Capítulo 33

395 21 3
                                    


La vida me enseño que, a medida de el tiempo los años comienzan a hacerte cambiar tú punto de vista.

Cuando tenia catorce años por ejemplo, la única persona la cual no podía salir de mi cabeza como también era la única la cual me hacia sentir enamorada tenia un nombre. Ese era Marcos.

Recuerdo que, me la pasaba cada maldito segundo pegada con el celular, esperando a que Marcos respondiera mis mensajes.

Recuerdo que mi corazón latía tan rápido cuando estaba con el, aquellos días de el campamento, después de ese beso que nos dimos en la fogata, era casi inevitable no sentir ese extraño cosquilleo dentro de mi estomago. Me ponía muy nerviosa, ni siquiera podía aparentar que estaba completamente normal.

Paola se reía de mi, y decía que era demasiado inocente. Y, aunque yo aparentara lo contrario, ella tenia razón.

Lo era... Ya que, cada día que estaba con el, imaginaba un futuro a su lado. Me sentía tan a gusto cuando me abrazaba, cuando me besaba, me mimaba..

Yo ahí era feliz como nunca. Dicen que cuando una persona es feliz, su felicidad se detiene o se acaba porque la vida esta en contra de lo perfecto. O que se yo, sólo recuerdo que cuando estaba con Marcos, los minutos transcurrían muy rápido.

Y sin darnos de cuenta ya era de noche. Al salir de el campamento aún seguíamos estando juntos, pero nunca llegamos a ser "Novios" Nunca llegamos a catalogar nuestra relación de la forma en que todos lo hacen.

Nosotros éramos algo extraño, y amaba ese algo. Después de el accidente de sus padres, Marcos se quedo en Chile, no quería venir aquí, se negaba rotundamente a volver.

Y lo comprendía, comprendía su dolor, pero nadie comprendía que, mientras que el necesitaba estar sólo, yo lo necesitaba a el.

Nadie me entendía, senti tanta nostalgia, tanto dolor dentro de mi, sabia que aunque el dijera que necesitaba que lo dejaran en paz, no era cierto. El necesitaba que yo estuviera con el.

Luego de tantos dias convenciendo a mi mamá que me dejara viajar, pues tampoco es que fuera fácil que una menor de edad viajara a otro país sola, pero ella de alguna manera me entendía. Viaje con mi tía y con Paola, viaje con ambas y, cuando llegue a la casa de Marcos, que gracias a sus dos hermanos mayores pude saber donde quedaba, sentí que por primera vez mi corazón golpeaba demasiado fuerte mi pecho.

Y al ver a Marcos así, tan frío e indiferente conmigo, pensé que se le pasaría al tiempo.

**Recordando**

Un olor a cigarro encendido, inundaba mis fosas nasales, repugnandome al instante.

-Marcos- Susurré recostada un poco a la puerta cerrada.

En su puerta decía, "No Molestar" Y aunque Andrés, me insistió en que no lo molestara, no pude evitarlo... Necesitaba hablar con el. No estuve en la funeral de sus padres, es por eso que necesitaba perdirle al menos perdón.

-¡VETE!- Escuche como lanzo un zapato o algo de hierro contra la puerta. El sonido fue tan impactante que me asusto.

Me aleje un poco, y me deje caer en la puerta, cubriendo mis oídos por si volvía hacer lo mismo.

-Por favor, Marcos... Soy yo- Susurré en la puerta, pensando en que si llegaba a saber que era yo, me abriría la puerta.

-Tania...- Dijo al abrir la puerta. Seco sus ojos bruscamente con las mangas de su sudadera gris.

Trague saliva y alse mi mirada pues, Marcos mide como 1,80 mientras yo mido menos.

Abrace su abdomen, inmediatamente el calor de su sudadera calento mi cuerpo que esta abrazado al de el.

Eres mia, pequeña.~ <3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora