Capitulo treinta y siete "Noche fría"

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Los meses han pasado desde aquel mal entendido con Nathaniel. Y aún no puedo explicarme cómo fui capaz de creerle a Meredith esa gran mentira. Stephen en una de esas largas conversaciones que hemos tenido me confesó (sin querer) que fue él quien le había encontrado ese empleo para Nathaniel. Y que, había sido él quien le dijo a Meredith en donde encontrarlo.
Al principio por supuesto que estaba muy enojada.
¿Cómo ella había podido ser capaz de mentirme en mi cara y ser tan convincente? Bueno, no es como si yo no fuera una persona a la que sea muy difícil engañar. En fin, ahora es una situación pasada que se ha aclarado.
El invierno está a la vuelta de la esquina y ya casi puedo sentir el soplo frío del viento tan característico de el. Estoy tan emocionada porque este es el primero que pasaré como una chica universitaria.
¡Que lindo!
Escucho el auto de los Ianson alejarse de la casa. Este fin de semana me quedaré a cargo de Yosef ya que ellos irán a visitar a los padres de la madre de Nathaniel y en cuanto a mi padre tiene una demostración de comidas en la ciudad vecina a unas cuatro horas de camino de aquí. Así que estoy a cargo. Tendré que buscar actividades divertidas con Yosef, ya que me agrada la idea de estar juntos como hermanos.
Texteo a Kinich para pedirle unas recetas sencillas que no pueda echar a perder por mi muy notable falta de talento en la cocina. Nada podría salir mal.
¡Esto será muy divertido!

********

Estoy tronando mis dedos con demasiado nerviosismo. Mis fosas nasales se llenan de el olor tan particular de desinfectante para hospital.
¿En dónde estará Kinich con Nathaniel?
Puedo sentir como mis ojos comienzan a arder por las lagrimas que se avecinan. Un recorrido eléctrico pasa por mi espina dorsal y mi pulso se acelera.
Todo ha sido mi culpa. Si no me hubiera empeñado en cocinarle a Yosef nada de esto hubiera pasado. Estaba tan asustada cuando cayó de la nada al suelo y comenzó a retorcerse y gritar. Justo acabábamos de cenar, yo estaba lavando los trastos. En ese momento las palmas de mis manos comenzaron a sudar.
¿Qué se suponía que debía hacer?
Corrí lo más rápido a su encuentro e intenté levantarlo para llevarlo al sillón y cuando lo logré, tomé mi celular lo más rápido que pude. El miedo me invadió aun más ¿A quién iba a llamar? Sus padres seguramente ya habían llegado a su destino, papá podría no contestarme por lo ocupado que podía estar... Después a mi mente llegó el nombre de Nathaniel, pero él jamás me había dado su número telefónico.
De nuevo el miedo me invadió. Sentía mis oídos zumbar, mi corazón latir desbocado y mis manos se volvieron aun más torpes de lo normal. Los gritos de dolor de Yosef reinaban toda la sala de estar.
Kinich...
Rápido busqué su numero y marqué. Él había dicho que siempre estaría ahí para mi... El sonido de conexión sonó y no tardó ni dos segundos en que apareciera su voz a través de la línea.
Entre sollozos le comenté lo que estaba pasando. Estaba en estado de shock no sabía que debía hacer... Kinich con voz muy calmada me dio indicaciones y al final de la llamada me preguntó por Nathaniel. Respondí con la verdad. Se ofreció a ir a buscarlo a su trabajo y me pidió que cuando supiera en que hospital iba a estar que le avisara lo más rápido posible. 
Eso fue hace más de una hora.
El doctor ha intentado explicarme el estado de Yosef, pero estoy tan aturdida que no logro entender ni una sola palabra. Paso a la habitación en donde él está recostado. Parece un pequeño ángel dormido.
Mi corazón se encoge.
Me apresuro a ir a su encuentro, tomó su mano entre las mías mientras un "sólo espero que ellos lleguen ya" es lo único que aparece en mi mente.

********

Estoy en la sala de espera junto con Kinich que me tiene rodeada con su brazo. Es reconfortante saber que siempre podré contar con un amigo como él.
Ambos estamos en silencio.
Nathaniel ha entrado a hablar con el medico que estará a cargo de los cuidados de Yosef.
Por fin puedo respirar tranquila. Todo ha sido un choque emocional para mi. Si soy honesta sí no hubiera sido por Kinich no sé que es lo que hubiera pasado, no hubiera sabido que hacer o como actuar ante esa situación tan delicada.
Puedo sentir el  aliento de Kinich muy cerca de mi oído y como mis pulmones se llenan de esa mezcla tan rara de su perfume y desinfectante.
Mi corazón por fin vuelve a palpitar con normalidad, mis músculos comienzan a relajarse y mi mente vuelve a estar en paz.
Escuchó a lo lejos como alguien se aclara la garganta.
Kinich y yo nos separamos al instante.
Nathaniel llegó a nuestro encuentro.
"Bueno, Kim. Creo que es tiempo de que yo me retire" se levantó de mi lado y me sonrió "Me alegra haber podido ser de ayuda y ya sabes que siempre voy a estar aquí para ti".
Me volvió a brindar una de sus tantas cálidas sonrisas.
"Te lo agradesco tanto, Kinich" sonreí.
Giró sobre sus talones y comenzó a caminar hacia la salida pasando a un lado de Nathaniel sin dirigirle la palabra.
¿Qué es lo que le pasa a este hombre? ¿Por qué no puede darle las gracias a Kinich por habernos ayudado? ¿Es que acaso su orgullo puede más que lo correcto?
Los miro a ambos y parece que ninguno de ellos quiere bajar la guardia.
Me abrazo a misma intentando descifrar el porqué son tan tontos.
"Kinich..." la voz de Nathaniel sonó antes de que él cruzara la puerta.
Ambos se miraron sosteniéndose las miradas.
"Gracias".
Kinich y yo lo miramos extrañados. Él había usado un tono de voz que nunca jamás había usado.
"De nada. Pero, por favor, deja de ser tan egoísta" se acercó a él "Está bien que quieras vivir solo, debes tener una buena razón para quererlo. Yo mismo he experimentado ese sentimiento de querer tener libertad y poder valerte por tu cuenta. Pero, si tienes a tu familia en la misma ciudad... Por lo menos dales tu nueva dirección" lo miró directo a los ojos "¿Qué hubieras hecho sí a tu hermano le hubiera pasado algo? ¿Qué hubiera hecho Kim si no te hubiera podido localizar?"
Nathaniel bajó la mirada y guardó silencio.
"Y todo por tu estúpida necesidad de mantener todo para ti... El mundo no gira al rededor de ti, Nathaniel".
Kinich dirigió la mirada hacia mi y con un aire más sereno dijo;
"Bueno, creo que yo estoy sobrando aquí" sonrió una vez más "Nos vemos, Kim. Sí me necesitas no dudes en llamarme".
"Gracias, Kinich" le devolví más que agradecida la mirada.
Él dio la media vuelta y salió de la sala de espera.
Todo estaba en silencio. Era la primera vez que veía a Nathaniel tan pensativo. Nunca antes, nadie le había hablado de esa manera. Podría ser que él fuera en cierta parte un egoísta y él mismo lo sabía; pero nadie había tenido el coraje de decírselo en su cara como Kinich.
Tragué saliva esperando que al menos el ambiente se tornara pesado por lo que había sucedido. Pero no fue así.
Él tomó asiento en la banca más cercana y se quedó en silencio.
De pronto mi teléfono comenzó a vibrar en el bolsillo de mi pantalón. Lo saqué lo más rápido que mi manos torpes me lo permitieron. Su pantalla comenzó a llenarse de mil y un alertas de llamadas perdidas y de pronto la leyenda de "son señal" apareció en el lado superior izquierdo de ella.
Suspiré.
"Recuerda que aquí adentro no hay buena recepción" comentó con voz apagada y distante.
"Es verdad" me lo guardé en el bolsillo y comencé a caminar por donde Kinich lo había hecho, hacia unos minutos "Iré afuera a devolver las llamadas. Ya regreso".
Y ahí lo dejé. Solo. Viendo hacia el suelo, en silencio y abrazándose a si mismo.
Era una nueva perspectiva del genio Nathaniel Ianson.

*********

El frío me había calado hasta los huesos. Mis mejillas estaban entumecidas.
Como se me antojaba un baño caliente y dormir hecha cucharita acompañada de una frazada calientita. Pero ahora no podía hacerlo y la respuesta es muy sencilla.  Justo en este momento estoy parada a un lado de Nathaniel mientras abre la puerta de su apartamento.
Lo sé. Ni yo misma me puedo creer que esté sucediendo.
Todo sucedió de esta manera.  Después de que Nathaniel y yo compartiéramos ese intimo momento (que estoy segura atesoraré por siempre en mi memoria). Entramos saber como iba el estado de Yosef. Por suerte, el peor momento ya había pasado así que, lo único que quedaba esperar era su pronta recuperación.
Estaba tan feliz que estuviera fuera de peligro.
"Bueno, creo que no podemos quedarnos en la sala de espera. Vámonos"
Fue lo único que dijo antes de tomar camino hacia la salida del hospital.
Consulté el reloj de mi teléfono.
Ya era más de media noche y no estaba disponible el servicio del subterráneo, ni taxis, ni buses.
"Mi piso está a unas diez cuadras de aquí" dijo al momento que comenzó a caminar.
Y así que heme aquí. Esperando a que el seguro de la puerta hiciera clic y pudiéramos entrar a su piso.
Finalmente lo hizo. Nathaniel prendió la luz del pequeño hall y me pidió que entrara.
Al dar el primer paso no me lo podía creer que yo estuviera ahí... Sola... Con él. Comenzó a quitarse la gabardina mientras yo hacia lo mismo. Se descalzó y comenzó a caminar más adentro del departamento en la oscuridad.  A los pocos instantes la luz iluminó todo. Era el piso más ordenado, silencioso y pequeño que jamás había visto. Y no es como sí me la pasara visitando pisos de hombres, pero era justo como imaginé que sería el de Nathaniel.
Un segundo...
¿Meredith ya habrá estado aquí? Era lo único en lo que podía pensar mientras caminaba hacia la pequeña sala de estar, en el mismo cuarto. Él estaba en el sillón leyendo su de bolsillo de siempre.
Tan tranquilo, tan concentrado... Tan perfecto.
Tenía que saber sí ella ya había estado aquí y sin pensarlo salió de mis labios.
Nathaniel apartó la mirada de la página y la llevó directo a mis ojos.
"Eso no tiene importancia..." Comenzó a decir "Pero sí tanto quieres saberlo. No. Tú eres la primer chica que entra aquí".
Un alivió reinó en mi corazón.
Cerró el libro. Lo dejó a un lado y se levantó del sillón.
"Creo que tomaré una ducha. Cuando salga puedes entrar".
Entró a una pequeña puerta al fondo de la habitación.
¿Qué era lo que había dicho? ¿Tomar una ducha? ¿En su piso? ¿Con él y conmigo solos? Tal vez lo que él quiere que pase es... ¡No! ¡Basta! ¿Cómo puedo pensar en eso en una situación así? Aparte sólo nos hemos besado una vez... ¿Cómo podría ser posible que él quisiera? O al menos que él... ¡Basta de pensar idioteces, Kim! Ya eres una universitaria, compórtate como tal.
Pero y sí... ¿Tan sólo pasará?

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Continuará
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⏰ Última actualización: Nov 21, 2017 ⏰

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