XV

18 3 0
                                    




Me levanté de un susto, en cuestión de segundos estaba dejando de hiperventilar y conseguí calmarme. Tenía una fina capa de sudor por todo el cuerpo, cogí el teléfono y mire la hora; 3:33.

Genial...

— Tobías. —un susurro salió de mis labios inconscientemente y con intriga, me acerqué al ventanal, donde para mi sorpresa, Tobías estaba mirándome fijamente.

El chico tenía una sonrisa psicótica y me saludó con la cabeza.

—¿Que haces a estas horas?
Tobías: esperar a que te despiertes, siempre terminas asomándote.

Él tenía razón, tenía una extraña debilidad.

— ¿No duermes?
Tobías: deja de hacerme preguntas, cielo.
— Vete a dormir, anda.
Tobías: si es contigo iré, de lo contrario, me quedaré.

Rodé los ojos y, sabiendo que toda mi familia estaba acostada y si me pillaban fuera la tenía jodida, cogí una sudadera y abrí la puerta de mi cuarto.

Eres idiota.

Me repetí esa frase un par de veces, pero mi cuerpo se movía solo, no pensaba.

Intenté no hacer movimientos bruscos y con mucho esfuerzo, salí de mi casa ilesa. Pero, cuando fui a mirar al frente, el chico ya no estaba en la farola. Se había esfumado.

— ¿Tobías? —susurré avanzando en la calle. No pasaba ni un coche por la mañana, menos pasaría por la noche.

— Estoy aquí. —estaba escondido en uno de los matorrales, cerca de su casa. Seguía con esa sonrisa que me intimidaba tanto.

— Me voy a poner mala por estas cosas. —murmuré sobándome la cabeza, y mirando al cielo.

— Tengo que enseñarte otra cosa—tardo en decir, entre suspiros—, no sé si te gustará o no, pero tenías que saberlo.

— ¿Más? —puse mi mejor cara de odio la vida y todo el que habita en ella y sonreí.

— Tara. —dijo en un susurro. Todos mis sentidos se activaron de un momento a otro y toda mi atención se centró en la boca de Tobías.

— ¿Que pasa con ella? —estaba esperanzada, quería volverla a ver.

— Está viva, pero no como tú. —finalmente contó— Es decir, la han convertido en nosotros.

Hablaba de lo que él era, un ser del otro mundo, despiadado. No tenía ni idea de por qué me relacionaba con el, era demasiado.

— ¿Demonio? —balbuceé, agarrando con fuerza la sudadera.

El chico asintió, así sin más.

— ¿Quieres verla? —me tomo por sorpresa y sin meditarlo, asentí.

Necesitaba un café, o un vodka.

Hemos llegado a las 700 visitas OMG😭, gracias a todas las personitas que leen, aunque sean fantasmas, os quiero igual♥️

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 04, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

A cambio de nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora