Ángela no sabía porque sus manos estaban temblando, porque su frente sudaba y tampoco porque su pie no dejaba de moverse inquieto debajo del asiento de clases. El profesor se hallaba sentado en el escritorio tomándose una taza de café, como siempre lo hacía, antes de entregar las boletas. Ella sabía que no tenía por qué estar nerviosa, es decir, había pasado el último mes quemándose las pestañas, pasando horas sin dormir estudiando para los exámenes, había compartido muy poco con Niall porque aparte de estar castigada no tenía teléfono y la única manera de comunicarse con su novio era cuando él iba a buscarla al instituto y solo eran unos minutos juntos. También había agradecido que extrañamente cassandra ni la había notado en absoluto, parecía inmersa en su propio mundo durante los recesos y las horas de clases.
-Ángela Patterson –la nombro el profesor y dudosa de levanto de la silla- felicidades, lograste ponerte en el primero puesto de nuevo. No creo que vayas a perder la beca. –Ángela tomo las hojas y escucho como el profesor reía mientras ella volvía al asiento- deberían esforzarse más, quizás puedan aspirar a un buen futuro que no tenga que ver con heredar la compañía de sus padres.
Ella escucho el coro de gemidos y gruñidos de sus compañeros y sabia, que no saldría intacta a la hora de salida, pero nada arruinaría su buen humor, le dio una hojeada a las notas y sonrió, esas eran las notas de una alumna excelente, respiro profundo, aliviada de saber que su beca ya no corría peligro.
-Cassandra tienes que ponerle más esfuerzo ¿quieres pasar lo últimos días de instituto reparando el año? –pregunto el profesor y un instante después cassandra le arranco las hojas de las manos con rabia, últimamente ella estaba de muy mal humor, y aunque siempre desquitaba su molestia con Ángela, este mes, no lo hizo, lo cual a esta le encantaba. Ya habían sido varias las veces que la había encontrado llorando en el baño, una vez Ángela había llegado muy temprano un día pero no lo suficiente como para que el colegio estuviera cerrado, así que aprovecho para ir a lavarse la cara al lavabo y cuando entro cassandra estaba ahí, sus ojos se encontraron al instante y luego se posaron en el gran morado que tenía está en el cuello.
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-¿es... estas bien? –había preguntado por intuición, no fue como si le importara realmente lo que le había sucedido a Cassandra. La muchacha había recogido sus cosas tan desordenadamente como pudo, metiendo todo su maquillaje dentro de su bolso. Ángela alzo una ceja.
<<¿Tratando de cubrir la huella del crimen?>> había pensado tras haber supuesto lo que sus ojos habían captado
-a ti qué coño te importa –le escupió las palabras propiciándole un empujón que la azoto contra la pared y salió del baño. Ángela estuvo completamente segura de que aquello era un morado, y de que ella lo estaba tratando de cubrir y por sobre todo, que era demasiado evidente que era la marca de un intento de ahorco.
