Capítulo 23

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Tomo una ducha larga en la bañera, me siento mejor a pesar de lo que había pasado la noche anterior, me miro los vendajes de las muñecas.

"Sólo quería un poco de atención" es lo que pienso antes de sumergirme unos segundos en el agua.

Salgo al cuarto en bata y miro el conjunto que hay dispuesto para mí, unas bragas y brassiere de encaje negro, un vestido entallado de color melocotón y unos zapatos de tacón de color blanco, el vestido tiene una abertura enorme en la espalda, termina antes de llegar a mi espalda baja, salgo al pasillo y Christian ya me espera al final de las escaleras.

No deja de mirarme al bajar las escalera, me tiende su mano y besa la mía.

-Leila, te ves increiblemente hermosa.

No traigo los vendajes, pero traigo unos brazaletes con pedrería en ambas muñecas que van a juego y me cubren las heridas.

-Gracias Sr. Grey, yo no puedo decir lo mismo... usted siempre se ve espectacular.

Me sonríe y entrelaza mi mano con la suya y nos dirigimos al ascensor.

-¿A dónde iremos? -pregunto algo ansiosa- no, ya sé, déjame adivinar

-Adelante -me mira de reojo- trata de adivinar Leila

La verdad no se me ocurre nada, este hombre hace cosas tan extravagantes que no se me pasa ni una por la cabeza, así que digo lo primero que se me ocurre.

-¿Iremos a una cafetería?

Se ríe y frunso el ceño.

-Oye, no te rías de mí -le reprendo- estoy haciendo mi mayor esfuerzo.

-Pues no parece -se acerca y me da un beso en la nariz- estás por muy lejos

Llegamos al estacionamiento y Taylor cómo buen confidente y mano derecha ya nos espera con la puerta abierta del audi.

Nos acomodamos en el asiento de atrás y recargo mi cabeza en el hombro de Christian, me acaricia la pierna con tal suavidad que me hace tener un escalofrío.

-¿Tienes frío?

Me pregunta con algo de preocupación ya que no traigo nada con que cubrirme.

-No, por ahora no, entonces -dejo la palabra suspendida en el aire- ¿me darás una pista?

Vamos saliendo de la ciudad y ahora si no tengo ni la más mínima idea de a dónde nos dirigimos.

-No, tendrás que esperar Leila

No digo más y decido ver por la ventana, a ratos me da toques suaves en el brazo o la pierna.

Llegamos a un lugar muy apartado de la ciudad, es tarde, pero además no hay nada a kilómetros a la redonda, baja Taylor y nos abre la puerta, Christian me da la mano para poder bajar, no entiendo lo que pasa.

-¿Estás lista?

Miro por todos lados y no veo nada, Christian señala hacia arriba y veo un globo aerostático que va bajando poco a poco frente a nosotros, la canastilla está frente a nosotros y no sé que hacer, esto me toma por mucha sorpresa y volteo a mirar a Christian sin saber que decirle o mucho menos cómo agradecérselo, pero me quedo pensativa del por qué lo hace, por lo que llegué a pensar a sus sumisas no les daba nada de esto.

-Christian -le tomó el brazo- ¿porqué haces esto?

Me mira de frente y no sabe que decir por primera vez, piensa algo y titubea un poco.

-Quiero hacerte saber que quiero que te quedes conmigo cómo sumisa.

Sigo sin entender y sé que no le gustan las preguntas excesivas, pero esto es algo más allá de sumisa y amo, me hago una idea de lo que quiere conmigo pero suena algo irreal.

-Pero no tenías que hacer nada de esto -hago una señal al globo- sabes que tengo un contrato contigo, no lo puedo deshacer tan fácilmente, ni aunque trate de esconderme o cambie de identidad

No dice nada y se queda pensativo, me tomacon suavidad del antebrazo y me conduce al coche, le hace una señal a Taylor que está a punto de tomar su lugar cómo chofer, nos quedamos a solas, me toma de las caderas y me pone boca abajo en su regazo, me toma por sorpresa lo que acaba de hacer y trato de pararme, pero pone su mano en la curva de mi espalda y parece que pesa mil toneladas, no hago más esfuerzo y me dejo caer de nuevo.

Levanta mi vestido y deja descubierto mi trasero, miro a Taylor que está parado justo a lado del coche a pocos centímetros de la ventana.

-Tranquila, son polarizados los cristales.

Da una nalgada suave, pero sé que me tengo que preparar para algo más fuerte, me toca un poco y la siguiente es mucho más fuerte, tomo el pantalón de Christian y lo aprieto para no gritar, hace un movimento y de repente su corbata está enfrente mío, me la coloca en la boca, vuelve a mi trasero y los hace 3 veces más, es mi castigo por hablar de más, auque nadie nos haya oído.

-¿Estás lista para el vuelo?

Asiento y me baja el vestido de nuevo, me coloco de nuevo en mi lugar con dolor, me arreglo y abre la puerta, me ayuda a salir y le sonrió a los que yacen afuera esperándonos.

Subimos a la canastilla del globo y éste empieza a elevarse, el señor que lo controla ni nos voltea a ver pero estamos muy cerca todos, pero hay un espacio ocupado con una mesa alta con una cubeta de metal, una botella de champagne descansa sobre los hielos, a cada lado dos copas largas, Christian abre la botella y sirve el alcohol en las copas, me da una y brindamos.

-Por este día tan fantástico -se le oscurece la mirada- ¡Salud!

Chocamos copas y sé que este es el fin de estar huyendo del contrato que tenemos, yo misma dije que aunque me cambiara de identidad seguiría atada a las normas de Christian.

El regreso al apartamento se me hace mucho más largo, no hago contacto visual con Christian y trato de divagar a otros temas, en acomodar mi agenda para que ninguno de los servicios que requiere Christian de mí sean obstruidos por ninguno de mis compromisos sociales, pero paro con el tema cuándo nos adentramos a la ciudad, Taylor toma otra dirección la cuál no es el apartamento de Christian, llegamos al mío, estacionamos enfrente y me quedo sin respiración, debo enfrentar mil y tantas preguntas de Jane.

Taylor abre la puerta de mi lado, Christian ya se encuentra para darme la mano y me ayuda a salir, me entrega las llaves de mi departamento.

-¿Porqué las tenías tú?
-En el hospital me las dieron

Me acerco a la puerta y Grey no me sigue cómo jaguar asechando a su presa, se recarga en el coche, abro la puerta y me volteo a verlo.

-¿Quisieras entrar a hablar un momento?

No pregunta para qué y lo hace, entro después y cierro la puerta, me quedo mirando hacia la puerta, me quito el vestido y lo dejo caer, siento las manos cálidas de Grey alrededor de mi cintura, baja las bragas y oigo cómo rasga el paquetito plateado, con sus pies hace que abra las piernas y me embiste, un gemido sale de mi boca y simplemente tenemos sexo ahí, sólo una puerta nos separa del mundo exterior, hace que volteé, me toma por la caderas y me eleva, paso mis piernas por su cadera, me apega a la puerta, me dejo llevar por los salvajes movimientos que hace, cierro los ojos y se me olvida todo, Grey, multimillonario y empresario reconocido por todo el mundo me está cogiendo ahora mismo,no puedo pedir más.

Ex Sumisa de Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora