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Me removí en la cama, no podía dormir

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Me removí en la cama, no podía dormir. Solo podía preguntarme que estaría haciendo Ruggero.

-Durmiendo a su lado..- dije en un susurro.

Me quité las sábanas de encima, me coloqué las pantuflas y me levanté de la cama. Salí de la habitación con cuidado, sin hacer ruido y bajé las escaleras con cuidado porque esta oscuro. Fui hasta la cocina, prendí la luz y fui hasta la refrigeradora. Me incliné y busqué algo de comer. Estaba tan molesta que ni ganas de comer tuve y también porque negué la invitación de Lio.

Saqué una botella de yogurt de fresa, escuché como alguien tosía y yo volteé. Cerré la puerta y miré a Ruggero.

-¿No podías dormir?- preguntó.

Estaba vestido con una camiseta marrón y unos pantalones de chándal. Yo llevaba un pantalón largo de flores junto a un crop top de color rosa.

-¿Y tú?- pregunté.- No dejes sola a tu esposa.- dije. Busqué un vaso, lo dejé en la barra y me serví el yogurt.

-Mi ex esposa.-me corrigió.

-Como sea.- dije y me encogí de hombros.

Llevé el vaso a mi boca, sentí un par de manos en mi cintura, bajé el vaso y lo dejé nuevamente en la barra.

-Yo estoy en otra habitación, Cande está en la mía.-me explicó.

-¿Me estás dando explicaciones?- pregunté sin mirarlo.

-No me dejo dárselas.- respondió.

Me volteé y lo miré, estaba tan cerca. Solo esperaba que esto no terminara con un "no" en sus palabras, como siempre lo hacía.

-¿Qué hago ahora?, dime.- mencioné, subí mi mano hasta su mejilla.

-Te pido tranquilidad, ella solo vino a hablar sobre el divorcio. Lo firmaremos y ya, pero debe entender.- dijo casi en un susurro, mientras me daba caricias en mi espalda baja.

-Yo entiendo, a pesar de lo testaruda que soy. Entiendo lo que quieres decir.- dije, pasé mi otro brazo por su cuello y seguí acariciando su mejilla.- ¿Qué te dijo?- pregunté.

-Nada, pero sé que piensa muchas cosas.- respondió y negó moviendo la cabeza.

-Bueno, desde mañana tendré que fingir ser tu asistente.- dije con pesar.

-No es necesario, solo acompáñeme a donde tengo que ir.-mencionó y yo sonreí.

-Eso suena mejor.- dije asintiendo. Él sonrió, se inclinó hacia mí y posó sus labios sobre los míos.

-¿Rugge?- escuchamos la voz de Candelaria y ambos nos separamos.

Ruggero me hizo una seña para que me quedara quieta y él salió de la cocina. No puede ser tan difícil, ¿Cierto?

*

*

Me levanté temprano, no había podido dormir tranquila pero no quería estar más en la cama. Solo pensaba en la maravillosa tarde de ayer, que lastimosamente fue arruinada por la llegada de Candelaria.

Definitivamente me sentía como una intrusa, mal sentimiento. Yo era una intrusa. Tomé un baño y me vestí con una falda larga de lunares blancos, una blusa de tirantes negra y sandalias negras de tacón alto. Planché mi cabello y me hice una media cola que decoré con un lazo negro. En mi cuello puse un collar largo de bolitas blancas.

Salí de la habitación, todo estaba silencioso. Bajé las escaleras y fui hasta la cocina. Una sonrisa se escapó de mi boca al ver una espalda ancha. Me acerqué sin hacer ruido y rodeé su cintura con mis brazos. La taza cayó de sus manos, pero no se rompió. Solté una risa y lo solté. Él volteó a verme y yo sonreí.

‐¿Qué haces despierta tan temprano?‐ preguntó Ruggero y empezó a limpiar la barra con un papel toalla.

‐No podía conciliar el sueño, así que me levanté. ¿Qué tienes que hacer hoy?‐ mencioné mirando todos sus movimientos.

‐Solo tengo ensayo, no te preocupes. No es necesario que me acompañes.‐ respondió.

¿Y quedarme con Candelaria?, ni que fuera cuerda.

‐No, no, quiero acompañarte.‐ dije y acaricié sus brazos. Él me miró fijamente y yo le sonreí.‐ Hey, me parece tonto que te pongas nervioso.‐ me burlé.

‐Yo no estoy nervioso.‐ negó, le miré con cara de no te creo nada, él rió y negó moviendo la cabeza.‐Te ves muy linda.‐ comentó y yo toqué mi falda.

‐Gracias, ¿Me veo asistente?‐ pregunté curiosa y puse mis manos en las caderas.

‐No.‐ respondió y yo bajé los brazos decepcionada.

‐Bueno, primer intento fallido.‐ respondí e hice un puchero, pero luego sonreí y atrapé su cuello con mis brazos.‐ Usted, debería ir a alistarse. Se le va a ser tarde, señor Pasquarelli.‐mencioné y acaricié su mejilla.

Ruggero se acercó y rozó su nariz con la mía, posó sus manos en mi espalda, cerré los ojos y esperé algo más, pero solo sentí sus labios en mi mejilla.

Lo miré a los ojos y él sonrió.

‐Tienes razón.‐ dijo y me soltó.

Salió de la cocina y me dejó sola ahí.

*

*

Cuando Ruggerito bajó, esta vez venía con un niño en brazos y con Candelaria.

Paren... ¡¡¿Un niño?!! Me sacaré las dudas.

-¿Quién es este lindo? –pregunté haciéndole muecas al niño.

Era realmente muy lindo.

-Mi sobrino, Benjamín–respondió Candelaria rápidamente.

Bueno, eso me deja más tranquila,

Sentarnos los cuatro en una misma mesa, fue algo incómodo. Algo no, mucho. Una vez más, me sentía como una intrusa. Cande y Ruggero no podían hablar frente a mí, sus actitudes lo decían.

‐Ay, pero que lindo sobrino tienes.‐mencioné al ver como él comía solito, manchándose y todo.

‐Y tú, ¿Tienes familia aquí?‐ preguntó Candelaria de manera curiosa.

‐Bueno, mi padre está en Japón.‐ respondí y me encogí de hombros, mientras revolvía la fruta de mi plato.

‐¿Tu madre?‐preguntó otra vez.

‐Cande.‐ advirtió Ruggero.

‐¿Qué?, solo quiero conocerla.‐se defendió ella.

‐No, no te preocupes.‐ mencioné negando.‐ Esta bien, mi mamá está en mi casa. Llegué de México hace unas semanas y nada.‐ respondí.

Tomé mi vaso de jugo y me concentré en desayunar. Sus preguntas quedaron ahí, gracias a Dios.

Vaya que resultaba incómoda hablar con esa mujer

.

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Hoooola, hay un problema con mi computadora, estoy en la casa de mi amiga ahora usando la suya. Espero poder arreglarla pronto :)

Perdón por la tardanza y muchisimas gracias por leer.

Espero sus comentarios!!!

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