Mi rostro palideció al instante, no daba crédito a lo que pasaba. Era demasiada acción para un día.— Adiós. —musité en silencio. El chico susurro unas palabras que no alcance a escuchar.
Al entrar en mi casa, ni mi madre ni mi tía estaban en ella. Tampoco había señales de que se hubiesen ido a hacer la compra u otra cosa. Decidí esperar (gastando bromas telefónicas de las páginas amarillas).
Era la quinta llamada, elegía números y nombres al azar y simplemente no hablaba. Lo sabía de sobra, era pésima con las llamadas telefónicas.
Había un nombre subrayado con fosforito entre los miles de hombres del pueblo.
Tobías . Marque el número, no sin antes poner almohadilla 31 almohadilla. Me lo coloque en el oído derecho y espere los pitidos.
— ¿Quién? —respondió esa voz, una voz ronca y conocida. Espere unos segundos sin saber qué responder. — Vas a lamentar haber nacido maldito cabrón.
Colgué el teléfono lo más rápido que mis dedos podían actuar. Mire al frente, viendo a mi hermano con una expresión de pregunta.
— Petter.. —bese su mejilla y me dispuse a evitar contacto visual con el. Estaba demasiado alterada para ello.
Salí de mi casa, iba a acercarme a casa de Bea; a olvidar la estresada vida que llevaba.
Mis pies se movían solos, el viento hacía que soltase varios suspiros de frustración cuando mis apuntes de historia volaban por el cielo.
Un mensaje desde mi teléfono hizo que mis pantalones vibrasen levemente. Lo cogí entre mis torpes dedos, era ella.
— Bea. ¿Me podrías indicar dónde está tu casa? —no sabía dónde estaba ni siquiera ubicada yo.
Cuando me fui a dar cuenta, estaba entre un cruce bastante alejado, con árboles frondosos y algunos carteles.
A Bea no se le oía, dirigí mi mirada hasta las barritas de cobertura. Ninguna. Apagué el teléfono y decidí acercarme a ver si encontraba alguna indicación.
Este pueblo parece salido del mismísimo infierno.
"Cuidado con los perros." "Camino cerrado."
Esos eran algunos de los carteles que estaban a mi alrededor, aunque no parecía que hubiese perros.
La noche se iba acercando y yo ya había dado muchas vueltas en círculos, los búhos se escuchaban detrás mío, donde se encontraba el bosque. Pequeños escalofríos recorrían mi cuerpo de ven en cuando.
Mi instinto me gritaba que corriese a alguna otra parte y así podría sobrevivir, o al menos lo intentaría.
Eso mismo hice; salí corriendo hacia el frente, sin importar lo lejos que estaba de mi casa y lo mucho que tardaría en volver.
Sentí una sensación de que alguien corría a la par mío, qué me perseguían.
Cada vez me adentraba más y más entre el laberinto de árboles, me había hecho unos cortes con ramas y mi pulso se aceleraba. Apoye mis manos en mis rodillas y levante el mentón, mirando que entre toda la oscuridad había una luz.
Fruncí el ceño y me acerqué sin armar escándalo. ¿Porque me pasarían estas cosas?
Dentro de la casa se oían susurros, parecía que sabían que alguien estaba escuchando. Y luego lamentos, un sollozo que parecía provenir de una chica.
En ese mismo instante mi piel parecía tiza, mi corazón se paro y escuche otra respiración que no era la mía en mi oído. Su aliento chocaba con mi nuca; un paño con un líquido se presionó sobre mi rostro, haciéndome perder el conocimiento.
— Te lo advertí. —susurró una voz conocida, casi inaudible.
:) hello girls!
Siento haber tardado taaaaanto en subir este capítulo, pero estamos de vacaciones y pues no tuve mucho tiempo. Aunque ya lo tenéis, cada vez se pone la cosa interessantee eeee?😂Siguiente capítulo con 5 estrellitas y 3 coments. ¡Nos leemos!💜

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A cambio de nada.
Teen FictionHailey se enfrenta a un cambio de aires por cuestiones familiares, ese viaje la involucra en una aventura donde nada es lo que crees que es y el peligro inunda cada rincón. Ella estará dispuesta a darle un vuelco a su vida pero, alguien se inter...