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Bostecé cansada, levanté la cabeza y miré a mi alrededor.

Me sentí confundida por unos segundos, pero luego recordé que estaba en el departamento de Ángela. Suspiré profundamente y dejé mi cabeza caer contra la almohada. Me levanté y quité las sábanas, me calcé las pantuflas y salí de la habitación. Froté mi ojo y bostecé. Escuché risas y me di cuenta que en la sala estaba Angie y...

-¿Ruggerito?- mencioné sorprendida.

-Bueno, yo los dejo solos.- dijo Angie, se levantó del sofá y caminó hacia mí. -Tengo que hacer algunas cosas, regresaré en algunas horas.- dijo, me guiñó el ojo y la miré confundida.- Suerte.- dijo en voz baja y salió del departamento

Angie nos dejó solos, apropósito y eso era obvio. Ella no tenía nada que hacer, harta ociosa. Bueno, ella solo quería ayudar.

Ruggero y yo nos miramos, lo vi levantarse del sofá. Llevaba puesto un polerón gris marca nike, jeans grises y zapatillas negras.

-¿Cómo....?- quise preguntar.

-Llamé al celular y tu amiga me contestó. Ella me dio la dirección.- contestó antes de que formulara la pregunta.

Asentí.

-Es bueno saber que tengo privacidad aquí.- dije sarcásticamente.- ¿Te molestaría esperarme?, mira las fachas con las que estoy.- mencioné.

-No, no, claro que no. Yo puedo esperar.-me dijo y yo asentí.

-Bien, no tardo.- dije, pero sabía que mentía.

Entré a la habitación y usé el baño privado. Siempre tardaba mucho en arreglarme, no sería la excepción pero trataría de no hacerlo esperar mucho. Tomé una ducha rápida, luego me vestí. Arreglé mi cabello en una sencilla cola, me maquillé un poco, labial durazno, brillo, delineé mis ojos de negro y algo de rubor. Me senté en la cama y me puse las sandalias blancas de tacón. Agarré un collar y salí de mi habitación.

-Lo siento, ¿Te hice esperar mucho?- pregunté mientras caminaba y trataba de abrochar el collar.

-No, está bien.- respondió.- ¿Quieres desayunar?- preguntó.

Por fin pude abrocharlo y lo jalé para acomodarlo. Miré a Ruggero y asentí.

-¿Invitas tú?- pregunté.- Sería el almuerzo, ya es muy tarde. He dormido mucho.- dije al ver la hora el mi iphone.

-Por supuesto que invito.-respondió.

-Bien, igual no tengo ni un peso.- respondí y él rió negando con la cabeza.

*

*

-Bien, ¿Me dirás?- preguntó Ruggero.-Ya comió, tiene su postre enorme ahí. Ahora dígame porque se fue sin decir nada.- mencionó.

Estamos Locos |Ruggarol|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora