Capítulo 66

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Capítulo 66

Luego de unas dos semanas, Ángela estaba segura que Cassandra se traía algo entre manos. La única razón que podía explicar para que sus compañeros de clases empezaran poco a poco a molestarla de nuevo era ella, la única razón también para empezar a notar los empujones de la gente mientras caminaba por los pasillos del instituto, pasillos que ella había recorrido durante el último mes tan libre y tan cómoda.

Estaba dentro de un cubículo del baño, terminando de arreglarse los jeans cuando escucho las voces afuera.

-estoy cansada –era la voz inconfundible de Cassandra. Ángela se tenso. ¿Tan mala suerte tenía para estar en las mismas cuatro paredes con ella? y por si fuera poco, si Cassandra la descubría ahí, pensaría que estaba espiando. Exhalo lento y pausado, esperando no escucharse.

-deberíamos saltarnos esta clase. No veo nada de importancia en las artes –sugirió Irina y Ángela escucho como el grifo del lavamanos se abría. De repente, quiso irse. Quiso alejarse de ellas y apagar la alarma de peligro que empezaba a encenderse en su mente. No era para nada bueno estar cerca de esas chicas. Por más que tuvieran un buen rato sin notarla, no quería que empezaran a hacerlo.

-¿estas loca? Tengo ya demasiados retrasos con las semanas que falte, no quiero más. –contrarresto la rubia de nuevo.

-¿Por qué no le pides a la escuálida que las haga por ti? Como antes, digo –Ángela entrecerró los ojos. Hablaban de ella. Apretó los dedos de los pies furiosa. ¿Quién demonios era para hacer los deberes de una idiota como Cassandra? No pensaba ni quería volver a lo mismo de antes. Definitivamente no lo permitiría

Ángela se sorprendió cuando se encontro saliendo precipitadamente del baño y encontrándose cara a cara con las tres chicas. Ellas voltearon a verla y alzaron las cejas. Pronto una sonrisa de medio lado ocupaba el rostro de Cassandra

-¿así que estabas espiando? –la voz de Cassandra era divertida

-no.

-no. Porque una pequeña mierda como tu no tiene nada mejor que hacer que espiar y envidiar la vida de los demás. Sobre todo una vida como la mía –Ángela trago grueso ante el sarcasmo. Por supuesto que no lo hacía, no envidiaba la vida de Cassandra para nada.

-estas loca si crees que podría envidiar tu miserable vida. Tengo mejores cosas que hacer que espiarte, como usar el cerebro por ejemplo –las palabras le salieron sin permiso y luego de escucharse estuvo a punto de arrepentirse. Pero se mantuvo firme con la mirada dura e inflexible frente a su Némesis. No le demostraría miedo. Niall le había dicho que tenía que estar segura.

-vaya... ¿te crecieron las agallas mientras que no estuve? –la fingida sorpresa de la rubia le revolvió el estomago a Ángela.

-por supuesto, la vida era más tranquila mientras no estabas –Ángela se cruzó de brazos y esperó con una ceja enarcada a que Cassandra dijera algo. Irina y Jana estaban inmóviles a su lado.

-que bueno que estoy de vuelta para poner las cosas en sitio –el ojo de Cassandra empezó a guiñar y un escalofrío recorrió a Ángela al notar como la sonrisa que llevaba no movió ni un músculo de su mejilla. Esos ojos verdes ahora parecían oscuros y venenosos. Ángela quiso salir corriendo porque no estaba segura de cuánto tiempo podría aguantar y fingir que no la estaba intimidando con aquella sutil amenaza.

Cassandra se acercó quedando a menos de un metro frente a ella, aun con los brazos cruzados por encima de su pecho. Su lenguaje corporal parecía tranquilo, mientras que su mirada decía otra cosa. La quería golpear.

Bullying (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora