Capitulo treinta y tres "La cafeteria"

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Pasó exactamente una semana desde que la madre de Nathaniel supo en donde él trabajaba y después de estar planeando detenidamente nuestro "undercover" para saber como se encontraba, el día por fin llegó.
Norah Ianson nos llevó al lado oeste de la ciudad.
Nos encontrábamos enfrente de una cafetería de lo más elegante que jamás había visto y era de esperarse, sí se encontraba en la zona donde los adinerados o al menos los que tienen para darse el lujo de comprar un café nacional con el precio elevado un diez porciento. Entramos con mucha cautela de no encontrarnos con él. No es que no quisiéramos hablarle, sino que debíamos mantenernos al margen de lo que Nathaniel había pedido. Darle privacidad. Por ese motivo no quería decirle a nadie a que piso se había mudado o en donde había conseguido un empleo de medio tiempo. Porque sabía que su madre sería la primera en querer ir corriendo a buscarlo para saber que estaba bien, y eso justamente hemos hecho.
Una parte de mi se siente terrible. Tengo que admitirlo.
Pero todos esos pensamientos se borran de mi mente casi mágicamente al segundo que mi mirada se posa en él. Dios mío, es perfecto. Aunque vista de mesero. Nathaniel se ve guapísimo. Giro la mirada hacia el rostro de Yosef y puedo ver que él está que no puede caber en el mismo de la alegría que le provoca volver a ver a su hermano después de uno de lo mayores lapsos de tiempo que han estado separados.
Subo los codos a la mesa, entrelazo mi dedos y descanso mi barbilla en ellos. Los estoy observando más de lo que debería. Pero no puedo evitarlo. Una ligera sonrisa se dibuja en mis labios. Estoy consiente de eso.
La señora Ianson hace la seña para llamar a un mesero y no me doy cuenta de lo que realmente quiere hacer hasta que la oigo decir;
"No. No te quiero a ti. Quiero a ese chico tan guapo que está atendiendo aquella mesa".
El mesero desconocido hizo una débil mueca de fastidio y llamó de mala gana a Nathaniel. Èl giró la mirada y en su rostro la sombra de una mueca amarga apareció después de que viera a su madre saludándole alegremente. Pero ¿Cómo iba a saber de quién se trataba sí íbamos de "undercover"?
Nathaniel se acercó a nuestra mesa con un caminar pausado y lleno de pereza. Supongo que él sabía lo que estaba por ocurrir y yo me estaba preparando para verlo.
"¿Puedo tomar su orden?" Dijo en forma automática.
Dios mío. Puedo sentir como mis piernas están flaqueando en este mismo instante al escuchar su voz después de tanto tiempo.
"Sí. Yo quisiera saber en dónde es que vive un chico tan guapo como tú" contestó en un tono de voz fingido.
Nathaniel rodó los ojos mientras suspiraba hondamente.
"Mamá, ya basta por favor. Sé que son ustedes desde el momento que pasaron el umbral".
Su madre se sacó la peluca rubia y los lentes de sol que se había puesto.
"¿Cómo has podido reconocernos?" Preguntó decepcionada.
"¿Cómo no iba a poder hacerlo? Ustedes son tan obvios".
Yosef y yo nos apresuramos a sacarnos los lentes de sol y actuar de lo más normal.
"Ahora sí... ¿Qué van a ordenar?" Volvió a preguntar en el mismo tono alistandose una vez para tomar la orden.
"Ya te he dicho lo que quiero, Nathaniel".
Bajó su libreta y pluma mientras rodaba los ojos por tercera vez en aquel rato.
"Mamá. Estoy trabajando y si no van a ordenar nada, me retiro".
Iba dar la media vuelta cuando su madre dijo rápidamente.
"Okay. A mí me vas a dar un americano deslactosado, para Yosef un batido de fresa y para Kim..."
Me estaba invitando con la mirada a que cruzara palabra con él.
Lo dudé por un segundo. ¿Debería hacerlo?
Nathaniel me miraba impaciente y en sus ojos estaba casi segura que decía "porque no te apuras de una maldita vez. No tengo todo tu tiempo".
"Quiero lo mismo que Yosef" me apresuré a decir sin pensarlo dos veces.
Él asintió y con la misma se dio vuelta para la barra.

Habían pasado veinte minutos desde que nos trajeron nuestras bebidas a la mesa. Yo estaba tan absorta en los sentimientos que había tenido cuando intercambié un par de palabras con él mientras sorbía mi batido de fresa.
"Mamá. Nathaniel no está. No lo veo por ninguna parte"
Dejé de beber de un golpe.
La señora Ianson viajó su mirada por toda la cafetería al igual que yo.
¿En dónde podría estar Nathaniel?
"Disculpa..." detuvo a un mesero que pasaba por nuestra mesa "¿Sabes en dónde está el joven Nathaniel?" Su tono de voz era tranquilo.
"Él terminó su turno hace unos cuantos minutos y ya se retiró".
Diciendo esto siguió su camino dejándonos a los tres boca abiertos. Nathaniel a veces puede ser tan cruel y tan mezquino.
Nos terminamos nuestras bebidas y la señora Ianson se apresuró a pagar. Ya no había caso que nos quedáramos ahí sí él no estaba. Cuando estábamos saliendo por la puerta principal. Norah se paró en seco y me dio un codazo que me dolió hasta el alma.
"Kim, mira ahí".
Dirigí mi mirada hacia donde ella me indicaba. Era un tablón de anuncios de la misma cafetería en donde estaban solicitando una mesera de medio tiempo.
"Creo que la suerte te vuelve a sonreír para que ambos vuelvan a estar juntos" sonrió con picardía.
Asentí sin darle mucha importancia a lo estaba escuchando. Mejor dicho sin darle importancia a lo realmente me estaba tratando de decir. La miré interrogativamente y ella suspiró de manera ruidosa. Esperó a que Yosef cruzará el umbral para después susurrarme.
"Deberías aplicar para el puesto. Así Nath y tú podrían hacerse más cercanos".
Entonces llamó al mesero de hacía unos cuantos minutos y este respondió casi al instante. La madre de Nathaniel con esa sonrisa de oreja a oreja le preguntó cuáles eran los requisitos para poder aplicar a ese empleo de medio tiempo como mesera. El joven de una manera muy cordial casi robótica dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la barra para después regresar con una pequeña lista de los requerimientos para obtener el empleo. Norah la aceptó por mi sin dejar que su sonrisa se esfumara ni por segundo.
Después de que el mesero se hubiera marchado y emprendiéramos el camino de vuelta casa, realmente comencé a preguntarme sí esto que la madre estaba volviendo a tramar era correcto. No puedo mentir que me llena de mucha expectación el hecho de que pueda trabajar por la tardes en el mismo lugar en donde él lo hace. Pero también tengo demasiadas dudas sobre si es lo mejor que debería hacer. Una parte de mi quiere dejar todo a un lado y dejarme llevar por lo que Norah está intentando hacer.

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Vuelvo a abrir los ojos y observó la pequeña lista en mi mesita de noche.
Cuando Norah me la dio con un guiño de ojo supe que no sería capaz de decidir sí esto era bueno o no. Porque en todo esto primero pongo a Nathaniel. No quiero que vuelva a ser hosco conmigo como al principio y entonces a mi mente vuelven todas esas hermosas palabras que articuló en aquella hermosa puesta de sol que compartimos juntos en nuestra cita improvisada. Quiero volver a ver a ese Nathaniel. Necesito volver a sentir su cercanía.
Creo que me he decidido.

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Continuará
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Comenzó con un beso [Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora