El campamento de Xing, a las afueras de Kouka, constaba de 7 tiendas, cada una portaba un color distintivo, y juntas creaban una formación de rombo; cuatro de las tiendas habían sido colocadas en las puntas, dándole forma a la figura, y en el centro estaban las restantes tres tiendas. La punta Sur era del príncipe Himani del clan Neo, la punta Este era de Fey del clan Hao, la punta Norte pertenecía al príncipe Hamin del clan Fai y la Oeste a Kuro del clan Seo; la tiendas centrales pertenecían a Hyō, el Emperador y al príncipe Suna del clan Kain.
-¿Está todo listo?- preguntó el emperador mirando un par de planos
-Si señor- .
-Debemos apresurarnos si queremos llegar antes del medio día, dile a mis mensajeros que enlisten a mis hijos, es tiempo de partir - Yori posó los planos bajo sus brazos y se dirigió hacia la puerta, con un gesto de mano se despidió del muchacho y salió de la habitación, encaminándose a las improvisadas caballerizas fuera del campamento.
Hyō, por su parte, se encontraba sentada frente a su tienda mirando como la gente iba y venía sin cesar; siempre le había parecido curioso como las personas eran capaces de caminar por un sendero sin abandonarlo, mirando hacia el suelo, los arboles, o cualquier objeto frente suyo, pero jamás observando realmente; no se detenían a pensar que hoy aquel árbol se encontraba mas ancho, que el cielo estaba despejado o incluso que la rama bajo sus pies se rompía a sus pasos.
-Joven Kin, es hora de partir, ¿Joven Kin?-parecía costumbre en esta familia perderse en pensamientos propios.
-mm- Hyō cerró los ojos, las voces a su alrededor eran fuertes y le confundían, niños, jóvenes y viejos, ¡Todos sonaban diferentes!; era consciente de que le llamaban, pero no estaba segura, así que espero.
-Hyō Kin- ahí estaba de nuevo, pero ahora la voz era más autoritaria, giró su cabeza a la derecha y a la izquierda sin encontrar apenas un rastro ¿Será que estaba pensando demasiado? .
- Detrás suyo, señorita- oh claro, Hyō había ignorado esa posibilidad, atacar por detrás era descortés; se paró y dio media vuelta, solo entonces se percató de su presencia, era un mensajero de su padre, vestido en colores claros.
-Es hora de partir- repitió el joven. Se giró y con un sutil movimiento de manos le indicó que le siguiera.
El camino parecía un poco más silencioso que hace unos momentos, le hacía pensar que la inminente partida había sido anunciada ya a todos sus hermanos.
Hermanos.
Era curiosa esa palabra, realmente no llegaba a comprender su significado, no recordaba siquiera haber visto antes a ninguno de todos esos jóvenes que se hacían llamar parientes suyos, y aun así le parecían todos tan distintos e interesantes. Por ejemplo, ahí parado frente a su caballo estaba Himani, el mayor de los hermanos, Hyō podía decir que su postura era orgullosa y sus gestos arrogantes; a su lado se encontraba Kuro ,que no distaba mucho de la actitud de Himani, a simple vista parecían realmente dos gotas de agua pero si analizabas de mejor manera encontrarías que su mirada poseía un atisbo de gentileza.
-Esta es su carroza, señorita- Hyō alejó la mirada de sus hermanos y miró donde el mensajero, viendo ante si una carroza de grande altura que mas tarde seria conducida por un par de caballos negros que se encontraban cerca.
-Suba- insistió el mensajero, tendiéndole la mano para facilitarle la tarea.
Adentro, los asientos eran de un color azulado y las cortinas, en la ventana se mostraban teñidas en un rojo vino, haciendo que la luz que penetraba el espacio se tornara de un rico tono rojizo.
Giró su rostro hacia la izquierda y encontró a un joven sentado, reposando los brazos en sus rodillas, y sosteniendo en el hueco de sus manos, su rostro. Desde ese ángulo no podía ver realmente, pero sospechaba que el muchacho permanecía mirando el suelo. Sigilosamente se sentó frente a él, posó su codo derecho en el marco de la ventana y esperó a que el joven frente a ella se percatara de su presencia.
º. º . º. º.
Sentado.
Llevaba demasiado tiempo sentado, debería estar feliz, pero no, no lo estaba, debería pensar en su futuro, pero tampoco le interesaba; en su mente se encontraba rodeado, rodeado de sus antepasados que le reprochaban, el había sido elegido y ¿Se atrevía a mostrar esa actitud?
"-Kain, kain, kain- ", no era diferente a todos sus predecesores, compartía aquel apellido, y ahora cargaba con todas aquellas ilusiones que no le pertenecían. Sonreír, esa era su tarea, después de todo, había sido elegido y no estaba a discusión.
El suelo era de color caoba y le asfixiaba, lo había observado inconscientemente por demasiado tiempo, sus hombros le reprochaban su posición y la carroza comenzaba ya su movimiento. Vaya que suerte, una carroza para el solo. Relajo su postura y dejó la posición en la que se encontraba, irguiendo su torso, al subir su rostro se dio cuenta por primera vez que no estaba solo, pues delante suyo estaba sentada una joven de peculiar belleza, tenía un rostro afilado, ojos color ámbar y un largo pelo gris. Hyō Kin. No necesitó pensarlo mucho, en todo Xing solo había una princesa y su nombre no era secreto.
-Buenos días, hermana- dijo él mientras copiaba la posición de la chica, pero con el brazo contrario; y sin poderlo evitar su rostro optó por mostrar una sonrisa afable.
-Buenas días, príncipe Suna- dijo ella asintiendo con la cabeza. Se habian visto un par de veces en banquetes y reuniones importantes pero no se conocían lo suficiente para ser informales, aunque en efecto fueran medios hermanos. Desvío su mirada, levanto una de las cortinas y enfocó su interés fuera, en el camino de Kouka.
"Príncipe Suna" pensó él, bueno por lo menos le llamaba por su nombre, ignorando su apellido. Sonrió de lado y al igual que la muchacha centró su atención mirando afuera, por una pequeña abertura entre la roja cortina.
La carroza se vio, entonces sumergida en un repentino silencio, pero no era un silencio incómodo, si no, uno de aquellos que penetran al cuerpo llenándole de alegría. Un silencio que carecía de hipocresía y prejuicios, cuya única intención era estar ahí y rodearles de un vacío inesperado, que, de igual manera, no pretendía ser doloroso, si no, comprensivo, intentando a la par curar todo miedo en ellos. Pero el silencio es en definitiva poderoso, deja a la mente humana vagar por sus conocimientos y engañarse así misma.
Por ello era mejor mirar hacia afuera, mirar los árboles desaparecer y el sol ocultarse, sin preocuparse por nada más, ni siquiera el destino.
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9/ago/2016
Hola de nuevo, disculpen mi tardanza. 😄
Voten y comenten. 😀😍.
Por favor respeten mi creación. 😯,sean creativos y creen sus propias ideas.
NOTA:la historia ira en este ritmo con objetivo de desarrollar bien al personaje principal y sus raizes.
Agradecimientos:
nqsl11
starjenni
paulina12346
aixaavila6
Por ultimo, en multimedia tenemos al príncipe Suna y su particular sonrisa genuina.Edición 29-07-2020
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Akatsuki No Yona.Erendini. #wattys2019
Fanfiction"Al nacer la primera mujer hija de un emperador, ella será la única digna" profecía del legendario reino Xing. Hyō Kin, la única princesa del reino de Xing, se ve envuelta en la lucha por el trono de su país y, durante un viaje al reino vecino de K...