Capítulo 18

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Mis dedos temblorosos los comencé a entrelazar con los de la otra mano para calmar el espasmo que había provocado la revelación que me había hecho Jake en ese instante, volví a mirarlo, pero su semblante había cambiado por uno de preocupación, su mano ya no estaba sobre la mesa.


-Creo que me precipité, te daré el tiempo que necesites, si eso es lo que quieres -había llamado a la mesera que nos había atendido- te acompañaré a casa.


Yo no pronunciaba ninguna palabra, sólo me limitaba a asentir o a negar con la cabeza, él pagó la cuenta y salimos a la fría calle, no cruzamos palabra hasta que llegamos a mi departamento.


-Leila, dime algo, siento cómo si lo hubiera estropeado todo
-Estaba pensando en una respuesta que decirte, es por eso que me he quedado callada -le sonreí- no has estropeado nada.


Parecía más aliviado cuándo escuchó eso, me tomó la mano y se la llevó al pecho, sentía su corazón latir, ese ritmo que tenía me gustaba mucho, era muy lindo sentir todo eso, le sonreí y aparté mi mano, vale, era suficiente tiempo cómo para pensar en una respuesta, pero en vez de decir algo, lo besé.


-Entonces... ¿Eso es un sí?


Asentí y me lancé a sus brazos, me cargó y estando en el aire lo volví a besar, me bajó rápidamente y miró su reloj.


-Mierda, se supone que debía llegar al trabajo hace 10 minutos
-¿Te despedirán?
-Lo dudo, me tengo que ir


Un beso rápido y se fue corriendo calle arriba, algo aturdida y feliz por lo que acababa de pasar, entré a mi departamento, pero una mano en mi brazo me lo impidió, alguien me cargó y me metió a la parte de atrás de un coche, sin respiración y sin saber que hacer, traté de abrir la puerta, pero ya la habían cerrado, intenté en la otra y nada... No había chofer, pero de pronto se abrió la puerta del conductor, así dejando desbloqueadas todas las puertas, aproveché para abrir la puerta, pero esa persona fue más rápida y de inmediato volvió a cerrar las puertas.


"Mierda, ahora que hago, me han secuestrado" me palpé los bolsillos del pantalón, aliviada de traer el celular, lo saqué y marqué el número de la policía, pero su voz me detuvo.


-No lo hagas, no te conviene.


Volteó a verme, era Christian quién estaba al volante.


"¿Qué carajos le pasa?"

Ex Sumisa de Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora