Capitulo ocho "El amuleto de la suerte"

88 10 0
                                    




Pasaron los días y como Nathaniel había dicho "déjame a mi pensar y tú solo sígueme" fue lo que exactamente hice.

Durante el día estudiaba lo que marcaba en mi cronograma y durante la noche Nathaniel y yo lo repasábamos. Había veces en las que podía ver como él estaba a punto de estallar en varias ocasiones, pero siempre tomaba un suspiro y volvía a su estado normal.

A veces me sorprendía a mi misma mirando la forma en la que sus labios se movían. Realmente me desconcertaba.

La madre de Nathaniel como de costumbre nos llevaba la merienda nocturna como a las 11:20 pm y cada noche era diferente.

Recuerdo una vez que llevó nuestra merienda y se nos quedó viendo con una gran sonrisa en los labios.

"¿Qué es lo que quieres mamá?" le preguntó mientras ripiaba en su Macbook y yo resolvía uno de los muchos exámenes sorpresa que él me ponía.

"No quiero nada Nathaniel" dijo aun con esa sonrisa en los labios.

"Entonces... ¿Por qué no te has ido?" dijo mientras daba un pequeño sorbo al té helado con un toque de limón.

"Lo que pasa es que ustedes..."

Se sonrojó.

"Nosotros... Madre, ¿Puedes puedes finalizar tu enunciado y dejarnos seguir estudiando?"

"Ustedes se ven perfectos juntos... ¡Deberían casarse!"

Eso realmente me tomó por sorpresa y ademas me hizo sonrojar.

¿Realmente nos vemos perfectos juntos?

Justamente estaba a punto de fantasear con la idea de como sería ser la novia del grandioso Nathaniel Ianson hasta que su propia voz me sacó.

"¿Qué tonterías estas diciendo madre?"

"No son nada de tonterías Nathaniel... Verás que tú te casarás con Kimberly..."

No terminó la oración mi corazón en realidad estaba latiendo demasiado fuerte, y mi imaginación comenzaba a volar.

Sabía muy bien que el sonrojo en mis mejillas era demasiado evidente.

"¡FUERA DE AQUI!" dejó de tapiar de golpe.

Su madre salió con una sonrisa en los labios.

"Y TÚ KIMBERLY..."

Me miró con dureza.

"QUITA ESA ESTÚPIDA SONRISA DE TU ROSTRO"

La quité de mi rostro en un instante.

"No creas en nada de lo que diga mi madre"

Asentí esperando a que se equivocará y lo que había dicho Norah Ianson se cumplirá alguna vez.

Después de una semana ardua de estudio creo que por fin me siento bien de que esto termine. Hoy es la ultima noche antes de los exámenes de medio término. Nathaniel ha decidido hacer un examen final después de nuestro curso intensivo de regularización.

Lo puso en mi escritorio y justo cuando lo vi las respuestas llegaban a mi como si fuera magia.

Había unas en las que si me trababa, pero Nathaniel era muy gentil y me explicaba.

Fue grandioso.

Me tomo un poco más de tiempo de lo que había pensado pero finalmente lo contesté completo.

"Nathaniel por fin..."

Levanté mi cabeza y lo miré detenidamente.

Era la primera vez que lo veía dormir era tan perfecto. Estaba tan tranquilo sin ninguna preocupación. Tan... guapo.

Me quedé un par de minutos admirándolo antes de que el cansancio de las horas robadas reclamaran el descanso.

Mis ojos se cerraron.

Desperté más temprano de lo usual... Y él aun seguía ahí en su sueño profundo así que decidí hacer un poco de café para despertarnos por completo para el gran día.

Fui al  baño  cepillé mis dientes al igual con mi cabello sin apresurarme. Me di un vistazo en el espejo e hice una cola de caballo.

Bajé las escaleras despacio y tratando de no hacer ningún ruido.

Era tan temprano que ni siquiera la madre de Nathaniel estaba despierta haciendo el desayuno.

No pasaron ni veinte minutos cuando escuché pasos bajar de las escaleras. Y de pronto apareció él en el umbral de la puerta. Con las manos en sus bolsillos y con esa mirada tan inexpresiva que tiene.

"Buenos días" saludé con la cafetera en mis manos.

Él me miró.

"He hecho café ¿Te apetece una taza?"

Estaba segura que diría que no.

Asintió con la cabeza.

¡Que sorpresa! Él nunca me aceptaría nada si no estuviera medio dormido todavía, yo lo sé.

Con manos temblorosas llevé las tazas llenas de café a la mesa en donde él aguardaba. Las puse en la mesa y me senté enfrente de él. Nathaniel tomó la suya y dio un pequeño trago de esa humeante taza.

Yo también lo hice.

Siempre el café me había quedado rico (Creo que es lo único) pero esta vez es simplemente delicioso.

Nos quedamos por un par de minutos sin decir ni una sola palabra. Todo era tan tranquilo... Solo nosotros dos y las tazas de café.

Para las 7:20 de la mañana ya habíamos desayunado unos riquísimos panqueques que la madre de Nathaniel hizo. Justamente estaba calzando mis zapatos cuando la madre de Nathaniel me detuvo.

"Kim... Ten"

Tomó mis manos y puso un sobre las palmas.

"¿Qué es esto?" pregunté curiosa.

Ella sonrío con picardía para después decir.

"Digamos que es un... amuleto de la buena suerte para que puedas entrar a los 100 mejores del instituto" me guiñó el ojo.

Nathaniel apareció por sorpresa y con voz neutra dijo.

"Madre no es un examen de admisión, solo es de medio termino"

Observé detenidamente el sobre y en la parte de enfrente las palabras "Buena suerte, Kim" estaban escritas con una caligrafía perfecta.

La madre de Nathaniel no dijo nada solo suspiro y volvió a guiñarme el ojo.

Le sonreí de oreja a oreja.

Comenzó con un beso [Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora