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-Lo menos que quiero es hacerte sentir mal.-dije y me crucé de brazos.- Ruggero, prometo que voy a dejarte en paz y no te voy a presionar más. No te voy a buscar más, no te voy a rogar amor, no quiero que seas mi amigo, ni mi conocido. No va a ver más besos apasionados, nada más, adiós.- dije, me di media vuelta, y avancé un par de pasos.

-Espera, Karol. ¿Te vas sola?, déjeme llevarla a casa.- dijo él y yo volteé a verlo.

-Angie está esperándome.- dije señalándo donde Angie se entretenía con los otros chicos.- ¿Sabes a dónde me gustaría ir?- pregunté, Ruggero me miró pero no respondió.- A un lugar dónde no existiera ni el pasado ni el futuro, ahí me encantaría ir contigo. A casa, me voy con Angie.- dije y me di la vuelta. Fui hasta mi mejor amiga. -Nos vemos chicos, espero verlos pronto.- mencioné con una sonrisa.- Vamos, Ang.- le dije a mi amiga.- Suerte en la nueva temporada.- deseé y no esperé sus respuestas, agarré a mi amiga del brazo y la jalé.

-¿Y? ¿Hiciste lo que tenía que hacer?- preguntó mi amiga.

-Créeme que si lo hice.- respondí sin dudar.

*

Última llamada para los pasajeros del vuelo 323 con destino a Distrito Federal, México...

Habían pasado pocos días desde la última vez que vi a Ruggero en Buenos Aires, como imaginé y pensé, Ruggero no me llamó ni nada por el estilo. Él viajo por Europa junto con el elenco, hoy lo vi por televisión, en algunas entrevistas, y solo pude estar feliz de que fuera tan exitoso. Si él estaba tranquilo, yo también.

Ese era el plan, no lastimarnos.

Cuando el volviera a Argentina, yo ya estaría en casa. Quería pasar la Navidad con papá, como era costumbre. Solo los dos, porque mamá y mi hermano se iría con su familia.

Angie me acompañó, también extrañaba a su familia en México y era una buena oportunidad para visitarlos.

Me acomodé en mi asiento y abroché el cinturón. Miré mi iPhone, ya pedían que lo apagara.

Felicidades, que te vaya bien.

Y lo mandé, apagué el teléfono y miré hacia la ventanilla.

-¿Estás bien?- me preguntó Angie.

Volteé a mirarla y sonreí.

-Sí, solo quiero llegar a casa y abrazar a mi papá.- respondí, Angie me sonrió y me dio una pequeña caricia en la cabeza.

*

*

-Creí que no querías saber más de él.- dijo Angie, volteé a verla y le sonreí.

Regresé la mirada a la computadora y miré la foto que Ruggero había publicado.

-Solo quería saber si estaba bien y creo que tomé la decisión correcta al despedirme de él.- dije, me levanté de la silla y me acosté en mi cama, al lado de mi amiga.

-Ya que soy tu mejor amiga, me siento obligada a darte un consejo.- dijo y yo la miré.- Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes. Tú no eres tímida y menos una cobarde.-dijo.

-Gracias.-mencioné por sus palabras.

-De nada.- dijo sonriendo.- Nos vemos mañana.-me dijo. Se levantó de mi cama y yo la seguí.

-Feliz Navidad.- dije.

-Feliz Navidad, amiga.- respondió Angie.

Nos dimos un abrazo fuerte, Angie agarró su bolso y salió de mi habitación, dejándome sola.

Estamos Locos |Ruggarol|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora