"Ella era hermosa, pero no como esas chicas de las revistas. Ella era hermosa por la forma en que pensaba. Ella era hermosa por esa chispa en sus ojos cuando hablaba de algo que amaba. Ella era hermosa por su habilidad de hacer sonreír a otras perso...
Observé atentamente a Ruggero que servía la comida en la mesa, me acerqué lentamente a la mesa y agarré la botella de vino.
-¿Y esto? ¿Piensa en emborracharme, señor?- pregunté curiosa. Ruggero levantó la mirada, se rió y negó moviendo la cabeza.
-Ni en sueños, solo es vino, está rico.- respondió y se encogió de hombros. Se sentó en una silla y yo me senté frente a él. Abrí la botella y bebí directamente de ella, antes de escupirlo todo porque sabía horroroso. Definitivamente el alcohol estaba fuera de mi vida.
-¿Rico?, creo que opinamos distinto entre lo feo y lo rico.- mencioné y dejé la botella en la mesa. Él me miró sorprendido, agarró una servilleta y se limpió sus brazos.
-Algún día puede que le llegue a gustar.-dijo y siguió limpiando la mesa.
-Muy difícil, porque a mí las cosas, señor Pasquarelli, me gustan desde el principio... o no me gustan- declaré y él me miró.
-Bueno, en eso nos parecemos.- dijo asintiendo.
-Y... ¿De dónde venías?- pregunté y le di otro sorbo a la botella.
-Mi país, Italia.- respondió y me quitó la botella para servir en las copas.-Fui a visitar a mi familia antes de continuar con las grabaciones.- comentó.
-Oh, ¿Todo bien en casa?- pregunté.
-Si.- respondió sin problemas.- ¿Y tú?-
-Soy mexicana, vine de vacaciones, necesitaba estar sola por un tiempo.- respondí, agarré una papa y me la llevé a la boca.
-¿Y eso?-preguntó.
-Pues, soy una adolescente rebelde.- respondí y me encogí de hombros.
-¿Cuántos años tienes?- preguntó y yo lo miré.
-He cumplido dieciocho hace una semana.- respondí.
-Feliz Cumpleaños.- dijo y levantó la copa.
Yo reí y lo miré confundida. Veía algo de tristeza en sus ojos, como si lo estuviera pasando mal y raramente me preocupo.
-¿Cuántos años tienes tú?- pregunté.
- Veintitrés.- respondió.
-Tú tienes problemas.- mencioné, lo notaba en sus ojos.
-¿Cómo todo ser humano mayor?- dijo obvio.
-Quizá, tú tienes problemas del corazón.- dije lo que pensaba, esperaba no equivocarme. El italiano medio sonrió y bebió de la copa.
