-Bonita, espera- oí detrás de mí a Ruggero, pero yo seguí mi camino.
Salí de la casa al jardín, iba a seguir ignorándolo pero agarró mi brazo y no tuve nada más que hacer, que voltear a verlo.
-¿Qué paso?- preguntó.
-Está loca, está loca esa mujer, Ruggero.- respondí. Él bufó.
-¿Qué te dijo?- preguntó.
-Empezó a decirme un montón de cosas, como que no le veríamos la cara de tonta. Tengo muchas cosas que decirle pero agradece que me mordí muy duro la lengua porque si no, no hay quien me pare.- advertí.
-No le haga caso.- pidió.
-Esa mujer está loca. No, no me pidas eso.- dije hablando rápido, tenía los nervios de punta.-Si tú me aceptaste en tu casa fue porque eres un buen hombre y querías ayudarme, lo que paso después fue inevitable. ¿Cierto?, yo no busqué nada de esto. Solamente paso, yo no destruí algún matrimonio aunque ella este insinuando ese tipo de cosas. Empezó a tratarme mal, a insultarme y eso a mí no me gusta.- reclamé y negué con el dedo.
-Bonita, bonita, usted no destruyó nada. Esto ya estaba destruido desde antes que te conociera. Cande fue la que me pidió el divorcio, no entiendo su actitud.- me explicó.
-¡Yo si lo sé!- exclamé.- Es como dice el refrán, nadie sabe lo que tiene hasta que se lo lleve la corriente.- mencioné y Ruggerito entrecerró los ojos en un gesto de confusión y luego negó moviendo la cabeza.
Posó sus manos en mis mejillas y me miró fijamente.
-Bueno, bueno, el caso es que ustedes no pueden estar discutiendo. No digo que sea su mejor amiga, pero evita las discusiones con ella. ¿Sí?-pidió y yo asentí con gesto triste. -Sonrisa, sonrisa. ¿Quieres ver una película con Benjamín?- dijo y yo sonreí asintiendo.
Ese pequeño era adorable y Ruggero lo quería como si fuera parte de su familia.
*
*
Me levanté un poco tarde esta vez, el no haber dormido lo suficiente un día anterior me afecto y se me paso lo hora. Me vestí con un polo largo y suelto, unos leggins de rosas rojas y tacones negros. Dejé mi cabello en rizos y me puse una vincha roja tipo turbante. Salí de mi habitación y bajé las escaleras.
-¡Ruggero!- llamé mientras bajaba las escaleras.
Mi sorpresa fue mucha al ver a Candelaria con el pequeño Benjamin, lo extraño no era eso, eran las maletas.
-Ruggero no está.- dijo al verme y cerró su bolso.
-¿Qué haces?-pregunté.
-¿Qué te importa?- respondió pero nada alterada, estaba tranquila.
-¿Qué? ¿Te vas?- pregunté.
-Sí, me voy. ¿Estás contenta?, me imagino que si.- mencionó esta vez con mala manera.
-¡No!- exclamé.- Estas loca, mujer.- le dije.
Ella no tenía por qué irse y menos por mi culpa. Porque era mi culpa.
-Ya, ya, Karol. No te vengas a hacer la buena conmigo.- mencionó y tomó al bebé en brazos.
Fui rápida, agarré su bolso y jalé una de sus maletas conmigo.
-No, no, tú no puedes irte.- le dije a Cande.
-¿Qué haces?, devuélvame mis cosas.- exigió.
-No, no te vas. No puedes irte, no voy a dejar que le hagas esto a Ruggerito.- me negué.
-Yo hago lo que me da la gana.- respondió ella.
-No, no vas hacer lo que quieras. Ruggero está feliz con tu sobrino aquí y tú te quieres ir. Él se va a poner triste cuando sepa que te fuiste y ni si quiera dejaste que se despidiera.-mencioné.
-Tú no tienes ni idea, ¿verdad?- dijo y yo la miré confundida.- Lo he notado, la manera en que se miran. Sé que hay más de lo que ustedes aparentan, pero no me siento traicionada porque desde hace mucho tiempo entre él y yo no hay nada... pero eso no quiere decir que no me duela.- me dijo y me sentí mal por ella.
- Esta es tu casa y si el problema soy yo... bien, me voy. Pero quédate, ya no lo hagas por ti, hazlo por él .- dije, acaricié la mejilla de su sobrino y sonreí.
*
*
Terminé de arreglar mis maletas, mi bolso en el brazo y una maleta en cada mano. Bajé las escaleras, miré la casa y abrí la puerta para irme.
-¿Qué estás haciendo?- escuché, volteé y miré a Candelaria.
-Me voy.-respondí.
-¿A dónde te vas?- preguntó otra vez.
-Me voy, me voy de esta casa, de este mundo y me encantaría irme del planeta tierra.- respondí.
-¿Ahora te vas? ¿Así sin decir nada?- preguntó y yo rodé los ojos y solté un suspiro.
-Solo, dile a Ruggerito que gracias. Nada más, despídeme del bebé.- dije, salí y cerré la puerta.
Caminar y caminar y claro un par de llamadas a mi mejor amiga me hizo llegar a mi destino luego de media hora.
-Bienvenida a la residencia Álvarez, querida amiga.- dijo Angie dejándome pasar a su departamento.
No me quedó otra más que ir a buscar a mi amiga.
-Gracias. De verdad, que linda.- respondí jalando mis maletas hasta adentro.
Angela dejó su bolso en la mesa del comedor y se acercó a mí.
-Basta, basta, eres mi hermanita. ¿Recuerdas?- respondió y yo asentí.
-Gracias.- mencioné.
-Basta, si me sigues agradeciendo te mando a limpiar el baño.- amenazó Angie y yo reí.
-Bueno, te limpio el baño si quieres y te ordeno tu habitación. Eso es fácil de hacer, supongo.- mencioné.
-Ni para eso sirves.- dijo riendo y yo la miré ofendida.
-Ere cruel, amiga.- dije y ella se siguió riendo.
-Bueno, tienes que contarme todo y con detalles. ¿Te besaste con el actor ese?- preguntó.
Angie, tan directa como siempre.
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POR FIN ARREGLARON MI COMPUTADORA. ESPERO PODER SUBIR EL CAPÍTULO PARA EL LUNES O MARTES.
MUUUUUUUCHAS GRACIAS POR LEER Y ESTARE ESPERANDO SUS COMENTARIOS QUE LES GUSTO O QUE NO LES GUSTO.
BUE DÍA!
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Estamos Locos |Ruggarol|
Fanfic"Ella era hermosa, pero no como esas chicas de las revistas. Ella era hermosa por la forma en que pensaba. Ella era hermosa por esa chispa en sus ojos cuando hablaba de algo que amaba. Ella era hermosa por su habilidad de hacer sonreír a otras perso...