VIII

46 2 4
                                        



La tenue luz de la persiana de mi habitación me cegaba, cerré con todas mis fuerzas los ojos y me lleve las manos al rostro con desesperación. Mi cabeza daba vueltas, lo que significaría que necesitaba una pastilla en el menor tiempo posible. Anduve hasta el cuarto de baño, donde observé mi cabellera enredada y las ojeras que se hacían notar, estaba desagradable.

Hice una mueca de asco frente al espejo, sacando las pastillas calmantes del armario que había detrás del espejo. Una ráfaga de recuerdos invadió mi mente, Tara, la casa del bosque. Tobías Weefster, mi vecino. Asomé la cabeza por el balcón, en su supuesta casa estaban todas las persianas bajadas al máximo, en realidad, en este barrio no suele haber gente.

Bajé a la cocina, donde se encontraba mi hermano desayunando. Me echó una mirada y la volvió hacia sus cereales.

– Umh, hola.– saludé en apenas un susurro, el frío mármol de la encimera hacía ruido con los platos, y eso me ponía nerviosa. Solté un suspiro, tomé el desayuno que me había dejado mi madre y salí de casa.

El teléfono me sonó de la nada, el silencio de la calle me ponía los pelos de punta. Acerqué el móvil a mi oreja , un pitido desagradable hizo que soltase el móvil y cayese al suelo.

—Mierda. —pronuncié. Me agaché para cogerlo, estaba destrozado, pero la llamada seguía en curso.

Una voz carraspeó.

— Hailey, soy Ethan. —mi mente se quedó en blanco. Ethan Green.

No por dios. Por favor no.

— Ethan. —susurré, si pudiese, hubiera cortado la llamada— ¿De donde has sacado mi número? Y lo que es más importante, ¡como tienes los huevos de llamarme!

Quería escuchar su reacción, ese hijo de puta me las pagaría por ponerme más cuernos que un toro.

— Se que estás enfadada. Tienes todo el derecho. —murmuró a través del teléfono, o lo que quedaba de él. — Pero estoy enamorado de ti, y te has ido.

Puse los ojos en blanco, le hubiera matado si no fuese ilegal.

— Adiós, Ethan. —dije en un susurro.

—Pero, ¡espera! —insistió el.

— Que te follen, Ethan. —escupí en el teléfono.

Ahora era un buen momento para tragarme cuatro cajas de pastillas y olvidarme de que existo. Pero tenía que reprimir mis impulsos y continuar mi ruta turística hacia el instituto. Llegue a la puerta, unas gotas de agua chocaron contra mi cabello y miré al cielo.

«perfecto»

Rodé los ojos y entré en el establecimiento, con mucha pesadez. Los pasillos estaban oscuros y varias de las luces parpadeaban encima de mi cuerpo, la brisa no era agradable y el ambiente era tenso, muy tenso. Alcancé a ver dos figuras masculinas detrás de una de las taquillas. Caminé en su dirección y alcé la vista, encontrándome con una sonrisa familiar.

– Tobías. –susurré para mi persona, tragué saliva y lo evité, dirigiendo mi mirada hacia su amigo.

– Hailey, ¿qué hay? –sonreí.

El chico me miraba con una mirada penetrante, como si de un foco en toda la cara se tratase.

– ¿Y toda la gente? –pregunté señalando el pasillo desierto.

Los dos chicos rieron sin parar, y yo exactamente no tenía un día muy gracioso para seguirles el rollo.

– Es fiesta, ¿no lo sabías? –me dijo Tobías con voz seductora. Muchas ganas de que me alejase de él y sus mierdas no parecía tener.

– Ahora sí, gracias. –respondí cortante, me di la vuelta y sin previo aviso, una piedra se interpuso entre el camino y mi pie, haciéndome casi aterrizar en la fachada.

Unos minutos después, de camino a mi humilde morada, encontré un coche en la puerta del garaje de Ryan. El chico estaba de pié delante de este, con una sonrisa de oreja a oreja. Me vio y me acerqué a él, saludándole con la mano.


– Ryan, ¡menuda pasada! –exclamé con entusiasmo, ese deportivo negro debería de ser carísimo.

El chico sonrió con orgullo.

– ¿Te apetece salir de aquí y venir a dar una vuelta con este de aquí?–señaló su cuerpo y reí, sí, reí.

Asentí con la cabeza y me subí al vehículo.

– Joder, mi madre. –dije entre dientes, echándome las manos a la cabeza.

– Ningún problema, princesa, está con la mía. –mi mandíbula no tocaba la acera porque había un coche de por medio.

«qué atrevido»





Siento haber estado taaaaaaaaaaaaaaaaaaaan ausente,pero ya estamos de nuevo, me gustaría saber cómo os esperáis la continuación y si ps gusta la historia. Miles de gracias a lxs que estén leyendo todo esto, os debo mucho.

–E.

A cambio de nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora