y su boca hambrienta me los muerde y me los lame con ansia. Debería estar enfadada, debería pararlo, pero yo también estoy enloquecida, y mis manos ya están volando sobre su bragueta, peleándose con el cinturón... Me aprieta con fuerza contra la pared y joder, duele, pero me encanta. Que sea tan bestia, tan salvaje... Joder... Me vuelve loca.
Gimo echando la cabeza hacia atrás extasiada, siento la cabeza gruesa de su capullo jugar en mi entrada, cuando desvío la mirada hacia el salón...
- Hugo...
- Si, nena... Sí...
- Hugo, para.
- ¿Qué?
- Para, para...- se aparta suavemente y mi mirada aterrada y perpleja lo deja confuso, se arrodea y sigue mi mirada hacia el salón. Hay cajones abiertos, papeles tirados por los suelos, muebles destrozados, todo está patas arriba.-
- Sal fuera.
- Hugo...
- Sal, Dani... Baja a la calle y llama a la policía, puede que haya alguien dentro.
- No, Hugo, ven conmigo. Por favor, ven...
- Baja, nena...
- Hugo, no...
- ¡Baja de una puta vez, Daniela!.- yo bajé las escaleras corriendo mientras lloraba y salí a la calle, con dedos temblorosos llamé a la policía y esperé abajo. Llevaba veinte largos y axfisiantes minutos esperando, Hugo no aparecía y mi mente no paraba de verlo tendido el suelo, quieto, mientras de su cuerpo manaba un charco de sangre... Mi corazón latía con fuerza, la cabeza me iba a estallar, seguía llorando a moco tendido, con el vestido roto y sin bragas. El ruido de la puerta de acero forjado me hizo volver a la realidad y frente a mi, aparecía Hugo, estaba bien. Estaba bien... A lo lejos podía oír las sirenas, y sin pensármelo dos veces me tiré a sus brazos llorando y sollozando como no recordaba a ver echo nunca.-
- Chssh... Tranquila, nena...
- Dios mío, Hugo... Pensaba... Pensaba...
- Estoy bien, estoy bien... No hay nadie, tranquila.
- Pero... ¿quién? ¿cómo? ¿por qué?
- No lo sé, nena. No lo sé...

Mi piso enano estaba lleno de policías, Hugo hablaba con un policía en la entrada, yo estaba sentada en la isla de la cocina donde Hugo me había sentado, me aferraba con fuerza a su chaqueta, me la puso en cuanto los policías llegaron, y menos mal, tenía el vestido echo trizas. El olor que emanaba de su chaqueta me tranquilizaba, mientras observaba mi salón patas arriba, destrozado, me retorcía las manos nerviosa, no entendía nada de lo que estaba pasando. Los policías me hicieron preguntas, Hugo parecía molesto y seguro, de haberlo podido evitar lo habría hecho. Me preguntaron si tenía enemigos, si alguien tenía llaves de mi piso... Pero nadie que no fuera yo y Carol, que tenía una copia en su casa, tenía llaves. Los policías creían que había sido un robo, pero no faltaba nada. Ni mis joyas, ni los mil quinientos euros que tenía escondidos en el cajón de la ropa interior. Era todo muy extraño. Cuando por fin Hugo pudo echar a los policías, se acercó y me abrazó con fuerza. Yo estaba paralizada, inmóvil, no podía moverme, no podía ni pestañear... Me sirvió una taza caliente de... No sé, algún tipo de infusión, aunque tenía un sabor dulzón y sabía a algún licor fuerte. Me bajó de la isla de la cocina, y me llevó en brazos al cuarto de baño. Dejó la taza sobre el lavabo y llenó la bañera mientras me desnudó. Con cuidado me metió en la bañera, se remangó la camisa y se deshizo la corbata, mientras arrodillado en el suelo, paseaba la esponja con delicadeza por mi cuerpo inerte. Parecía triste, dolido y confundido. Me estaba cuidando. Estaba cuidando de mi. Me sentí violenta, y muy muy expuesta. Subí mis rodillas y me abracé a ellas mientras me balanceaba despacio, mientras él con suma delicadeza me enjabonaba la espalda.-
- Solo dime que estás bien.
- Estoy bien.
- Yo cuidaré de ti. No debes preocuparte por nada.
- ¿Por qué?.- me miró turbado, tragó saliva y cogió la taza humeante.-
- Bebe, nena...
¿Por qué cuidaba de mi? ¿por qué? No lo entendía, pero francamente no me desagradaba. A todos nos gusta tener a alguien que nos protega y nos cuide cuando ni nosotros mismos podemos hacerlo. Y él lo estaba haciendo. Tras beberme aquella infusión, los párpados se me cerraban solos, me sentía exhausta. Todo el sexo de la noche anterior, la tensión... Estaba haciendo mella y los ojos se me empezaban a cerrar solos. Recuerdo como Hugo me sacó de la bañera, me envolvió en una mullida toalla y despacio me secó con delicadeza. Me llevó en brazos hasta mi habitación y allí me dejó desnuda, buscó entre los cajones y me puso un pijama verde de lunares. El roce de sus manos mientras me vestía me erizaba la piel, pero no era nada sexual, no era nada erótico, simple y llanamente, estaba cuidando de mi como había prometido. Después de cepillarme mi largo pelo negro, me metió en la cama, me arropó y tras darme un beso casto en la frente, me dormí...
- Duerme mi morena motera, cuando despiertes yo estaré aquí...

Me estiré con fuerza sobre la cama, abandonando lentamente el sueño de mi cuerpo. Me sentía extrañamente bien, muy muy relajada. Los recuerdos de Hugo bañándome y cepillando mi pelo me aparecieron de repente. Me levanté de un salto y oí voces en el salón. Me recogí el pelo enmarañado en un moño y salí de la habitación. Oía a Hugo hablar con alguien, luego pude comprobar que era la voz de Carol. Ambos se volvieron a mirarme cuando entré en el salón.-
- Dani... ¿estás bien?.- la voz de mi amiga era de preocupación.-
- Si, estoy... Bien.
- ¿Quieres comer? Carol ha traído comida china. Te estábamos esperando...- miré a Hugo que me miraba preocupado.-
- Claro...- nos sentamos en la isla de la cocina y comimos en silencio.-
- Ahora voy a ir a la comisaría...
- No.- mi no rotundo hizo que Hugo y Carol me miraran boquiabiertos.- No, por favor. No quiero que te vayas.
- Solo será un rato, no tardaré. Carol se quedará contigo hasta que yo vuelva. Solo tengo que firmar la denuncia.
- No quiero que te vayas...
- No tardaré, te lo prometo. Y ésta noche me quedaré contigo. No voy a dejarte sola.
- ¿De verdad?
- Si, de verdad.
- Te prepararé el cuarto.- él asintió. Sabía que no iba a dormir en otro cuarto, pero Carol miraba a uno y a otro con los ojos abiertos como platos.-
- Podríamos ver una peli, ¿qué te parece?
- Me parece bien.- Hugo recogió los platos y los fregó, me miró antes de irse, con sus ojos me decía todo lo que quería sin tener que pronunciar ni una sola palabra. Me tendió unas llaves.-
- He llamado a un cerrajero y te han cambiado la cerradura.- asentí.- De que salga de comisaría iré a mi casa a por algo de ropa y a por mi ordenador. Tengo algunos asuntos de trabajo, pero puedo hacerlo desde aquí. No tardaré, ¿vale?
- Vale. Y... Gracias.- me sonrió y tras mirar a Carol, fue hasta la puerta y se fue...

TentaciónSinLímite2RecuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora