Capitulo trenta y dos "Después de su partida"

60 2 3
                                    

Él se fue una semana después de que escuché esa conversación que no debía escuchar. Fue un domingo por la mañana y la casa se sentía realmente diferente después de su partida. Aún no lograba entender porque había tomado esa decisión sí él me había confesado que no tenía problemas con que viviéramos bajo el mismo techo. ¿Qué rayos pasó entonces?

El lunes por la mañana en la hora del almuerzo estaba sentada con Savannah y Jenna en la cafetería del campus. La verdad es que no me podía resistir a contarles sobre lo que había sucedido con Nathaniel, así que lo hice. Bueno, no todo. No les conté sobre nuestra cita accidental... Pero sí de que se había ido de la casa.
"Y ¿Sabes en dónde vive?" preguntó Savannah.
Negué con la cabeza.
"¿Cómo va a mantenerse? ¿Es que acaso sus padres le van a pagar todos sus gastos aunque esté fuera de casa?"
Suspiré.
"No... Consiguió un trabajo de medio tiempo en algún lugar. Ni siquiera a su madre le quiso decir en donde era".
Jenna y Savannah se quedaron calladas por completo. Sabían que no era el momento preciso para decir cualquier cosa, que realmente me estaba doliendo esto de estar separada de él.
"¿Quieres ir al departamento de ingeniería para poder verlo un poco?" propuso Jenna.
Alcé los hombros en forma de contestación.
"Vamos, Kim. No te queremos ver así".
Las tres sonreímos.

Cuando nos encontrábamos afuera del departamento de ingeniería, estaba tratando que mi corazón no fuera a palpitar demasiado rápido cuando lo viera o que mis piernas flanquearan. Esperé y esperé. Pero no parecía haber rastro de él por nigua lado.
"¿Tú eres la novia de Nathaniel?" se escucharon dos voces a mi espalda que por supuesto no eran ni de Savannah ni Jenna.
"Algo así" sonríe con sonrojo al girar mi rostro y encontrarme con dos gemelos.
"Sí lo estás buscando pierdes tu tiempo, porque él se fue temprano" dijo uno.
"Dijo que tenía que ir a trabajar" siguió el otro.
"Oh... Y... ¿Saben en dónde está trabajando?"
Ambos se alzaron de hombros y negaron con la cabeza.
"No nos quiso decir... Él es muy reservado con su vida privada".
Ambos siguieron su camino.
Así que mi única oportunidad de verlo hoy, se había ido tan pronto como apareció. Consulté mi reloj. Todavía faltaban algunas clases antes de que tuviera que ir a la practica de tenis de hoy por la tarde, a la que estoy completamente segura que no asistirá.
Me di una palmada mental y decidí seguir con mi rutina del día de hoy. No quería pararme a pensar en él, porque sí lo hacía corría el riesgo de deprimirme y comenzar a sacar conclusiones del porqué se fue.

Más tarde por la noche los únicos que nos encontrábamos en la mesa cenando éramos; Yosef, el señor Ianson y yo. Frente a nosotros estaba una cena comprada. El único que estaba comiendo sin ataduras era el el señor Ianson, mientras que Yosef y yo mirábamos y mirábamos la comida.  Sentía un nudo en mi estomago.
Después de un rato Yosef se levantó de la mesa. Dejando a su padre atónito porque esa no era una una actitud muy común en él.
"Yosef debe de sentirse muy solo. Nunca había estado tanto tiempo separado de su hermano" comentó entre suspiros el señor Ianson y siguió cenando.
Yo sé como se siente. Porque yo también me siento de la misma manera. A pesar de que él era frío, sarcástico y me molestaba todo el tiempo, no puedo dejar de pensar que el tiempo a su lado nos hizo cada vez más cercanos. Hasta el punto de hacernos ver como amigos, tal vez. Y ahora que él se fue me siento vacía... Siento como sí algo en mi vida faltará. Algo que es importante.
Cuando subí a mi habitación, todos esos pensamientos inundaron mi mente. Porque sí él ya no está aquí, toda esa brecha que nos separa se hace cada vez más y más grande, hasta el punto de dejarnos sin nada en común.
"Como al inicio" pensé con amargura.
Hundí mi cara roja de la impotencia en un cojín. Realmente quiero que él esté junto a mi.
Sí tan solo hubiera una forma de estar a su lado... Pensé con desdén.
"¿Kim?" tocaron con suavidad a mi puerta.
Esa era la voz de Norah.
"¿Sí?" Hice a un lado el dolor y volví a poner mi actitud de siempre.
No quería que ella me viera de esa manera.
Me levanté de un salto de la cama y caminé hacia la puerta. Giré la perilla y ahí estaba ella. Con esa sonrisa de oreja a oreja, yo conocía perfectamente ese tipo de sonrisa. Siempre la ponía cuando había conseguido su objetivo o se había salido con la suya.
"Kim... ¡LO HE ENCONTRADO!" soltó una vez que estuvo dentro de mi habitación.
Me quedé pasmada.
"¿De qué está hablando?"
Soltó una risa burlona y dijo;
"¿Cómo que de qué estoy hablando?" Me tomó de los hombros "De Nathaniel. Por fin he encontrado en donde trabaja".
En mis labios una gran "O" apareció.
¿Cómo pudo ser capaz de lograr eso? Y sin ningún tipo de pista, ni nada.
"¿Cómo pudo hacerlo?" comenté sin dar crédito a lo que estaba escuchando.
"Querida Kim, aún no existe nada que pueda ocultarse de mi" comentó con una pizca de picardía en sus ojos y un tono serio.
"¿Qué...?" dije sin aliento.
"Eso no importa ahora. Lo que sí es importante es..." me miró directamente a los ojos y con seriedad preguntó "¿Quieres venir conmigo a ver que tal le va?".
Me quedé muda.
Realmente quería verlo. Lo extrañaba demasiado... Pero, ¿Sería una buena idea?. Paré de pensar por un minuto y dejé que mi corazón me dictara lo que tenía que hacer. Y el me decía que debía ir a ver como estaba sin mi en su vida.
Asentí de manera insegura.
"Bueno. Creo que tenemos que ir de incógnito, ahora sólo tenemos que encontrar un día...".
"¡MAMÁ!"
Yosef entró de imprevisto a mi cuarto, azotando la puerta y corriendo haca su madre.
"Yo también quiero ir. Extraño a Nathaniel más que Kimberly. No es justo que le hayas dicho primero a ella que a mi".
Su madre me miró en complicidad.
"Okay, Yosef. Iras con nosotras. Sólo hay que planearlo bien".
Los tres sonreímos triunfantes.

**********
Continuará...
**********

Comenzó con un beso [Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora