Pensé en quedarme en casa y encerrarme con cadenas, pero poco tiempo después me di cuenta de que eso no iba a hacer mucho.La segunda opción sería suicidarme yendo con Tobías a alguna parte de la faz de la tierra. Y a mí parecer, la única que iba a hacer.
Llegué a casa y como casi siempre, no había nadie, desértica. Me preparé la comida y disfruté de unos cuantos episodios de series que no había visto en la vida.
Al subir a la planta de arriba, entré en el dormitorio y un fuerte ruido que provenía de las ventanas hizo que perdiese la cabeza.
Un individuo odiado con toda mi alma estaba lanzando piedras a la ventana, y eso no me hacía precisamente gracia.
— ¡Ey, maldito! —grité con una media sonrisa.
— ¿Has mirado la hora, amor? —respondió sarcásticamente.
Dirigí mi mirada hasta el reloj que tenía en la muñeca derecha; 5:30
Intenté poner mi sonrisa más convincente y corrí hacia el vestidor para coger una sudadera y el teléfono, bajando a toda prisa las escaleras.
Como llegue un minuto más tarde, me echara mal de ojo o algo así.
Cuando estuve frente a frente con Tobías me saludo como es debido.
— Hola, nena. —eché mi pelo hacia atrás y le enseñé mi dedo medio— Estas hiriendo mis sentimientos.
— ¿Tienes? —esa pregunta le dolió. Para que mentir, no le importo en absoluto.
— Así vestida no me preocuparé porque te violen allá donde te llevo. —se subió en su 4X4 y me hizo un gesto con la cabeza.
Rodé los ojos y abrí la puerta del coche, montándome en este, y en ese momento, firmé el contrato con el demonio.
Tobías pitó el claxon y le tuve que dar un empujón para que entrara en razón y la sangre regase su cerebro.
— ¿Sabes una cosa? —su mano rozó mi pierna y este sonrió.
— ¿Qué? —aparté su mano y puse mi teléfono en mis muslos.
— No se como eres tan corta de mente, podría llevarte otra vez a la cabaña y dejar que te matasen. —advirtió el mirando al horizonte con una sonrisa.
— No lo harás. —susurré.
— ¿Cómo estas tan segura, cielo? —volvió a hablar, esta vez sonreí yo.
— No permitirías que me pasase algo. —acabé la frase y el aparcó bruscamente el coche en un lado de la carretera.
Me miró y sus ojos ardían de deseo. Los míos no se creían ni lo que veían y prácticamente me tiré a su asiento, besándolo salvajemente.
— Joder, Ley. No te confíes...—besó mi cuello— no soy bueno para ti.
— Eso ahora mismo me importa una mierda. —besé sus labios, eran suaves y carnosos, me perdí en su boca.
Me volví a sentar en mi sitio, me abroché el cinturón y Tobías me miraba perplejo.
— Acabas de besar a la muerte. —murmuró alzando las cejas.
— Simplemente se me antojó hacerlo, no te flipes. —me encogí de hombros y sonreí.
Seguimos el camino hasta llegar a un principio de un sendero, donde el coche no cabía.
— ¿Aquí? —murmuré.
— Baja del coche y sígueme. —prosiguió él.

ESTÁS LEYENDO
A cambio de nada.
Fiksi RemajaHailey se enfrenta a un cambio de aires por cuestiones familiares, ese viaje la involucra en una aventura donde nada es lo que crees que es y el peligro inunda cada rincón. Ella estará dispuesta a darle un vuelco a su vida pero, alguien se inter...