next door; camren

43.

Cuando tenía setenta y nueve años, mi esposa se emborrachó en la fiesta de quince años de nuestras nietas mayores.

—Sabes, Lern, he estado pensando en que deberíamos de tener una banda.

Yo no podía contener la risa, pero aún así estaba algo preocupada.

—Camzi, creo que es mejor que vayas a descansar.

—No, hablo en serio Jauregay —Camila hablaba despacio y arrastraba las vocales.

—¿Jauregay?

—Vamos, Laur, no vas a hacerte la hetero después de todos estos años.

—Camz...

—Déjame hablar, Jauregay. Podríamos invitar a Dinah también. Y a esa señora del curso de piano, la que opina que Beyoncé es mejor que todo lo que tocamos. ¡Ah! También a aquella monjita, la que está en la iglesia del Padre Alberto. Ella es muy dulce. Ya tengo el nombre de nuestra banda: La Quinta Armonía

Camila reía entre palabras.

—Suena a una agrupación de cumbia, amor.

—Bueno, entonces Lilas. Como las flores.

Reí ante sus ocurrencias.

—Estás loca, Camzi.

—Loca por ti, Lern Jergi.