Capitulo veintiocho "La peor semana de toda mi vida"

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La noche había caído y la lluvia se había hecho más densa. Nathaniel y yo éramos los únicos que quedábamos ahí. Comenzó a darme más ejercicios para agilizar mis movimientos pero se la pasaba gritándome "Eso es muy lento" o "Deja de jugar. Esto es serio". Para eso de las nueve ya estábamos fuera de los vestidores con nuestras cosas.

"No se te olvide. Mañana aquí a las 6:00 a.m"

"Okay".

Nos separamos cuando tomamos el subterráneo para volver a casa.

Me sentía morir. Todo mi cuerpo estaba tan cansado y pesado que no veía le día para que el bendito partido doble llegara y me pudiera librar de todo esto. Lo único que hice al llegar a casa fue aventarme contra el colchón de mi cama. Me importaba un maldito bledo sí estaba empapada de agua de lluvia o que no me hubiera duchado. Ya habría tiempo de eso mañana muy temprano por la mañana.

***************

Hoy por fin es el ultimo día de entrenamiento intensivo con Nathaniel. Toda la semana ha sido muy dura. He entrenado muy temprano antes de la escuela, hasta muy arde después de la practica del club de tenis.

No recuerdo exactamente el día, pero estaba tan cansada que tomé una pequeña siesta en uno de los salones en donde tenía la siguiente clase después del almuerzo. Un ruido me despertó y fue cuando vi a Kinich frente a mi con esa gentil sonrisa que siempre tiene para mi.

"Buenos días..."

Le sonreí apenada mientras frotaba mis ojos.

"He escuchado que estás practicando muy duro tenis. Desde muy temprano en la mañana hasta muy tarde por la noche. Así que he pensado traerte un poco de mi rica comida para elevar todas tus energías".

Me miró directo a los ojos.

"Kim... ¿Estás haciendo esto por él, verdad? ¿Es por qué no puedes olvidarlo?"

Quería decirle que estaba intentando sin un resultado aparente el olvidarme de Nathaniel. Todos estos días que he estado a su lado me han hecho pensar que no soy tan fuerte como lo pensaba. Cada vez que lo veo, siento como mis piernas flanquean y mi corazón comienza a palpitar como un loco.

"Él siempre me ha dicho que no le estorbe" suspiré "En cambio, tú dijiste que me apoyarías en todo... Pero aun así no puedo sacarlo de mi corazón".

Él suspiró.

"Te entiendo, Kim. ¿Sabes algo? Yo no me rendiré tan fácil, tú misma te darás cuenta quien es el mejor para ti y entonces aquí estaré... Esperándote".

Ambos sonreímos.

Ese era mi mejor amigo... Kinich.

En cuanto al entrenamiento casi todo esta dominado. Bueno, para ser sincera no del todo. Pero era más decente de cuando inicié. En este momento estaba poniendo todo mi empeño porque no quería decepcionarlo. No quería que todo su empeño se fuera a la basura después de esto. Porque estaba segura que íbamos a ganar.

Lo único que me faltaba hacer regular era el primer servicio. No lograba hacer que la bola pasará hacía el otro lado de la cancha. Lo he practicado cientos de veces y aún no es lo suficientemente fuerte para... Pero por fin lo había logrado. Mi servicio había pasado la red en una perfecta trayectoria.

Chillé de felicidad.

"¿Lo viste, Nathaniel? Mi servicio por fin puedo pasar la red"

Él me miró interrogativo.

"Hasta un niño de seis años aprendería como hacer un servicio en un día. A ti de lo contrario, te tomó una semana".

Reí nerviosa.

"Debe de ser grandioso poder emocionarse por cosas tan pequeñas  hagas como estas. A veces te envidio".

Tomo una pelota e hizo un servicio magistral.

"Sólo una vez más y nos iremos temprano".

Asentí.

¿Qué había sido todo eso? Bueno había escuchado algo parecido a eso salir de su boca. ¿Cómo puede envidiarme a mi? Sí él puede hacer todo lo que quiera... Él simplemente era grandioso.

**************

El gran día había llegado. Mientras me vestía con total tranquilidad en el vestidor de chicas, pude ver en el espejo de cuerpo completo como mis brazos y piernas estaban llenos de moretones.

Suspiré ruidosamente.

Estaba tan nerviosa. ¿Qué iba a pasar si no ganábamos? Nathaniel se iba poner furioso, porque era como desperdiciar todo el esfuerzo que puso en mi.

Intenté tranquilizarme. Y entonces recordé lo que Kinich me había dado esta mañana. Abrí mi bolso y ahí estaban. Un set de tres magníficos muffins de chocolate. Se me hizo agua la boca. Él dijo que los había horneado especialmente para mi... Para que me trajeran suerte en el partido. Sonreí. Tomé uno y lo dirigí directo a mi boca. Sabía a tan delicioso... Como todo lo que él preparaba.

Cerré mis ojos intentando disfrutar al máximo ese glorioso momento.

"¿No crees que es un poco imprudente que estés comiendo muffins?" la voz de Meredith estaba cargada de reproche.

Abrí mis ojos de par en par.

"Los hornearon para que me trajeran buena suerte".

Ella rió amargamente.

"Eres tan ingenua. Sí realmente eso funcionara no habría perdedores" salió de un cubiculo con su perfecto outfit para tenis "¿Te has puesto a pensar cuantos problemas le has traído a Nathaniel?" tomó su cosmetiquera y sacó su labial "El único que salió humillado en el partido pasado fue él. Tú en cambio, le hiciste perder el tiempo entrenando en vano. Porque esta vez de nuevo no ganarán" pintó su labios, me lanzó una mirada extraña a través del espejo y con la misma se fue. 

Comenzó con un beso [Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora