Capitulo Ocho

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–¿Necesitas ayuda? –con una sonrisa cálida, Anne entra tranquilamente a la cocina, escaneando de arriba a abajo al castaño frente a la estufa.

Este se había ofrecido muy servicialmente cuando Anne logró calmar al rizado y este último le pidió un poco de comida, por lo que no dudo en poner manos a la obra con tal de arreglar las cosas con su pequeño. Al final, había cancelado aquel asunto personal.

Louis sabia que Harry ama la pasta bañado en puré de aguacate, crema y queso; por lo que no tardó en conseguir los ingredientes y empezar a preparar ese dichoso platillo, el cual para él era algo difícil de hacer, puesto que no es bueno cocinando.

Eran pasadas las siete, el sol ya estaba oculto y los esplendidos rayos lunares danzaba por la patio trasero. Jaden y Gemma se encontraban en la mesa del comedor haciendo su tarea tranquilamente, esperando ansiosos la comida hecha por el mayor.

-Oh, no, Anne... No sé preocupe, ya casi acabo –asintiendo, la mujer se acerca a un lado del castaño, chismeando un poco el platillo que este preparada. Su paladar dando un brinco de felicidad al notar el platillo preferido de su hijo mayor.

-Está bien, y gracias por encargarte por la cena. Te debo una.

-¡Oh no! No es nada, lo hago de corazón –regalándole una sonrisa, Louis se aleja de la estufa, yendo hacia la isla y sentándose en un banquito. Si bien hacia aquello para que el rizado lo perdonara, la mujer no debía de saberlo y solo le quedaba fingir.

Anne asiente con la cabeza, regalándole una sonrisa acogedora, mirándolo con mucha determinacion. Era el momento, sus hijos estaban ocupados y solo ellos dos se encontraban en la cocina.

-¿Puedo preguntarte algo? –se apresura a decir la mujer, tomando asiento frente al castaño. Louis asiente dándole un pequeño vistazo a la comida —Estaba platicando con mis hijos y... hay algo que Gemma y Jaden mencionaron que me pone inquieta –con la mirada baja, Anne juega con las pulseras en su muñeca, tratando de hallar las palabras apropiadas y no soltar aquello tan bruscamente –¿A ti te atrae Harry?

Louis se queda estático al oír la pregunta hecha, viendo con los ojos saltones a la mujer jugando con sus pulseras tan distraidamente, por lo que, tratando de calmarse, carraspea y se acomoda sobre el banco, llamando la atención de la pelinegra. ¿Debía decirle la verdad y arriesgar a que lo obligue dejar de frecuentar al rizado? No, no se arriesgaría a eso. Odiaba mentir, pero en estos casos eso era lo mejor.

Asi que, levantandose del banco, Louis se gira hacia la estufa, apagándola y sintiendo la intensa mirada de la mujer. Cuando dejar todo ordenadamente, se gira de nuevo, encarandola.

-¿Por qué piensa eso?

Con una mueca, que mas bien parecía molesta, Anne contesta –He notado que miras mucho a Harry, y hasta a veces tienes el descaro de mirar mas haya de la espalda baja –reclama calmadamente, analizando al joven de ojos azules. Cuando nota que este se tensa, decide levantarse del banco y caminar hacia él.

¿En serio, Louis? ¿Acaso no pudiste ser más discreto? Mira en que problemon te has metido pensa comicamente el castaño, mirando con cara de horror a la mujer que se acerca a él.

-¿Qué? –es lo único que suelta antes de largarse a carcajear, llamando la atención de los dos hermanos sentados en el comedor. Estos estiran un poco el cuello para ver algo, pero al notar el rostro serio de Anne y el nervioso de Louis, deciden volver a lo suyo.

My Little Baby Boy || LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora