Ex Sumisa de Christian Grey

Capítulo 20

Un toque de corriente recorría mi cuerpo, si no paraba de hacer eso con la mano llegaría en un minuto al clímax.

Pareció que escuchó mis pensamientos por que dejó de hacerlo, sin más se levantó y tomó el artefacto para hacer masaje, lo pasó por todo mi cuerpo dejando a la vez un rastro de besos por donde pasaba, su manera de hacerme perder todos mis sentidos siempre hacían efecto.

Dejó el aparatito en mi sexo, mientras mi boca se inundaba de la suya con besos apasionados donde nuestras lenguas se entrelazaban, sin más quitó el aparatito y un rasgido se escuchó.

Me tomó por las caderas y adentró su miembro, varias embestidas, una tras otra sin darme un momento para respirar, gemí en cada una de ellas, pero de repente paró, me quitó todo lo que me ataba a los postes de la cama, me colocó encima de él y los dos terminamos con un gemido estruendoso y pequeños besos en los cuellos de ambos.

Pensé que acabaríamos pero no lo hizo, volví a estar atada a los postes, tomó la pluma del pavo real, la pasó por todo mi cuerpo, para después seguir haciendo pequeñas cosquillas por la parte de adentro de mis muslos, cerca de mi sexo, cambiaba a mis pechos y de nuevo a esa parte.

-Quiero ver que te corras -me mira de forma apetitosa- hazlo para mi nena.

Cambia de lugar del cuerpo a mi sexo, hace pequeños círculos y a mi eso me da placer y además lo complazco a él corriéndome arqueandome para qué no pare de hacerlo.

De nuevo me toma por las caderas, me embistió una vez más para llegar de nuevo al clímax, ya no podía más, las piernas me pesaban y no podía atarlas a su cadera, pasó sus brazos por mi espalda para que me acomodara, me acurrucó en sus brazos, tomó una sábana y me llevó cargando hasta el cuarto.

Me gustaba cuando se preocupaba por mí, era humano en aquellas ocasiones pero cuando castigaba era el peor de los demonios, parecía un infierno, ¿le habrán hecho esto antes?

Dormí hasta el otro día, tocaron la puerta y eso me hizo que despertara completamente para pararme a abrir, era la Señora Jones quién había venido a preguntarme que quería de desayunar, me disculpé con ella pero le dije que ya me iba.